Una inexplicable hipocresía ronda el
truncado aborto de la joven discapacitada que fue violada. Por un lado, con
inusitado interés varios funcionarios “funcionales” a la ideología del gobierno
critican la decisión de la jueza de primera instancia Inés Siro e incluso
alientan el pedido de juicio político contra esta. Profesionales, miembros del
Poder Judicial opinan libremente aún sin haber visto el expediente (por lo menos
eso reconocen) y atacan la formación religiosa de la jueza.
Así, un caso judicial en el que parece que la vida del "por
nacer" es menos importante que el aborto no concretado, es una excelente
catapulta para que los “progres” avancen una vez más contra la Iglesia y la
cultura de la vida, pero esto tampoco es relevante. Algunas de estas personas,
que suelen autodenominarse de filosofía “laica”, no han llegado adonde están por
defender ideologías, esa es la pantalla. Hay otros intereses que mueven sus
palabras.
Sin dudas, muchos sabemos que el “negocio” de muchas
clínicas, sanatorios o centros de salud privados son los servicios denominados
“complejos”, de hecho varios médicos han hecho, no carrera, sino fortuna con
innecesarias intervenciones quirúrgicas.
Entonces, el discutido tema de legalizar el aborto y dar así
la posibilidad o el derecho a elegir de la mujer, pasa a ser otro tema a
debatir; como siempre, se mezclan las cosas. En estos casos puntuales no podemos
asegurar que la víctima tenga posibilidad alguna de elegir, entonces no es
descabellado que sea la Justicia quien intervenga a los fines de definir la
situación.
Uno de los puntos que se han cuestionado en este caso es la
demora judicial, cuando -sinceramente- existen innumerables causas durmiendo en
los juzgados sin resoluciones expeditivas. Con esto no resto importancia a la
necesidad de la joven discapacitada a una resolución útil, pero el mismo derecho
nos asiste a todos los ciudadanos y así lo establece nuestra Constitución
Nacional. En la realidad todos sabemos que este es uno de los temas no resueltos
y que a pesar de ello, poco se hace por una justicia más eficaz.
Respecto de la cuestión personal y religiosa de la magistrada
-la cual para la Dra. Argibay Molina sería un impedimento jurídico y afectaría a
su labor de impartir justicia de forma ecuánime-, debo disentir completamente
con una opinión tan extrema y no por mi formación religiosa, sino por una
cuestión de congruencia y razonabilidad. En primer lugar, la primera ley fueron
los diez mandamientos, y si bien los tiempos han cambiado y muchos de ellos son
considerados arcaicos por quienes consideran que no son más que imposiciones
absurdas, fueron la base de muchos ordenamientos a los fines de establecer
sociedades con estructura y orden social.
También es cierto que ninguna religión fomenta en sus fieles
el delito, sino todo lo contrario, con lo cual es más fiable un juez que se
declara respetuoso de conceptos religiosos -que sancionaría conductas más bien
“morales”-, que un juez que se declara escéptico y que falle con la creencia de
ser omnipotente. Valorar a un juez por su condición o creencia es ir en contra
de la misma jurisprudencia. Existen innumerables fallos y medidas judiciales
basadas en la sana convicción del funcionario judicial e incluso algunos jueces
han sido considerados aptos a pesar de sus “gustos” o preferencias sexuales, con
lo cual, también habría que entonces pensar que esa opción podría condicionar su
administración de justicia.
El tema no es tan simple, cada motivo que se utilice contra
la magistrado en cuestión puede volverse como un boomerang.
Concluyendo, existió un delito, la joven fue violada, y
sin embargo no hay voces reclamando la investigación y detención del responsable.
Pero si ha sido una buena oportunidad para volver a criticar a la Iglesia, para
reclamar el aborto sin control.
Desde que se debate sobre este tema, se nos ha mentido. En
aquellos países en los que el aborto es permitido, no existe una “libertad
absoluta”, son varios los requisitos. También existe un tema económico, no son
gratuitos. En este punto, nadie explica cómo se van a financiar las
intervenciones por castraciones o abortos, sabemos que los hospitales públicos
están hace años colapsados y que obtener una adecuada atención médica es un
milagro, entonces, ¿cómo se va a llevar adelante esto? Sería interesante que
alguien lo explique.
Pero la movida se apoya una vez más en los medios de prensa
que cuidan la pauta oficial y así desinforman con notas que inducen a creer que
el futuro está en la castración y en el aborto.
Lo concreto es que más del 67% de los jóvenes y adultos
utilizan el preservativo como medio anticonceptivo y nadie ha evaluado que esta
incitación a no cuidarse -total se soluciona- puede afectar no sólo las
estadísticas de embarazos no deseados, sino también los riesgos de enfermedades
venéreas. Hace poco, la OMS (Organización Mundial de la Salud) presentó
un informe en el que Latinoamérica encabeza la lista de contagios de VIH.
Una sociedad moderna educa primero a sus miembros y después
les da los elementos para vivir mejor, proponer cambios sin una educación sólo
puede generar nuevos problemas y la sociedad no puede ser utilizada como
"conejillo de indias" ni tampoco como campo de pruebas de los sueños de algunos
pseudoidealistas que a la hora de optar eligen el "negocio" antes que las
"ideas".
¿Quién va a determinar, en caso de que se opte por un "aborto
libre", la capacidad psicológica de quien lo solicita? ¿O vamos a ser tan
cínicos de pensar que quien no tuvo criterio alguno para cuidarse puede decidir
sobre algo tan importante? Nos guste o no, nos duela reconocerlo, un aborto
es eso que no se quiere mencionar, un “homicidio”. Porque aborto, señores
laicos y progres, es interrumpir un embarazo o la gestación.
Veamos la definición de embarazo: Se denomina embarazo al
estado en el que se haya la mujer gestante. Comprende todas las modificaciones
que experimenta el organismo femenino durante el desarrollo del feto en el
interior de su útero. Desde que el espermatozoide (célula sexual masculina) se
une al óvulo (célula sexual femenina) y esta nueva célula se implanta en el
útero, comienza el desarrollo de un nuevo ser. Esta célula inicial experimenta
un conjunto de transformaciones y de desarrollo que darán lugar al finalizar la
gestación al recién nacido. Durante las primeras diez semanas de gestación, el
nuevo ser se denomina embrión, posteriormente se llamará feto.
Seamos maduros y sinceros, y veamos el problema desde todos
los ángulos, pero por sobre todas las cosas, no dejemos que nos manipulen.
Marcelo Hawrylciw
El sindical