Estimado Señor Presidente, ingeniero Mauricio Macri:
El resultado de las PASO no solo debiera atribuirse a la difícil situación económica. Destacados periodistas como Luis Gasulla y destacados dirigentes como Darío Lopérfido, han expresado, mucho antes de la contienda electoral, su preocupación por la falta de predisposición de Cambiemos (hoy, Juntos por el Cambio) de llevar adelante, en términos políticos, una batalla cultural.
El kirchnerismo no fue un gobierno más, fue un régimen autoritario que se colocó por encima de las instituciones y que se preocupó por instalar una cultura populista, utilizando para ello todos los medios públicos y privados que tuvo a su alcance.
A los canales, las radios y los diarios puestos al servicio de ese régimen, se agregó la miserable utilización de la educación pública para instalar mitos, leyendas y mentiras, que se repetían y hasta hoy se repiten como verdades absolutas, y sin posibilidad de ser cuestionadas.
El régimen, en cambio, sí cuestionaba las pruebas internacionales sobre educación porque eran “estandarizadas” y porque, según ellos, lo que aceptaba todo el mundo no aplicaba a nuestro país.
El régimen falseó las estadísticas, en muchos casos, y, en otros casos, dejó de producirlas, mientras el kirchnerismo científico, con Adrián Paenza a la cabeza aplaudía fanáticamente.
La gran mayoría de los organismos de Derechos Humanos fueron cooptados por el régimen, a la par que se reivindicaba la violencia política, utilizando criterios que parecían abandonados a partir de la vuelta de la democracia, en 1983.
Toda la publicidad oficial, toda la obra del estado, por mínima que fuera, llevaba consigo el sello kirchnerista o peronista.
Las consecuencias de este anacrónico e innominado superministerio de propaganda debían ser desmontadas mediante una prédica a realizarse desde los partidos políticos democráticos, pero también desde el estado, porque el estado debe reivindicar los lineamientos republicanos, democráticos y federales que están en la Constitución Nacional. Sobre todo, si durante doce años, desde el estado mismo, se reivindicó lo contrario. Lejos de esto, su gobierno, ni siquiera se preocupó por desmontar los ejes centrales del aparato de propaganda del régimen que hoy amenaza con volver. Y, en este sentido, nos permitimos enumerar algunos ejemplos:
Desarrollo Social
El Ministerio de Desarrollo Social, por ejemplo, mantiene hoy en su fachada una imagen desproporcionada y ridícula de Eva Perón, que claramente remite a la estética fascista. Pero eso no termina ahí, porque esa imagen integra la papelería, la publicidad oficial y hasta el ploteo de los vehículos de dicho organismo. En definitiva, la ayuda social se sigue brindando en nombre de Evita. Su gobierno, Señor Presidente, hoy mismo, hace propaganda peronista. Y no creemos que sea por conveniencia, sino por un enfoque que, a nuestro criterio, desprecia equivocadamente lo simbólico.
El caso Milagro Sala
Dejando a salvo la extraordinaria actitud del Gobernador Morales, quien respaldó institucionalmente los juicios a Milagro Sala, y que soportó el vendaval político nacional e internacional que se montó por la liberación de esta señora, hay que decir que el gobierno nacional y hasta los dirigentes de peso de Cambiemos, dejaron solo al gobernador de Jujuy. Mientras el Ministro Garavano y el Secretario de DDHH, Claudio Avruj emitían ambiguas declaraciones sobre la pertinencia o no de liberar a la líder de la Tupac, la dirigencia nacional de Cambiemos eludía brindar categóricas declaraciones al respecto. Así, la propaganda a favor de Milagro Sala, presentando una victimaria como víctima, avanzaba sin dificultad, al punto de permitirle a organismos de DDHH, dentro de la propia ex Esma, realizar intervenciones artísticas en las paredes de los edificios del predio, en las que se sostenía que Milagro Sala era una “presa política”. Nuevamente, la utilización de los bienes que son de todos en beneficio exclusivo de una parcialidad.
