Fiel a su costumbre, utilizó el estrado para arremeter contra los molinos de viento de la oposición real o supuesta. Es que el presidente Néstor Kirchner no puede con su genio, y travistió el reclamo por más seguridad de Juan Carlos Blumberg en un cuestionamiento visceral hacia el oficialismo. Afirmó que el flagelo de la inseguridad no se combate con un palo, ni tampoco con mano dura. Pero no especificó, como es habitual, qué clase de medidas concretas lanzará a la calle para que nadie más manifieste portando una foto de su hijo como emblema de lucha.

En definitiva, no había nada nuevo bajo el sol puesto que el ingeniero ya advirtió en su momento, hace un par de años, que “cuando yo vaya a la Plaza de Mayo pienso hacerlo con propuestas”. “¿Y, macho?. Mirá toda la gente que metimos. Y sin ninguna ayuda ¿Qué van a hacer cuando vayamos a Plaza de Mayo, eh?”, disparó en aquel momento al funcionario cristinista Dante Dovena (Dovena es el mismo que fue funcional al pacto Menem-Kirchner, para que el primero pudiera volver al país sin tener problemas con la justicia vernácula).

Y cuando lo hizo el 31 de agosto, el espectro pingüinero acusó recibo que el poder de convocatoria de aquel hombre “de rostro blanquecino” (Walter Curia dixit) , sigue en alza a pesar de los inútiles esfuerzos de D’Elía y Kunkel.

El error flagrante del elenco gobernante es seguir en la errónea tesitura que la seguridad es sólo un reclamo “de fachos”, alejando totalmente de los deseos del ciudadano común. Por eso, recurren constantemente a este anatema con tal de salir del paso. Luego de la marcha aludida, desde las usinas mediáticas se buscó asociar esto con el Proceso como si de un lado se asentara el bien inmaculado del progresismo y del otro su antítesis.

Si bien es cierto que alrededor de Blumberg, como se dijo en un análisis anterior, coexisten figuras de ese ideario ideológico, también a su vera transitan muchos que perdieron a sus familiares víctimas de esta locura homicida que no parece tener final.

Es cierto que este azote no se acomete con un palo, pero tampoco se mitiga con cuentos chinos y posturas electoralistas baratas que no convencen a nadie.

Ese mismo jueves, Kirchner informó que los comicios presidenciales del año que viene tendrían lugar en octubre, y al día siguiente sus laderos Felisa Miceli y Sergio Massa anunciaron que las jubilaciones mínimas tendrían un aumento del 13%.

Como siempre, una de cal y una de arena tratando de seguir reteniendo a un electorado cada vez más esquivo, que está hastiado de anuncios vacíos de contenido y de medidas efectistas que jamás resuelven el meollo del tremendo Frankestein que se ha tornado la ríspida cuestión aludida arriba.

Energía negativa

Esta semana el kirchnerismo comenzó a mostrar elocuente preocupación a causa del tema energético, el cual se suma a sus preocupaciones cotidianas. Es que no ha habido en los últimos tiempos inversión alguna en materia energética y es probable que colapse todo en los próximos meses, más específicamente el próximo verano. Hace años que no existen inversiones en materia de energía, lo cual debe entenderse en el marco del congelamiento de las tarifas por parte del Gobierno. En tal sentido, es evidente que no está en los planes del presidente Kirchner anunciar un aumento en el corto o mediano plazo, en vista de que se acercan las elecciones de 2007 y no quiere perder votos bajo ningún concepto.   

Por este motivo, ha dado precisas instrucciones a su ministro preferido, Julio de Vido, para que trate de contener la situación a nivel social y, especialmente, para que gestione la manera de que las "malas nuevas" no lleguen a los medios de

Al mismo tiempo, el Gobierno sólo atina a efectuar sus típicos "manotazos de ahogado" para paliar el tema, ya que volvería a aplicar un programa de ahorro de energía eléctrica que se ampliará a todos los hogares del país e incluirá un fuerte incremento en las penalidades que rigen para los usuarios que no logran bajar el consumo. Esto se suma al otro "manotazo": el plan conocido esta semana para que las grandes empresas consigan por su propia cuenta la energía extra que consuman. Un verdadero disparate.

Mientras esto sucede, insistimos en que llama la atención que el gobierno no se haya hecho eco del reclamo masivo de seguridad que Juan Carlos Blumberg logró el 31 de agosto pasado y que fuera respaldado por una enorme concurrencia de gente. Mal que le pese al gobierno, el pedido fue lícito y demostró que la sociedad exige una solución a corto plazo en el tema (in)seguridad.

En otro orden de cosas, la hipocresía de siempre sigue adueñándose de la coyuntura actual. Mientras muchos se siguen rasgando las vestiduras por el tema de las "pasteras" de Uruguay, poco se ha dicho sobre el plan de saneamiento del Riachuelo presentado por la secretaria de Medio Ambiente, Romina Piccolotti, ni siquiera los fervorosos activistas de Greenpeace, a quienes tampoco se los ha escuchado opinar jamás sobre las contaminantes papeleras ubicadas en la ciudad de San Pedro y pertenecientes a Papel Prensa del grupo Clarín.

Así están las cosas, siempre en el terreno de la improvisación. Ponderando lo urgente por sobre lo importante. Es parte de la demagogia de los idiotas de turno, esos mismos que quieren quedarse hasta el 2011 en el poder.

De no creer...