A Nerón se lo asocia con la tiranía y con la extravagancia. Perseguidor de los cristianos, cuando la historia después de Cristo estaba en pañales, el emperador romano se divertía mientras su ciudad capital se ardía en llamas. Pero, pocos recuerdan que, tras su apogeo, Nerón terminó suicidándose.
El NerónPeronismo suele aparecer cuando los gobiernos no peronistas están contra las cuerdas. El proyecto de país y la Argentina como algo que trasciende a los espacios de política partidaria, terminan en un tacho de basura o en el discurso de los giles. El director de cine, Sebastián Borensztein, sabe de lo que hablo. Son verdaderas odiseas.
La noche del lunes 26 de agosto del 2019 será recordada como la nueva aparición del NeronPeronismo y sus piromaníacos escribas. O como el comienzo del fin. En pocas semanas sabremos si lo será del gobierno de Mauricio Macri o de los ansiosos ganadores de las Paso.
Esa noche, empleados de una ex Presidenta disfrazados de periodistas -la definición de empleado no es una exageración ya que trabajan para un empresario que trabaja para cumplir los deseos de Cristina Kirchner-, convalidaron la última de sus operaciones de terrorismo mediático. Los fanáticos y trolls (pues no es un monopolio de Marcos Peña) aplaudieron como focas: EL FMI, aseguraban sin dudarlo, le había dicho a Alberto Fernández que temía el “vacío de poder” en la Argentina y deseaba adelantar las elecciones.
El Fondo Monetario Internacional debe desembolsar 5400 millones de dólares a mediados de septiembre. Es como la cantimplora en el desierto que necesita el gobierno para llegar tranquilo a las elecciones. Operadores internos y externos hacen lo imposible para que eso no ocurra. 48 horas antes, en el Instituto Patria, se sorprendieron con la masiva manifestación ciudadana y popular de las clases medias a favor de un gobierno. La historia reciente argentina debería recordar esa fecha pues, hasta ese sábado, ningún presidente tuvo una plaza repleta sin la colaboración del aparato estatal para organizarla y promoverla. Surgió sola, desde las redes y con la mirada de Cambiemos puesta en cualquier otra parte. Pasó y a Cristina le indignó.
Los socios Maduro y Cristina
Había que quitarle la silla al Presidente. ¡Cómo es que este tipo pierde cómo perdió y llena una plaza!, se preguntaban en el Instituto Patria. El operativo “FMI” estaba en marcha. De los creadores de “Macri desapareció a Maldonado” o “el gobierno te espía con D´alessio” y “los guiones de los arrepentidos” llegaba “El Fondo pregunta si se puede adelantar las elecciones”. Los mismos escribas. Los mismos zócalos. Las focas aplaudiendo. Les quemaron la cabeza con mentiras a su público durante 12 años -se agudizó con la crisis del campo. Lo profundizaron en “la resistencia”. Le dieron a su gente nac and pop lo que les reclamaba. De allí su exitoso rating pues no traicionaron el contrato de “lectura”. Reprodujeron el discurso de “la resistencia de CFK” que pasó de ser “Unidad Ciudadana” al Frente “de Todos”.
En esas 48 horas que desembocaron en el “Martes Negro” con otro dólar en alza, caída de las acciones de las empresas argentinas en el exterior, record del Riesgo País y un 2001 a la vuelta de la esquina, Alberto Fernández dijo que Venezuela no es, técnicamente, una dictadura. El mundo entero condena a Nicolás Maduro pero Fernández se preocupa de los tecnicismos. Sin propuestas económicas, sin ideas y sólo preocupado por las causas judiciales que comprometen a su Jefa -dueña del dedo mágico que lo ungió candidato-, Fernández se sacó la careta con Luis Majul. De moderado, no tiene mucho. ¿Está al frente de la campaña o debe portarse bien con los “muchachotes” de La Cámpora? ¿El doble comando le provoca cometer errores no forzados que el mundo observa asombrado mientras que parte de la sociedad argentina, aún ignora?
Mientras que los ministros callan, el país se hunde. Macri debería aprovechar sus últimos momentos en su actual gestión para salir a hablarle al pueblo argentino que, angustiado, observa cómo su poder adquisitivo se degrada segundo a segundo. Para la antidemocrática oposición de Cristina Kirchner, ellos son los dueños del pueblo a los que conducen como ganado. Ese es el “Plan” Grabois.
La marcha del 24A la ofuscó a la Señora como en noviembre del 2012. Podrán comprar a jueces, empresarios, periodistas, medios y corporaciones pero la dignidad de millones de argentinos movilizados en las plazas, no está en venta. Es lo que enoja a Cristina Kirchner y a sus adláteres. Es la oportunidad histórica que tienen los que dicen querer cambiar la historia.
El Neronperonismo está a la vuelta de la esquina agazapado trabajando para que Macri parta en helicóptero hacia ninguna parte. Periodismo y Punto