Nunca dejará de asombrarme a pesar de la edad y haber visto y padecido vicisitudes de toda índole como ciudadano común, la capacidad de la sociedad argentina para profundizar cada vez más la decadencia sostenida en el tiempo a pesar de breves interregnos de cierta luz en el horizonte.

La decadencia, por cierto, en primer lugar es de orden ético y moral y naturalmente tiene efectos ulteriores en cualquier aspecto que se analice y se hagan comparaciones. Lo preocupante es que todas las acciones de los hombres con efecto en todos los ordenes tienen su origen en nuestra propia sociedad civil y no en ninguna conspiracion siniestra y misteriosa de un orden superior, como muchas veces se lee en muchisimos comentarios en este y otros medios.

Es notable, como la ignorancia supina ya no de cuestiones tecnicas especificas, sino de los hechos historicos objetivos y una notable propension al pensamiento magico asociado a la ignorancia aludida, profundiza esta tendencia agravada por una anomia que nos acompaña desde la epoca colonial agravada descomunalmente por la propia actuacion de la justicia federal que a veces es funcional al objetivo de consagrar la impunidad de una caterva de delincuentes que concretaron el latrocinio mas grande de la historia. Y que ademas, suma una mala praxis que dejo absolutamente plagado de bombas absolutamente cualquier recoveco de la administración que se observe y naturalmente el manejo de la economia, agravada en los días que corren por el propio accionar del gobierno resultado de una mirada con cierta soberbia y manejo en una realidad virtual alejada de la verdadera.

Agrego que, en el pasado reciente, y aunque en general se lo mencione poco, se bastardearon con un plan preestablecido las causas mas nobles como la de los DDHH en las que toda la gente bien intencionada se identifico en los 80 y termino siendo tambien una fuente de ilicitos. Como no hablar de la educacion, si hasta se cooptaron sectores completos de las mas antiguos y reconocidos centros de estudios superiores que se utilizaban para pagar ñoquis disfrazados de consultores falsos y ni hablar de las muchas que crearon con el objetivo que fueran verdaderas think tanks del pensamiento oficial.

No llegaron por una cuestión de tiempos a instalar, aunque hubo atisbos, el adoctrinamiento de los más pequeños en la educación pública, como si se hizo, y doy fe, en los 50 de una forma escandalosa. Ni hablar de la cooptación de los medios publicos con una coleccion de impresentables dedicada a denostar a los opositores y pagados con fondos publicos mas el increíble avance sobre medios privados mediante la pauta publicitaria y la actividad de notorios cómplices de los funcionarios que además dejaban de cumplir con sus obligaciones impositivas.

Más de uno que lea este comentario no sabrá de que hablo por una razon de edad y ausencia de datos de la realidad objetiva que seria deseable que se transmitan generacionalmente para no volver a repetir los errores del pasado. Pero, por alguna causa presente en el ADN original, nuestra sociedad persiste en tener una vision retrograda y anclada en la estructura corporativa, básicamente armada en los 40, luego de la llamada decada infame. Solo basta observar como se mueve el sector sindical, el sector empresarial siempre y en general prebendario, y el resto de las organizaciones corporativas como los Poderes Legislativo y Judicial. Siempre en procura de sus propias prebendas y una ausencia alarmante, cada vez mas, de principios republicanos.

Comentario final para el devenir de los últimos tiempos, donde pareciera, conforme el voto aparentemente mayoritario de volver al pasado en una especie de tiempo circular de carácter infinito como le gustaría pensarlo a Borges.

José María Ermida
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