El nuevo conflicto que estalló en Medio Oriente con la invasión israelí
al Líbano para atacar en su tierra al movimiento islámico Hezbollah, está
jugando a favor de que Estados Unidos encuentre a su vez el pretexto definitivo
para lanzar, en el mediano plazo, acciones militares contra Irán. Abona esta
teoría, y además la fomenta, el consenso existente entre la clase política
norteamericana, en el sentido de que las últimas hostilidades de Hezbollah
forman parte de una ofensiva más amplia de los iraníes en la región contra
los intereses de Washington. Especialmente los neoconservadores insisten en que
el ataque lanzado por el grupo islámico el pasado 12 de julio en la frontera
con Israel, en el que murieron ocho soldados y fueron secuestrados otros dos,
contó con el aval de Irán y también con su apoyo efectivo.
Esta idea fue además
reproducida en los medios más importantes y otros sectores políticos,
incluyendo a los liberales dentro del opositor Partido Demócrata. Por ejemplo
Gregory Gause, profesor de política en Medio Oriente de la Universidad de
Vermont, en una entrevista de la agencia IPS señaló: “Según mi lectura,
éste es el comienzo de un proceso muy similar al del período que hubo entre
los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la guerra en Irak. Los
neoconservadores guiaron entonces la formación de opinión, pero luego hubo un
consenso en la clase política de que la guerra en Irak era algo necesario para
rehacer a Medio Oriente y prevenir así más atentados. Creo que es muy probable
que se forme un consenso similar en los próximos meses sobre la necesidad de
atacar a Irán”.
Los “halcones” estadounidenses insisten además en que Irán
apoya a las milicias chiítas que luchan en la resistencia contra la ocupación
norteamericana en Irak, con una frecuencia tan alarmante de atentados que el país
está siendo arrastrado al borde de una guerra civil, y lo responsabilizan también
de otros males, como el de promover la inestabilidad política en Medio Oriente
y el aumento de los precios internacionales del petróleo. A la vez, especulan
con que Irán promovió los ataques de Hezbollah con el objeto de distraer la
atención mundial sobre su programa de desarrollo nuclear, algo que a Estados
Unidos lo tiene hace meses con los nervios de punta. En suma, el gobierno de
George Bush está haciendo lo mismo que con el ex presidente iraquí Saddam
Hussein, o sea presentar ahora a Irán como el principal obstáculo que impide
la democratización y modernización de Medio Oriente.
Por su parte, Israel está
violando las leyes sobre control de armas de Estados Unidos al utilizar, para
atacar al Lïbano, aviones, helicópteros y misiles fabricados en el país del
Norte. Algo frente a lo cual obviamente Bush y compañía miran para otro lado,
en tanto son, además de proveedores, los aliados fundamentales de los israelíes
en su moderna cruzada contra el Islam. Ahora bien, cabe observar por otra parte
que Israel nunca ha permanecido tan silencioso respecto de Irán y su estrategia
nuclear como en los últimos tres meses, cuando arreció la presión de las
potencias occidentales en ese sentido. ¿El motivo de ese silencio?. Simplemente
por saber los israelíes que, en caso de una escalada bélica de Irán, ellos
están primeros en la línea de fuego.
Es que, como dicen las
abuelitas, el miedo no es tonto.
Carlos Machado