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Es la imagen, estúpido

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KIRCHNER, LA OPINIÓN PÚBLICA Y EL 2007
KIRCHNER, LA OPINIÓN PÚBLICA Y EL 2007

Según una indagación emitida el viernes pasado “la imagen positiva del presidente Néstor Kirchner se ubicó en un 67 por ciento durante los primeros días del mes de septiembre, lo que representa un aumento de ocho puntos respecto de agosto pasado Así se desprende de una encuesta realizada entre el 4 y al 11 de septiembre por la consultora Poliarquía sobre 800 casos relevados en la ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza y Tucumán. Según el sondeo, el 23 por ciento de los consultados tiene una imagen regular del Presidente y el 9 por ciento la considera como negativa. En el desglose de la encuesta se observa que un 18 por ciento de los consultados tiene una imagen 'muy buena' del Presidente, un 49 por ciento, 'buena', un 23 por ciento 'regular', un 6 por ciento 'mala' y un 4 por ciento 'muy mala'. El punto más alto de imagen positiva lo tuvo a poco de asumir, entre mayo y julio de 2003, con un 83 por ciento. El más bajo se registró en septiembre del 2004 y en julio del 2005, con un 55 por ciento de imagen positiva”.

 

Siempre que el río de las críticas suena, apela a las mediciones engañosas para intentar demostrar que aún no ha perdido el calor popular. Ese mismo día salió a desmentir que se esté al borde de un colapso energético:"Querer instalar la idea de que la Argentina está ante una crisis energética tremenda es un acto que no se condice con la realidad. Mañana se va a apagar una lamparita y van a decir que hay una crisis energética. Hay que ser bastante más serio en estos temas. Así como pude soportar las presiones del Fondo y en la discusión de la deuda privada, con la misma fuerza y dignidad vamos a seguir dando las respuestas que necesita el pueblo argentino (...) A muchos diarios argentinos les cuesta resistir el archivo, aseveró Kirchner, quien pidió "responsabilidad" y subrayó que "a la Argentina hay que llevarla adelante entre todos. No por tratar de vender un diario más o un diario menos, hay que tratar de generar noticias que están bastante distantes de lo que pueda suceder”. 

Fiel a su estilo, ante el menor problema o atisbo de crítica, el actual inquilino de Balcarce 50 aprovecha el palco de un acto para hacer uso de su habitual batería de invectivas como contraataque histérico. Recordando aquel exabrupto de Claudio Escribano de La Nación, volvió a arremeter contra la prensa considerada según su visión como díscola e indócil:“Las críticas recurrentes de Kirchner al diario La Nación suponen la elección de un adversario definido. Es una estrategia incluso legítima, a la que han recurrido otros presidentes de manera más afectada. Kirchner sin embargo en ocasiones se deja envolver por la pasión y libra una batalla silenciosa con el título de algún diario. Se puede descubrir esos días su encono, verdadero. Su contacto con la prensa se ha ido limitando en la segunda parte de su Gobierno. Una bisagra posible fue a la vez que un periodista difundió una declaración en la que el Presidente sorprendía afirmando: “La Argentina es un país seguro”. Eran los días del secuestro del padre del hoy técnico de fútbol Leonardo Astrada”. (El último peronista, la cara oculta de Kirchner, de Walter Curia.

Casi un año dista de las elecciones de octubre de 2007, y todavía Néstor Kirchner sigue recurriendo a esta gastada estratagema que ya cansa en demasía a propios y extraños. Pues desde los engañosos anuncios de concertación, salta sin red al conflicto sempiterno y esto, a la mayoría del electorado que está por fuera de los sondeos alquilados, hastía por recurrente. Un país en serio no se construye basándose sólo en la desautorización permanente de los adversarios reales o inventados, sino en la construcción constante de espacios y alternativas coherentes de transformación. En lo que va de este 2006, el ex gobernador santacruceño que en abril de 1982 increpó a Deolindo Bittel vivando a Isabel Perón, no se bajó casi nunca del caballo de la discordia y esto hace retroceder a la institucionalidad democrática varios casilleros para atrás.

