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Restaveks, los pequeños esclavos modernos en Haití

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¿A quién le importa?
¿A quién le importa?

Haití es el país más pobre del continente americano y uno de los más pobres del mundo, razón por la cual las necesidades básicas están más que incompletas. Ausentes podría decirse. Pero de la mano de esa problemática aparece, aceptado por la sociedad, un drama aún mayor: los niños esclavos o la moderna esclavitud.

 

"Restavek" es un apodo que ningún chico haitiano quisiera oir. Es un término creole (la lengua criolla que se habla en Haití) que proviene del francés "rester avec" (quedarse con). Los restaveks son los niños de familias muy pobres dados a otras más acomodadas para que, a cambio de tareas domésticas, éstas les proporcionen comida y educación.

Esa es la teoría, porque en realidad la inmensa mayoría de los restaveks -niños y niñas de 5 a 11 años aproximadamente- son utilizados para las tareas más pesadas de la casa durante ocho o diez horas diarias, son mal alimentados y jamás reciben la educación prometida porque les prohíben concurrir a la escuela.

Como consecuencia de la mala alimentación, el restavek promedio de 15 años es cuatro centímetros más bajo y pesa veinte kilos menos que el promedio de los niños haitianos.

"La realidad es que a menudo son abusados física, sexual y mentalmente, además de privados de comida y sueño", según el Índice de la Esclavitud Global, difundido por la fundación contra la esclavitud moderna Walk Free (Camina Libre).

Esta fundación trabaja contra la esclavitud moderna en todo el mundo, comprometiendo a líderes gubernamentales, empresarios y religiosos, y realiza una investigación para construir la base de evidencia más completa: el Índice de Esclavitud Global.

De acuerdo a ese índice, uno de cada diez chicos haitianos es restavek, lo que ubica al pequeño país del Caribe en una incómoda posición internacional: segundo, sólo superado por Mauritania, en lo que a esclavitud moderna se refiere.

¿Qué tareas tienen asignadas estos niños? Limpiar casas, cargar con pesados baldes de agua y llevar a la escuela a los hijos de las familias que los acogen, entre muchas otras donde no se tiene en cuenta la peligrosidad, para su edad, de manipular afilados cuchillos o llaves de gas.

El informe de Walk Free cifra entre 300.000 y 500.000 a los menores en tal situación. De estos restaveks, sólo el 20% se les permite asistir a la escuela primaria y apenas a un 1% a la secundaria.

Y según información de la Organización Internacional de Migración (OIM) citada por la investigación de Walk Free, el 80% de los niños haitianos que caen en este régimen sufren de abusos físicos graves y el 30% son víctimas de abusos sexuales.

Y más aún: la inmensa mayoría de los restaveks jamás vuelven con sus familias ya que al haber salido de muy pequeños desconocen el camino o sencillamente no tiene recursos económicos como para viajar.

¿Cuál es el origen de esta práctica? Una cuestión cultural que nació en las familias muy pobres que viven en zonas rurales y que comenzaron dando a sus hijos a parientes ricos. La práctica se fue extendiendo y a través de los reclutadores intermediarios conocidos como koutchyes, se transformó en lo que es ahora.

Y precisamente porque se trata de algo arraigado en lo más profundo de la cultura haitiana, es muy difícil de combatir y erradicar. El ingreso desde el exterior de alimentos profundiza la problemática rural e impide frenar la práctica de entrega de niños.

El plan programático elaborado por Unicef para Haití fue una de las formas de luchar contra esa forma de esclavitud moderna, además del trabajo que realizan otras organizaciones como el Instituto Haitiano para la Infancia (IHE), la OIM, la organización Humanium y la Organización Limye Lavi, pero a todas luces resulta insuficiente.

Un problema básico es la falta de una regulación legal, lo que sumado a las carencias de la familia pobre para mantener a sus hijos, termina favoreciendo el sistema de restaveks.

En los últimos años las diferentes organizaciones humanitarias y el gobierno de Haití se preocuparon en hacer visible el tema. Es un paso, pero sólo eso ya que la problemática de fondo es solucionar la extrema pobreza rural, brindar elementos de trabajo para el sustento económico y romper así de raíz una esclavitud que afecta a los más desprotegidos.

 

1 comentario Dejá tu comentario

  1. ¿Y... donde están los derechosos y humanos que parece que miran otro canal, como UNICEF, ONU, OEA, FAO, TODOS HIPOCRITAS Y GENOCIDAS, estos siq eu son GENOCIDAS en la verdadera acepción de la palabra.

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