El corsódromo de Gualeguaychú se llenó de jetones en el mediodía del viernes 5. Con la sola ausencia de Adolfo Rodríguez Saá y de Jorge Sobisch, el resto de los gobernadores nacionales y los intendentes dijeron presente a la convocatoria pseudo ambientalista del presidente Néstor Kirchner. Mientras que en el otro lado del charco, su colega Tabaré Vásquez dejaba entrever que resultaba risible esta súbita fobia argentina, dado que su vecino no se destaca precisamente por ser ecologista. Entre los presentes, se vio al gobernador bonaerense Felipe Solá acompañado por el jefe de gobierno porteño en ejercicio Jorge Telerman. Esto resulta bastante risible, dado que en los distritos que ambos regentean existen focos de contaminación de larga data. Solá en su gestión casi nunca se dio por aludido ante el acuciante drama del Riachuelo y del Polo Petroquímico Dock Sud, mientras que el antecesor del porteño, Ibarra, se preocupó más por embellecer la Capital Federal para el turismo que darse de lleno a los problemas mencionados.
Por detrás de tanto frenesí celeste y blanco, y de la arrobada estampa de Cristina Fernández de K cantando el himno con una mano en el corazón, se levanta la niebla de un gobierno efectista que sólo apuesta a los citados golpes de efecto que a la solución concreta de sempiternos dilemas acuciantes como el desempleo o la inflación.
Cuando la escandalosa brecha entre los sectores de mayores y menores recursos se sigue agrandando, hace meses que el oficialismo no puede salir del atolladero en que derivó el diferendo con Uruguay. Lo altamente ridículo de la citada convocatoria, radica en que jamás en las últimas décadas democráticas una cuestión de polución ambiental fue nacionalizada de esta forma a límites indecibles. Pues nunca una administración movilizó tanto aparato en el tema de las napas contaminadas de Ezeiza, como los estragos causados por el PCV, o por los casos mencionados más arriba. Como ateniéndose a una cuestión pendiente, los medios de prensa atosigaron las pantallas con la cuestión del Riachuelo para por lo menos balancear la cosa mientras Kirchner se desgañitaba por posar más ecologista que Greenpeace.
Por eso, resulta altamente estúpido convocar a una cruzada ambiental contra Uruguay, cuando nunca se obró para prevenir los desastres provocados por las papeleras nacionales como tampoco se hizo y se hace nada por sanear la cuenca del Riachuelo y el Polo prosigue enviando al aire sus desechos tóxicos elevando en la zona los casos de cáncer.
Las denominadas madres de las torres, ubicadas en las cercanías de la planta de coque, nunca se sintieron apoyadas por ninguna movilización oficial, al tiempo que sus hijos siguen padeciendo los estragos de la desidia estatal y provincial.
Pero por lo visto, a los concurrentes al acto dibujado no parece importarles demasiado.
La exposición sin exposición
Esta semana se dio uno de los sucesos más vergonzosos de la era K, relacionado con la exposición que el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, hizo en el Congreso de la Nación. Más allá de que la presentación fue extemporánea -ya que debía hacerlo hace un año-, Fernández evitó responder sobre cuestiones de real interés nacional y aprovechó para ensañarse con la oposición.
En su diatriba, que duró casi cuatro horas, el funcionario recordó que muchos sectores criticaban al presidente Néstor Kirchner por su estilo confrontativo. "Nos decían que el Presidente debía dejar de pelearse, pero no se puede hacer una Argentina pactando con los que fueron los responsables de la miserabilidad nacional. En estos tres años tuvimos que confrontar una y mil veces con sectores del poder que corporizan distintos intereses (...) En un país que está preocupado de la mejora de la calidad institucional, pese a todo lo que se dijo, fue el Gobierno que corrigió la Corte Suprema y el que ha hecho la defensa de los derechos humanos a ultranza como bases del funcionamiento de una buena sociedad".
Mientras la oposición se sintió desilusionada por las evasivas, Fernández habló de los logros en materia económica. "La Argentina es protagonista de un sostenido crecimiento sin igual desde 2003 con un 9 por ciento anual”. Radicales, peronistas díscolos, políticos centroizquierdistas, legisladores del ARI y del Pro de Mauricio Macri, coincidieron en sus críticas al Jefe de Gabinete y el impedimento a las repreguntas que le permitió eludir cuestiones ríspidas. En declaraciones reproducidas por DyN, Elisa Carrió aseguró que "no me presto más al circo (...) Es posible el debate cuando hay diálogo y cuando manejan bien el castellano. Ayer estábamos frente a un discurso de campaña menor".
Lo cierto es que Fernández no habló de algunos de los temas que más preocupan a los legisladores y a la población en general: petroleras, distribución del ingreso, planes sociales, fondos de Santa Cruz, la creciente cantidad de decomisos de drogas y la hostilidad contra Uruguay.
Según diario La Nación: "También fue criticada la 'poca precisión' con la que Fernández contestó los pedidos de transparencia presupuestaria. 'El ministro dijo que algunos tienen que estudiar Derecho, pero él tiene que estudiar economía. No explicó sobre los 10.000 millones de fondos fiduciarios que no figuran en el Presupuesto y otros 7000 de compensaciones a los bancos. Tampoco dijo por qué el poder adquisitivo bajó un 25 por ciento en su gestión', se enojó Claudio Lozano (CTA-Capital).
Más allá de las críticas, hubo consenso sobre la oportunidad perdida. 'Hace un año le venimos pidiendo [a Fernández] que venga, y cuando viene no estamos. Yo que él, vengo todos los días; me hago un picnic', afirmó uno de los diputados peronistas díscolos, ante las llamativas ausencias de Macri y Roberto Iglesias (UCR) en el debate de anteayer.
La 'liberación' por parte del país del control de algún otro organismo internacional, tal como hizo con el FMI al cancelar la deuda. Los principales acreedores que le quedan a la Argentina son el Banco Mundial, el BID y el Club de París".
Lo sucedido con Alberto Fernández es una postal de cómo es la concepción del Poder desde el kirchnerismo y cuáles serán las pautas a futuro en lo que a rendición de cuentas respecta. "Nadie tiene interés en rendir cuentas y el poder lo siguen manejando cuatro tipos. Antes los negociados se repartían, ahora se quedan todo este grupete de privilegiados", dijo a estos periodistas un legislador indignado por la exposición referida. La impunidad es tal, que los números presentados por el Jefe de Gabinete ni siquiera coinciden con los oficiales manejados desde el Gobierno y nadie dio cuenta de ello.
Concluyendo
Mientras los medios más importantes hablan de temas como la feria del libro o el control de precios del Gobierno, lo más escandaloso pasa inadvertido para la sociedad. El creciente poder de Julio De Vido, las conocidas coimas de la obra pública nacional, el poder acumulativo del "sicario K" Rudy Ulloa Igor, la multiplicación diaria de envíos de droga al exterior, las irregularidades en los "negocios" chubutenses, los evaporados fondos de Santa Cruz y demás.
Pan y circo, hoy más que nunca...
Christian Sanz y Fernando Paolella