En
este contexto, se anunció un plan de créditos para la vivienda que busca
convertir a los “inquilinos en propietarios”. Más allá de las eventuales
buenas intenciones del programa, las críticas hacia el mismo se sustentan en la
dramática distancia abierta entre los salarios y el valor de los inmuebles.
Tras la salida de la convertibilidad, la caída brutal del salario real, que ha
afectado más evidentemente el poder de compra en los bienes transables, también
lo ha hecho ferozmente en el terreno inmobiliario.
Según
muestra un informe de la consultora Macroeconomía en base a datos de
El
mismo informe señala que antes de la crisis 2001, el salario promedio la economía
formal de
Como
consecuencia, con lo que en la década de 1990 comprábamos un departamento de 2
ambientes, en la actualidad apenas podemos aspirar a pagar el valor adicional
necesario para mudarnos de este departamento de 2 a
uno de 3 ambientes.
Esta
enorme brecha entre inmuebles y salarios hace que, inclusive con tasas de interés
similares a las de la década de 1990, el nivel de créditos hipotecarios sea
sustancialmente inferior.
A
esta situación debemos agregarle un contexto de fuerte incertidumbre jurídica
caracterizado por cuestiones diversas, desde las dificultades existentes en el
proceso de ejecución de viviendas hipotecadas (motivo por el cual aparece la
figura de “leasing” que permitiría que la garantía hipotecaria estuviera
en manos del banco agilizando este proceso) hasta la amenaza permanente de poner
topes a los alquileres, lo cual representa un fuerte desincentivo de los
propietarios de inmuebles a volcarlos en el mercado de alquileres.
En
síntesis, lo sucedido en el mercado inmobiliario refleja lo acaecido en otros
ámbitos (como decíamos antes especialmente de bienes transables): también los
automóviles, por ejemplo, se han alejado del poder adquisitivo del ciudadanos
argentino medio -en términos de la cantidad de salarios necesarios para
adquirirlos-, las computadoras, la carne, la leche, sólo para mencionar algunos
ejemplos que son consecuencia de un modelo económico de tipo de cambio alto y
salarios bajos.
Martín
Simonetta
Director Ejecutivo Fundación
Atlas