Fue en Tucumán el día sábado 16 de agosto del 2014. Eran recién pasadas las 18 horas cuando la camioneta Ford EcoSport patente KNX 305 chocó de frente con una motocicleta pequeña en la que viajaban Víctor Sabino Ledesma de 50 años y Franco Nicolás Acosta de 18.
La violencia del impacto terminó al instante con la vida de Ledesma que quedó tendido en un basural a 20 metros del lugar. Acosta era conducido al hospital donde permaneció internado más de 20 días y dado de alta con el 60% de incapacidad para el trabajo.
La mujer que conducía la EcoSport fue llevada a la comisaría de Famaillá, donde según dijeron le realizarían un dosaje alcohólico y otras pericias ordenadas por la fiscal Adriana Giannoni a cargo de la Fiscalía de Instrucción de la VIII Nominación.
Esta noticia sería común a las que leemos todos los días, si no fuera porque la responsable de este episodio fue Adriana Mónica Romano Mazzone titular de la Defensoría de Menores, en lo Civil, Penal y del Trabajo de la III° Nominación del Centro Judicial Capital de San Miguel de Tucumán.
Nunca se conoció el resultado del análisis de alcoholemia, ni registro en los tribunales sobre el proceso judicial que le correspondería a cualquier conductor de un vehículo que hubiera provocado esta desgracia a dos jornaleros de la campaña.
El periodismo de la provincia nunca habló de este crimen, a pesar de la importancia pública del rol de esta mujer.
Los familiares del muerto ni de Acosta fueron recibidos por ningún funcionario judicial, ni recibieron cobertura alguna del seguro que se supone tenía la camioneta que conducía la magistrada.
Los gastos de remedios, prótesis, traslados y hasta el propio funeral estuvieron a cargo de vecinos y familiares de las víctimas.
Hoy en el 2019 esta funcionaria continúa con sus fueros y administrando la vida, la salud y el patrimonio de los niños de Tucumán.
Mientras tanto…los diarios siguen haciéndose eco de la pre-ocupación de los responsables de que la situación de la Justicia de Tucumán continúe tan sólo siendo una mirada.
Nota de color: Dos testigos del accidente en un audio dan fe del accidente y relatan la desesperación de la funcionaria en recuperar de su camioneta la planchita del pelo al momento de ingresar al patrullero policial que la quitó de aquella escena y la trasladó a no se sabe qué lugar.