El gran George Washington se equivocó tal vez en el año 1790 al decidir el lugar donde se emplazaría la capital de la Federación, y que hoy se conoce como Washington D.C. La elección recayó en un terreno pantanoso, con suelo movedizo, pajonales y muy húmedo. Estaba ocupado mayormente por ciénagas. Aún hoy en día los veranos aquí son agobiantes por la humedad reinante. Últimamente parece ser que de la profundidad de estos pantanos están surgiendo personajes siniestros de la actual política norteamericana, seres horribles que tratan maléficamente de influenciar la democracia más grande del mundo y que nos traen a la mente personajes mitológicos malignos, como los minotauros, monstruos con cuerpo de hombre y cabeza de toro o los dragones negros, de gran tamaño y muy astutos que escupen acido como método de ataque o también los dragones verdes, que poseen gran inteligencia y maldad y les encanta perseguir a sus presas. Son crueles y disfrutan con la agonía de sus víctimas. Luego tenemos a Lamia como personaje femenino mitológico griego, de potente belleza, cabellera negra cuya particularidad es la de cambiar de forma, poder predecir el futuro y utilizar brujerías.
Es además metamorfa, puede desprenderse de su piel de serpiente y tomar la forma de una mujer joven, impecablemente hermosa y peligrosa. Y sí, hoy encontramos seres similares ocupando bancadas en el Senado y en la Cámara de Diputados. Se ve que los pantanos, ciénagas aún no han sido eliminados del todo en Washington D.C.
El giro radical hacia la izquierda, hacia políticas netamente de carácter socialista que ha sufrido el tradicional y centrista Partido Demócrata es difícil de comprender. Una muestra de esta dramática transformación la encontraremos en la lista provisoria de candidatos que ha presentado el partido para las elecciones presidenciales del año próximo. La mayoría de ellos, mejor dicho de ellas, por la gran cantidad de candidatas femeninas, suscriben al demencial proyecto del “New Green Deal” cuya implementación de acuerdo al analista político Ben Stein “haría que la gran depresión que sufriera el país, allá por los años 30, apareciera como un simple picnic”.
La promotora principal de esta revolución socialista, “una revolución profunda que ya ha comenzado en este país”, como lo confesara a viva voz el veterano senador demócrata, Edward Markey, es la nueva versión de la mujer maravilla de los tradicionales comics norteamericanos, que ha eclipsado el clima político de la capital norteamericana. Se trata de la joven diputada, de tan sólo 29 años , la más joven en la historia de los EE.UU, Alexandra Ocasio Cortez, conocida ya como AOC, para simplificar su nombre. Fue elegida pocos meses atrás como diputada del distrito 14 de la ciudad de Nueva York, con la apabullante cifra del 78 % de los votos emitidos, derrotando al candidato republicano Anthony Pappas envuelto en escándalos de violencia doméstica. Es considerada hoy en día como la sucesora del viejo candidato a la presidencia, el marxista Bernie Sanders, ex rival de Hillary Clinton en las últimas elecciones. De tener ya 35 años, la edad mínima prevista por la Constitución para presentarse al cargo de la Presidencia, Ocasio Cortez integraría seguramente el primer puesto entre los futuros candidatos presidenciales. En tan sólo un año pasó de ser camarera en una taquería en Manhattan, a ser la estrella mediática y política del país. Su vida vale ya 10 millones de dólares, que es la suma que Netflix ha invertido en la realización de un documental dedicado a ella.
La nueva mujer maravilla de la política norteamericana es el ídolo de los millenials que ven ingenuamente al socialismo como la cura de todos los males que aquejan a su país. Latina, nacida en el pobre barrio neoyorquino de Bronx, el padre fallecido de cáncer cuando ella era muy niña, su madre, de origen portorriqueño, para mantener la familia hacia limpiezas en varias casas vecinas, y ella misma se ganaba la vida como camarera en una taquería de su barrio, hasta que lograra su asiento como diputada por el distrito 14 de Nueva York. Representa en primera línea el ala más radical de su partido. Es militante feminista, ambientalista, con su caballito de batalla el llamado New Green Deal.
