Julio Humberto Grondona asumió la presidencia de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) hace 40 años, el 6 de abril de 1979, tras una intervención militar, y dejó el cargo… al morir.

Su ascenso al máximo sillón de la calle Viamonte y su salida luego de 35 años de ejercicio del poder sólo a instancias de su deceso calibran el perfil de su liderazgo.

Cuatro décadas después de su primer día como titular de AFA y cinco años después de su muerte su mandato sigue plenamente vigente:

* Porque la AFA estuvo casi tres años acéfala incluyendo un papelón mundial con una votación 38 a 38 cuando votaban 35 dirigentes.

* Porque no hubo renovación dirigencial porque el viejo armado político diseñado por él para controlar las votaciones y perpetuarse en el poder le sirvió a Claudio “Chiqui” Tapia tomar el control del fútbol.

* Porque se mantiene la estructura de categorías sin poder desarmar el engendro de haber hecho ascender a 10 equipos a la primera división.

* Porque no se modificaron sustancialmente las categorías de ascenso como el Nacional, la B Metropolitana, y las categorías “C” y “D”.

* Porque durante su mandato se ganó un Campeonato del Mundo como visitante, se fue subcampeón en Brasil, y se obtuvieron múltiples títulos con los juveniles, mientras la nueva conducción aún no pudo ni tan siquiera nominar a un técnico.

*Porque existe el predio de Ezeiza por su impulso y no se proyectan nuevas obras.

* Porque el nuevo fútbol codificado y pago se montó sobre la misma estructura del “Fútbol para Todos” que le entregó al kirchnerismo.

* Porque había sido el impulsor de la inclusión del juego on line en las apuestas deportivas y tras su muerte nada avanzó.

* Porque A favor de su capacidad política, desde la AFA Grondona pasó a dominar la FIFA desde la estratégica vicepresidencia que le permitía el manejo de las finanzas. Muchos aseguran que su muerte lo salvó del “FIFA Gate”. En lo deportivo, desde ese lugar el fútbol sudamericano se aseguró cuatro plazas para los mundiales y casi una más jugando un repechaje con Oceanía.

Estos hechos son una resumida descripción de la presidencia de Grondona en la AFA -y seguramente existirán mucho más hechos relevantes-, más de ninguna manera significan un juicio de valor. Cada cual hará la evaluación de cada punto.

También fue autor de frases célebres. “Todo pasa”, inscripta en un anillo que portaba siempre, era su distintivo. Pero una de las más controvertidas por su significado era: “Yo no tengo el poder, a mi me lo dan”… Algunos decían que “no había otra más que dárselo”.

Desde su muerte el fútbol argentino intenta encontrar un nuevo rumbo y está sumido en luchas intestinas que no le permiten desarrollarse, a punto tal que se entregó la “Final de la Historia Mundial” entre River y Boca por la Copa Libertadores para que se jugara en Madrid.

Grondona cosechó casi igual número de detractores como de defensores. Con una diferencia: quienes lo criticaban salían a viva voz a decirlo con palabras que rozaban el insulto; los otros eran muchos más prudentes se cuidaban de hacerlo en público. Muy pocos eran quienes ponían el pecho por él.

A 40 años de aquel día que lo entronizó la sensación es que su legado, para bien o para mal, perdurará por mucho tiempo. Roberto Pico