Los 30.000 desaparecidos y los Derechos Humanos
Cuando Darío Lopérfido se animó a sostener que el número de 30.000 desaparecidos no era correcto fue escrachado y agraviado públicamente, por organizaciones fascistas que dicen defender los Derechos Humanos, y el gobierno de Rodríguez Larreta no lo respaldó. El gobierno nacional, por su parte, omitió durante varios meses entregar los datos oficiales sobre víctimas de delitos de lesa humanidad que solicitamos desde Ciudadanos Libres. Recién cuando fue denunciada esta omisión ilícita ante la Oficina Anticorrupción, la información se hizo pública, arrojando un número sensiblemente inferior de víctimas de lesa humanidad que el que sostenían algunas organizaciones sectarias. Además, dicho número engloba a las violaciones de Derechos Humanos ocurridas durante el gobierno peronista que antecedió a la dictadura militar, situación sobre la que, en general, ni Cambiemos ni el gobierno se han pronunciado en los últimos años.
Paralelamente, y con un solo voto en contra, la legislatura de la Provincia de Buenos Aires dictó una ley que obliga a sostener en la documentación oficial que los desaparecidos fueron 30.000. Dicha norma no fue vetada por María Eugenia Vidal, y solo fue cuestionada por su vicegobernador, y por la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que la consideró violatoria del derecho a la información.
Asimismo, y también ante un pedido de Ciudadanos Libres, el gobierno nacional se negó a brindar información sobre las indemnizaciones entregadas a víctimas o familiares de víctimas de delitos de lesa humanidad. Quien dictaminó contra este derecho humano, el del acceso a la información pública, luego fue instalado como titular de la Agencia de Acceso a la Información Pública, por decreto del Poder Ejecutivo Nacional, a su cargo.
En definitiva, el gobierno no se animó a enfrentar la instalación, como verdades absolutas, de afirmaciones dogmáticas carentes de comprobación, sino que tampoco osó destapar la olla de posibles irregularidades. De este modo, no se pudo conocer quienes lucraron con la noble causa de los Derechos Humanos, y se legitimó –estimamos que sin desearlo- el escrache y la censura a quienes buscamos reconstruir la verdad histórica, sobre hechos probados.
El proselitismo escolar
El adoctrinamiento en las escuelas públicas se mantuvo intacto durante el actual gobierno. En efecto, en distritos gobernados por el peronismo nada cambió y, en distritos que gobierna el actual oficialismo, como la Ciudad de Buenos Aires, la bajada de línea por parte de muchos docentes, con respaldo de los gremios, fue una constante. La muerte de Santiago Maldonado fue el caso paradigmático de esa intromisión facciosa en las escuelas, pero no el único. En las aulas, en actos escolares, en excursiones y en todo tipo de actividades educativas, docentes y autoridades docentes se olvidaron y se siguen olvidando de que representan al Estado frente a los niños. En cambio, adoptan conductas y expresiones claramente partidistas, generalmente de apoyo al kirchnerismo. Frente a esto, autoridades como el Jefe de Gobierno de la Ciudad y la Ministra de Educación no han tomado medidas enérgicas. El Ministerio de Educación porteño rechazó un pedido para establecer un sistema de denuncias, donde los padres puedan exponer lo que pasa de manera anónima y sin temor a represalias sobre sus hijos. Más aún, cuando nuestra organización, Ciudadanos Libres, logró un espacio en la Legislatura porteña para hablar con cuatro expertos, sobre la problemática del proselitismo escolar, una serie de difamaciones y protestas del gremio docente, bastaron para que las autoridades dieran de baja la actividad. No somos los únicos, en esa misma semana, debió bajar uno de sus espectáculos el cómico Alfredo Casero y su propia hija, Señor Presidente, tuvo dificultades en el estreno de su película como consecuencia de la intolerancia militante. A esto debo agregar que nuestra denuncia en el INADI, por el acto discriminatorio del que fuimos víctimas en la Legislatura porteña, va a cumplir un año sin pronunciamiento alguno.