“Yo no pienso seguir el año que viene. Pero necesito seguramente un triunfo. Un triunfo amplio”, le dijo Kirchner a De la Sota tal como apuntó Eduardo van der Kooy en su columna habitual del domingo 10. Pero esta aseveración, conociendo bien el paño, genera un mar de dudas hasta al referido analista: “El Presidente sigue sembrando dudas sobre su reelección. En cambio, parece haber despejado incógnitas acerca del hipotético anticipo electoral que meneaba la oposición. Esa maniobra estaba fundada en el ardid del Gobierno para impedir cualquier amalgama en el segmento que continúa fragmentado. Pero el adelantamiento también hubiera exigido a Kirchner definir su propio destino que, está visto, no desea todavía definir”.

Falta casi un año, y al oficialismo aún no quiere deshogar el público la margarita para precisar cuál de los dos Kirchner se presentará como candidato contra probablemente Lavagna, o Sobisch o Mauricio Macri. El tiempo, y los vientos poco azarosos de la política vernácula lo dirán en su momento.

 

Lo que viene

Mientras Kirchner pasea por Nueva York, sumamente preocupado por la posibilidad de que lo tilden de "antisemita" -recordemos el enfrentamiento que ha habido en los últimos días con la DAIA-, la crisis energética se va convirtiendo en un hecho. Algunas empresas de gran envergadura han comenzado a recibir notificaciones de que serán multadas si incrementan el consumo de energía respecto al mismo período del año pasado. ¿Si eso no es crisis energética, qué es?

Más allá del esencial sentido común, todos los especialistas coinciden en asegurar que sí hay crisis, esencialmente porque no se ha previsto el crecimiento de la economía a lo largo de los últimos años en proporción a las inversiones en el sector energético. "Nosotros estamos ayudando a hacer crecer la economía y la exportación, ¿Cómo puede ser que nos multen por eso?", dijo a estos periodistas un conocido empresario agroexportador.

Como siempre, el kirchnerismo sólo atina a patear el problema para adelante. Ahora sólo importa la campaña 2007. 

En tal sentido, algunos legisladores han puesto el grito en el cielo por los aparentes "defectos centrales" del proyecto de ley de presupuesto 2007, que el 26 de septiembre la ministra Felisa Miceli presentará en el Congreso. Allí pueden observarse partidas "infladas" y destinos dinerarios que evidentemente irán a parar a las arcas de la caja de campaña kirchnerista.

"Hay partidas muy abultadas sin destino específico. Por ejemplo, para seguridad social suben 6000 millones de pesos, aunque el aumento jubilatorio sólo va a insumir $4100 millones", señaló el diputado Claudio Lozano a diario La Nación. Como si esto fuera poco, Lozano recordó que este año el Anses tendrá un superávit que rondará los $ 3000 millones y que se sumará a los $ 9000 que ya acumulaba. Ante ese panorama, uno no puede dejar de preguntarse ¿Hace falta ser tan "desprolijo" a la hora de recaudar? ¿Tanta impunidad se maneja en las filas kirchneristas?

Con el control del Consejo de la Magistratura, los superpoderes de Alberto Fernández, la concentración de funciones del ministerio de Planificación Federal de Julio De Vido (que maneja áreas que pertenecen a la cartera de Economía) y con media docena de funcionarios que poseen verdaderos prontuarios en lugar de curriculums vitae, el futuro no parece muy promisorio.

"Esta gente sigue acumulando poder día a día ¿Hasta dónde piensan llegar? ¿Para qué? ¿Ustedes creen que a Kirchner y sus 'muchachos' les interesa la gente?", preguntó esta semana un diputado radical "no alineado" a quienes escriben estas líneas.

La guerra de las carpetas contra los "enemigos de turno" ha superado todas las expectativas: ha llegado incluso hasta el despacho de algunos jueces, que de manera preocupante han comenzado a abandonar sus cargos para no terminar escrachados o denunciados públicamente. En su lugar, no cabe duda, el kirchnerismo pondrá magistrados afines a Balcarce 50.

No hay límites, todo vale en el camino a la reelección. No importa lo que se haga, sino lo que se muestre a la sociedad. El discurso en más poderoso que las acciones, esto es un hecho.

La medición de la imagen del presidente Kirchner es un termómetro que se usa para moderar los movimientos a futuro. Si desciende, se sigue operando pero con mayor cautela y se recurre a los medios adictos para hacer algún anuncio que vuelva a posicionar al primer mandatario. Si en cambio aumenta o se mantiene en los niveles actuales, se sigue manejando todo de manera discrecional, como en los últimos meses.

"La imágen es todo", dice una conocida publicidad de TV. No hay dudas de que es así.

Si no, preguntenle a Néstor Kirchner...

 

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