El funcionario de más alto rango de la DEA
(la Administración para Control de Drogas del Gobierno de EEUU) en Chile
termina su misión y en la ocasión el embajador Graig A.Kelly consideró
adecuado entregar directamente a la Presidenta Bachelet una carpeta con
sugerencias emanadas de la experiencia y diagnóstico de este personaje en sus
años en nuestro país. Ello demuestra que se trata de un tema de la más alta
prioridad para la Embajada de USA en Chile.
Pocos en Chile se explican el porqué del cambio histórico
de parte de los Estados Unidos hacia el General Pinochet, y esto lo escribimos
cuando éramos corresponsales de Revista Cauce en Washington en la época del
asesinato de Orlando Letelier, y nos declaró el Fiscal Eugene Propper que el
General Pinochet tenía negocios de tráfico de drogas. Jamás lo creímos
posible; a eso atribuye el Fiscal Propper el retiro del sustento político
norteamericano al gobierno militar.
También surgió el mismo tema cuando cubrimos la noticia
de las ventas de armas de Carlos Cardoen y Augusto Giangrandi, su socio, a
Irak en el sentido este que ésos eran los reales negocios de Pinochet.
Cardoen está declarado prófugo de la justicia norteamericana y las
peripecias de Augusto Giangrandi darían para varios libros al estilo James
Bond, como también de Kafka.
El funcionario de la DEA advierte y señala que actualmente
el norte de nuestro país es un centro de operaciones de grandes proporciones
del paso y distribución internacional de droga. Esto es novedad solo para los
incautos.
En declaraciones judiciales recientes el Mamo Contreras,
alias el General de la DINA, ha declarado abiertamente que Pinochet y su hijo
Marco Antonio, con y a través de sus amigos los Bathich, sirios-chilenos dueños
del comercio de la chatarra, la sal y otras yerbas, otrora socios del Pimpino
Novoa, hermano de Jovino, son los “brokers” de la droga. Y lo más grave,
señala Contreras, es que se usaron recintos del Ejército para su elaboración
con la colaboración del químico Berríos, posteriormente eliminado en
Montevideo, después de envenenar al ex presidente Eduardo Frei Montalva,
quien se había constituido, con sus propias ambiciones, en un estorbo para
las ambiciones de Pinochet Ugarte.
Los Bathich, permanentemente vigilados por agentes y contra
agentes en sus espaciosos departamentos del condominio Cordillera, en
Santiago, frente al Hotel Hyatt, por Avenida Alonso de Córdoba, de balcones
redondos, gozan de rigurosa protección hasta nuestros días y sus encuentros
con la familia Pinochet han tomado nuevos formatos y lugares. Algunos de sus
vehículos, que van desde un Rolls Royce, Chrysler 300C, modelos clásicos,
multiplicidad de motos, Durangos, Jeeps, han sido conducidos por vástagos
Pinochet.
A partir de las mismas terrazas del Hyatt los sistemas
electrónicos de altísima sofisticación, junto a los instalados en Arizona,
observan y escuchan los pasos, conversaciones y ronquidos de los Bathich y
todos y cada uno de sus socios y amistades. La información que maneja la
Embajada de USA en Chile es mil veces superior a todos los servicios de
inteligencia sumados del país. Esta información la Embajada la intercambia
con policías chilenos en la medida que éstos coincidan con los postulados
que cuidan los norteamericanos. Al mismo tiempo, si un policía chileno desea
lucirse en cualquier caso, le basta con tener amigos en los sistemas locales
de los agentes norteamericanos, quienes lo pueden hacer brillar con información
sobre casos domésticos que pescan sus escuchas e informantes.
Este sórdido mundo de tiras y afloras, sí, de “tiras”
y aflojas, da los frutos que nunca conocen el público y el común de los
mortales.
Pinochet y su hijo traficante
La derecha chilena ha tenido que tragar saliva lenta y
pausadamente. Su máximo redentor, su Mesías, se revela ahora como el
traficante, el lanza y el monrero que estuvo a cargo de la nación, a quien le
entregaron joyas tan finas como las de la Casa Barros, en aras de la segunda
independencia nacional, joyas que hoy debe vestir las hijas de Pinochet y su
procesada cónyuge, la mujer de la bondad pura, CEMA-Chile, un “Vaticano”
chileno.
El salvataje que se pretende hacer del sistema económico
“eficiente”, pero injusto, implantado por el denominado Orden Económico
Constitucional de 1980, una Constitución Pactada, emerge de la fetidez de
estos acontecimientos aquí bosquejados.
Los Rolex Cellini, los Patek Phillipe, y hasta los Breguet,
que usan los jerarcas del empresariado pinochetista son robados al pueblo y
los giles que los entregaron en el Banco Central bajo el “llamado de la
patria”, entre quienes lamentablemente incluyo a mi madre, que corrió a
dejar las argollas de platino de mis abuelos adquiridas en la Casa Ricciardi
de Buenos Aires. No solamente robaron joyas; lo más grave, robaron la
esperanza de toda una nación. Una nación hoy mutilada en lo moral, que
favorece el enriquecimiento de los traficantes, los mercaderes, los malos políticos,
que estimula la farándula, lo banal, lo efímero, que deambula buscando los
derroteros de su propio destino.
Este diagnóstico crudo, real, que la disponibilidad de
espacio impide hacerlo más profundo y menos anecdótico, sólo sirve para
recuperarse y salir airoso hacia el futuro, a cargo de nuevas generaciones
limpias y generosas, que devuelvan la altivez que se tuvo y con la cual se
logró conquistar un alma nacional transparente y señera.
Luis Eduardo Silva de Balboa
http://www.granvalparaiso.cl/columnistas/silva/bathich.htm