Ha sido anunciado el "plan" para dejar de alquilar
para comprar una vivienda. Ya puede pronosticarse un fracaso total del plan, no
sólo porque la
vivienda es cara para alquilar en Capital Federal, sino porque no
se comprende cuál es el problema real de vivienda en el país. Además el Estado no asume
su rol activo como se verá mas abajo.
Lejos de recurrir a los instrumentos que "viabilicen"
mejoras en el Gran Buenos Aires (GBA) -cosa en la que insistimos desde hace
tiempo-, el Gobierno Nacional ha optado por la "anunciología" una vez mas. Ello consiste en la cuestión
de anunciar que "los inquilinos pagarán
de cuota lo mismo que un alquiler, y al tiempo, podrán comprar su vivienda,
dejando de ser inquilinos... blah, blah, blah".
El mentor de la "maniobra" es el activo e incisivo
Guillermo Moreno, personaje que logra ser "convincente" por demás con
el interlocutor de turno. Ayer con los carniceros, hoy con los bancos.
El gobierno apretó a los Bancos, para que, por lo menos,
apliquen la anunciología por un tiempo. Hasta las elecciones.
El plan consiste en proponer créditos hipotecarios (mediante
mecanismos del mercado, no mediante inversión pública) a tasas más bajas y
plazos más largos. ¿Es esto posible? Supongamos a favor del gobierno.
Supongamos que los créditos resultan ser en pesos (cosa poco
probable).
Supongamos también que los bancos ofrezcan las tasas del
9,5% que pretende en "convencedor" Guillermo Moreno.
Hagamos simples cuentas, con previa lectura del mercado: existen,
en la ciudad de Buenos Aires 100.000 viviendas (aproximadamente) en alquiler,
pero también existen otras 70.000 sin alquilar, que son producto de utilizar la
propiedad como "caja de ahorros". Esto ocurrió desde siempre pero se
agudizó más cuando el gobierno del ex presidente Duhalde decidió que los
bancos (el 70% de la cartera extranjeros) se quedara con la plata de la gente.
El que se quema con leche, ve una vaca y llora. Por
consecuencia, ocurrirá que el mercado, en cuanto a la oferta, se retraerá y
exigirá condiciones de precio y garantía, aunque más no sea para que el gobierno no lo obligue a
vender.
En principio, los precios van a aumentar, pero supongamos que los 100.000 dueños quieran vender,
algo imposible. En primer lugar existe un límite de crédito: $ 200.000, por
lo cual un 20% de las propiedades de Capital Federal están fuera de calculo,
nos quedarían 80.000 viviendas.
En segundo lugar ya se anunció -por parte de los bancos- que
es imposible dar créditos a 30 o más años a personas de más de 40 o 45 años
(hay que sumar al cónyuge en el requisito) porque resulta que después de los
75 u 80 años uno... se muere.
Con esto estamos eliminando un 30% más de probables
interesados "potenciales". En tercer lugar, hay que ver las tasas.
Suponiendo que se respete el límite de 9,5 % (es lo que hoy prestan el Nación,
el Ciudad y el
Provincia pero a 20 años) hay que ver si la tasa es variable o
efectiva. Las
tasas a percibir son, por lo general, efectivas; sumado a los costos
administrativos disminuidos y otros gastos como "seguro de vida", la tasa real será
de 13,5 % a 14%
¿Y el costo? Supongamos que la tasa resulta del 13% (porque
somos amigos del gerente del banco que nos hizo un descuentito) ¿Cuánto pago a
30 años? 30 años son 360 meses, al 1,10% mensual mis intereses serían
del ¡396%!, pero como el banco es "bueno" me va a aplicar
sistema "francés" o "alemán" y sólo pagaré
sobre saldos.
El sistema "francés" es un invento parecido a la
guillotina (también francesa) pero mas filoso. Este hace que uno pague los intereses primero, por
lo cual, supongamos que pagamos 7 años de los 30 y luego nos quedamos sin
trabajo, probablemente seguiremos debiendo los $200.000 o capaz amortizamos
algo, un 10% o 15% del capital ¿Sugestivo, no?
Ahora bien, si me prestan las 200 lucas, ¿Cuánto termino
pagando? Y todo ello suponiendo que la tasa sea fija, y no variable.
En la realidad terminaré pagando mas del doble de los
$200.000, siempre que pague al día, siempre que no deje de trabajar en
"ese" puesto de trabajo que me permitió dar el target de
"prestable". Suponiendo que el crédito total, dentro de 30 años, sea
totalmente pagado, habré pagado una suma incognosible, pero que
seguramente rondará entre $400.000 y los $500.000, sin saber qué moneda regirá
entonces, cuántas convertibilidades dictarán y cuántas pesificaciones asimétricas
se impondrán.
Se estima que para acceder a estos "créditos" se
tendrá que contar con ingresos familiares de $3.000 mínimos, tener
menos de 40 años y no tener otros créditos. Además, no se calificará más para
créditos en segunda hipoteca o para construir por preexistir la deuda
"grande".
No creo que los sectores medios (cuyos ingresos rondan los
$1.500 a $2.000) puedan ser "calificados", estamos hablando de no mas
de 10.000 matrimonios que tienen actual capacidad de ahorro y buscan
cambiar una vivienda (comprada en el 1 a 1) por algo más grande, por lo cual tampoco califican.
En definitiva, según estos simples cálculos nadie califica.
Las verdaderas políticas necesarias, en vez del
"guitarreo"
El presidente Kirchner reconoció (en privado) que su
pensamiento es "desarrollista". Que no es peronista, ya lo sentíamos todos.
Los conservadores, tan criticados por muchos motivos, se
caracterizaban por hacer obras públicas: el Puerto Madero (el que servía para
el desarrollo, no para ir a comer pizza), la Avda. General Paz, los ferrocarriles
del Estado (mas de 17.000 Km, luego transferidos a los ingleses y franceses),
los subterráneos, etc. etc.
La creación de las líneas suburbanas permitió el acceso a
la ciudad de las localidades vecinas. Con la llegada del peronismo mucha gente,
sobre todo inmigrantes, salieron de los conventillos a comprar lotes y a
construir, muchos de ellos cercanos a las fábricas que surgían tanto en la
Capital como en el conurbano, en especial en este último.
Así se hizo grande Buenos Aires: fábricas + viviendas. El servicio de trasporte, por lo menos
el de trenes, era
bueno. Todo ello se acompañó con un plan de diferentes etapas,
de casi 500.000 viviendas (entre 1946 y 1955), entre otras obras, para un país
de 17 millones de habitantes.
Estado con políticas activas, condiciones de mercado para la
inversión y desarrollo privado de familias y empresas. No es tan difícil.
Sería bueno preguntarse, dado lo anterior y viendo que
vivimos en una metrópolis de casi 12 millones de habitantes, por qué una pareja joven
prefiere vivir de manera "amontonada" en uno o dos ambientes de Capital, y no vivir en
una casita del segundo cordón del GBA, como hicieron nuestros abuelos en la década
del 40, cuando el General Juan D. Perón invertía en barrios populares bien
construidos.
Sería bueno preguntarse por qué el gobierno permanece
"parado"
sobre U$S 25.000.000.000 o sigue conservando sus fondos fuera del país, cuando la
gente no pude comprar una vivienda, tomar un tren en el GBA, tener agua
potable, salud, ni seguridad.
José Luis Terenzio
Presidente de El Agora, Centro de Estudios
Asociación Civil sin fines de lucro (IGJ 495/05)