Cabe destacar, asimismo, que el actual gobierno ha incumplido, al igual que otros gobiernos anteriores, con el mandato de la Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública, que obliga a impartir los contenidos de dicha ley, como materia específica, en todos los niveles de la educación. Este incumplimiento es una renuncia al futuro de la república, una renuncia a edificar el país sobre los principios de la Constitución, y un abandono de las nuevas generaciones a las garras del populismo autoritario. Pero la cosa no termina ahí, porque en el nuevo proyecto de Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública enviado por Ud., Señor Presidente, al Congreso de la Nación, esta obligación pretende ser eliminada. Es imprescindible que esta norma sea mantenida y se comience a aplicar.
El Inadi
El Instituto Nacional contra la Discriminación la Xenofobia y el Racismo, no obstante su abultado presupuesto, demora excesivamente las soluciones y exige a los ciudadanos que concurren a plantear situaciones de discriminación, que pertenezcan a “grupos vulnerables”. De este modo, si considera que los denunciantes no pertenecen a estos grupos, los desalienta y los invita a no denunciar, como si una persona tuviese que pertenecer a un determinado sector de la ciudadanía para estar expuesta al flagelo de la discriminación. En definitiva, este organismo mantiene intactas las características que le imprimió el régimen K: es un organismo antidiscriminación que discrimina.
El Centro Cultural Néstor Carlos Kirchner y el Monumento a Colón
El edificio del Correo Central fue inaugurado durante la presidencia democrática y republicana de Marcelo T. de Alvear. Es una obra arquitectónica de excelencia y un orgullo de nuestro país. No obstante, lleva el nombre de otro presidente. En efecto, luego de una costosa y poco transparente obra de restauración, el Régimen K lo bautizó Centro Cultural “Néstor Carlos Kirchner”, como si el fallecido dirigente peronista fuera el que lo edificó. Nada hizo el actual gobierno para cambiarle el nombre o, aunque más no fuera, para quitárselo, pese a lo injusto de esta situación.
Asimismo, el traslado de la estatua de Cristóbal Colón por un autoritario pedido del dictador venezolano Hugo Chávez, fue acatado por el actual gobierno nacional, cediendo nuevamente a un acto simbólico del Régimen Kirchnerista.
Podríamos seguir describiendo ejemplos de la falta de actitud del actual gobierno, tendiente poner en discusión la cultura autoritaria populista y a sostener aquella cultura cívica que proviene de la Constitución Nacional. En honor a la brevedad, no lo haremos, aunque quisiéramos dejar en claro lo siguiente:
Lo simbólico, Señor Presidente, es importante para la instalación de una cultura democrática y republicana. Los argentinos durante muchos años supimos convivir y respetar estatuas de los más variados personajes de nuestra historia, aún en las diferencias más profundas. Ceder ante el abuso de algunos gobernantes que eligen denominar todo o casi todo con nombres y apellidos de su mitología partidaria o correr monumentos de lugar, a manera de sanción post mortem, es legitimar la intolerancia.
También supimos los argentinos, durante muchos años, sostener una escuela pública que educara en un marco de neutralidad, en relación a la política partidaria y a la política gremial. La inacción del actual gobierno, frente a esto, desalienta la elección de la escuela pública y condena a amplios sectores de la población a un analfabetismo cívico, incompatible con nuestro sistema constitucional.
Señor Presidente, conocemos las múltiples dificultades que ha debido enfrentar, muchas de ellas con éxito, y es nuestro más ferviente deseo que los argentinos votemos por la república. Que alejemos para siempre la amenaza autoritaria que ya hemos sufrido. Por eso, nos tomamos la libertad de hacer estas críticas, con la esperanza de que inspiren a su gobierno a partir de hoy, y que continúen durante su próximo mandato.