¿Y en qué consiste este proyecto cuya denominación rememora el otrora New Deal de Franklin D. Roosevelt para luchar contra la gran depresión que azotó los EE.UU? El New Green Deal de Ocasio, apoyado por la mayoría de los candidatos demócratas a las elecciones presidenciales del año próximo, prevé un control total y completo de la economía por parte del Gobierno Federal. Se impondría la eliminación de las fuentes de energía provenientes del gas y el petróleo. Se revisarían y se derribarían, de ser necesario, todos los edificios habitacionales que no puedan utilizar las fuentes futuras de energía, o sea la solar o la eólica. Tan sólo estos dos proyectos de ser realizados llevarían al país a una crisis económica inimaginable. Se impondría un impuesto de hasta el 70 % para los ingresos mayores de 10 millones de dólares anuales, propuesta apoyada por toda el ala radical que domina al Partido Demócrata hoy. Además se plantea la apertura absoluta de las fronteras, la eliminación de la Policía Fronteriza, conocida por sus siglas en inglés ICE, la gratuidad de las universidades y de la salud pública.
El New Green Deal, que llevaría el país a una segura bancarrota económica, contiene también proyectos tragi-cómicos, como aquél de eliminar la existencia del ganado vacuno porque con sus emisiones de gases las “vacas pedorreras” contaminan peligrosamente el medio- ambiente. Entonces adiós para los norteamericanos a las hamburguesas, a los tradicionales barbecues y. . . ¿la leche para los niños de dónde vendría? Nosotros, mientras tanto, seguiremos apostando a las “vacas pedorreras” en nuestras latitudes. Ya hoy en día el alcalde de Nueva York, un simpatizante sandinista y militante de la izquierda radical, ha ordenado que en los comedores de las escuelas públicas de la ciudad sirvan a los niños sólo una vez a la semana carne. ¡Pobrecitos!
Y para terminar con la locura de este peligroso movimiento del radical chic norteamericano, mencionemos un punto que le es muy caro a la Ocasio, el control de natalidad con rasgos fascistas, desenterrando las teorías neo-malthusianas que, como somos muchos los habitantes en la tierra, l0 mil millones para el año 2050, no tengamos más hijos y así salvamos al planeta, y como ella misma lo formula, “los jóvenes deberían hacerse la pregunta si es justo continuar a tener hijos”. Alejandra Ocasio Cortez, la Mujer Maravilla va aún más lejos al apoyar decididamente a aquellos senadores demócratas de su movimiento ( 6 de ellos son candidatos firmes a la presidencia) que bloquearon en el senado un proyecto de ley llamado “Born–Alive Abortion Survivors Protection Act“ que buscaba evitar que en el país se practicara la atrocidad del infanticidio, es decir que mujeres embarazadas después del parto puedan decidir con el médico si dejar al recién nacido con vida o no. Uno de los promotores de este macabro proyecto es el actual gobernador del Estado de Virginia Ralph Northam que en un comentario emitido el 30 de enero de este año afirmó, sin la más mínima verguenza: “Cuando un bebito llega a nacer – se lo mantiene en forma confortable y entonces la familia, la madre decide si el baby vivirá o morirá; esto después de una discusión entre la madre y el médico”. Esto en nuestra cultura occidental, cristiana se llama simplemente asesinato. En Nueva York, ya se estaría practicando. Pero la mayoría de la población norteamericana, de acuerdo a encuestas serias, estaría en un 71 % definitivamente en contra, y tan solo el 25 % estaría a favor. Este proyecto de ley, tenebroso, impulsado por los candidatos demócratas debería ser un signo de alarma de la moralidad obscena que hay detrás de todo el movimiento Green New Deal.
“Seamos realistas, pidamos lo imposible“, es una frase de uno de los tantos grafitis más populares que acompañaron la revuelta del mayo francés del 1968. Una revuelta que les encanta aún hoy en día a los progres y a los millenials norteamericanos envueltos en un nuevo mayo francés, el New Green Deal de Alexandra Ocasio Cortez. Quieren más y más Estado, cambiar de raíz la educación, no más fronteras, controlar la alimentación, etc. etc. etc. En realidad de todo un poco, pero con un envoltorio light y multicolor y multiétnico, sin los mitos de las pancartas del mayo francés con fotos de Mao, del Che Guevara, de Ho-Chi-Min y otros asesinos seriales. La narrativa progre que sufrimos actualmente es como una puerta giratoria por donde entran y salen los sospechosos e hipócritas de siempre, ese pequeño grupo bien organizado que disfraza su condición individual con relatos colectivos, populistas, con el apoyo de una gran parte de una prensa militante, que no cumple con su misión verdadera, la de informar, creando la doctrina de lo políticamente correcto, una especie de pensamiento único dictatorial al que hay que someterse a la fuerza, impidiendo que nadie pueda recorrer sendas libertarias sin ser tratado como un proscrito. Esta interpretación revisionista de la historia es peligrosa, degradante y orwelliana ¡Seamos realistas, pidamos lo imposible!