La crisis humanitaria en el Medio Oriente es tan grave, que la sociedad internacional se espanta frente a tan criminal beligerancia. Hablan las bombas. Alguien  abandonó la paz y creyó que con muerte y desolación habría de lograr vencer a su enemigo. Inocentes sufren la pérdida familiares y sus bienes, algunos morirán sepultados en vida debajo de toneladas de escombros, abandonados al sufrimiento de morir de sed,  y otros, de ambos lados,  mutilados,  sobreviven al espanto. El crimen y la destrucción  se impusieron  al diálogo.
    En 1948 la ONU creó el Estado de Israel y entonces, de todo el  mundo confluyeron allí quienes construyeron un país que contrasta con la pobreza del vecino. La vida y el progreso están  hoy asediado por cohetes y suicidas, y en respuesta se demuele a El Líbano con bombas y cañones,  desde el aire, tierra y barcos.
   Cientos de miles escapan y otros morirán porque no son extranjeros a quienes sus países vienen en auxilio. Los que allí viven son parias en su tierra. Los que los agreden se sienten, con razón,  agredidos. No se avizora un mejor futuro, solo odio y masacre mutuos. ¿O acaso la destrucción total, por segunda vez , de El Líbano, dará resultado ahora?. Ya se intentó ese remedio insano que más parece veneno.
    Las guerras terminan cuando se quiebra la moral del enemigo o los contendientes se  convencen que es mejor vivir en paz, sacrificando algo y pensando en compartir, ayudar y dar, -no balas-  a cambio.  En este caso, no se ve que exista  una mesa de entendimiento, por lo que deduzco que  habrá dos perdedores, eternos, donde alguno  sufrirá  más que el otro, pero los dos permanecerán  rehenes de su cultura bélica.
    La ONU, debería tener más autoridad  en esto, como  creadora de Israel y  en parte porque   tiene   responsabilidad de lo que allí sucede. La sociedad mundial debe debatir el tema, a fin de aportar soluciones, porque podría darse el caso de que algún día  existan realmente las “armas de destrucción masiva”, el Apocalipsis, y no sÓlo esos actores morirán, sino la humanidad toda.

Angel Luis Bigatti
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Formosa - LE Nº 7916585