El exegeta Carlos Menem siempre tenía una explicación rápida y segura cuando, micrófono en mano, el periodismo le inquiría acerca de algún suceso de corrupción o catástrofe tamaño AMIA: "Esto es producto de la casualidad permanente". Con el correr del tiempo, ya alejado del máximo poder del Estado, esta sentencia pasaría a formar parte de los incunables verbales argentinos, casi a la par de otra de similar contundencia, vertida por el actual director técnico de River Plate Daniel Alberto Passarella: "En la altura, la pelota no dobla".
Esto seguramente habrá acudido a la mente del jefe de gobierno porteño Jorge Telerman, al ser informado de los incidentes acaecidos el jueves 20 en la Villa 20 de Lugano, cuando vecinos de esa locación intentaron ocupar un terreno lindero perteneciente a la Policía Federal. De corrido, esto no resaltaría de no ser que el citado lugar dista sólo 500 metros de Parque Roca, donde se está disputando la Copa Davis de Tenis. Al día siguiente, prosiguió el estado de tensión con el agravante del incendio a todas luces intencional de dos casillas, una de ellas casualmente del cabecilla de la movilización del día anterior.
Para muchos avezados, esto remite a un acontecimiento similar recientemente ocurrido en el Bajo Flores donde también, sin duda alguna, un legítimo reclamo es travestido por la mano negra usual
Durante cuatro días seguidos, los principales medios focalizaron su información en la visita del matrimonio Kirchner a Nueva York. Mientras Cristina Elizabeth Fernández hacía gala de populismo fashion, su esposo invitó a diversos capos financieros a invertir en el país: "Que vengan y ganen mucho dinero"’, puntualizan Página 12 y el Cronista Comercial en sus tapas. Pero también, el presidente argentino no pudo con su genio y atacó duramente a ciertos economistas que según su óptica, se quedaron anclados en la década maldita de los 90. En el Consejo de las Américas flanqueado por Daniel Hadad y Cecil Rhodes, el ex gobernador santacruceño prometió alta rentabilidad y que se generarán condiciones de previsibilidad para atraer el anhelado flujo de divisas. El segundo, luego de una broma acerca de su posible reelección, tomó el micrófono para resaltar su humor pues para gobernar Argentina, se requiere según su opinión, de una gran dosis del mismo.
"Hubo pecados capitales, pero ahora existen reglas claras para invertir", aseguró el gobernante omitiendo que en dicho decenio su provincia hizo pingues negocios gracias al paraguas engañoso de la convertibilidad.
Así las cosas, la pareja morganática de los Kirchner nuevamente hizo gala de su histrionismo ideológico en la Gran Manzana para mendigar un puchito de divisas. Necesarias absolutamente, que duda cabe, para seguir manteniendo el statu quo imperante con las miras puestas en octubre del año que viene.
Pare de sufrir
Sufre el presidente Kirchner cuando ve que su discurso ante la ONU, cuidadosamente preparado por el eterno obsecuente Carlos Chino Zanini, fue brutalmente opacado por las palabras del mandatario de Venezuela, Hugo Chavez.
Más allá de las simpatías o antipatías que pueda despertar el venezolano, es indiscutible que sus palabras han tenido un coraje pocas veces vista ante los ojos del mundo.
Más allá de esto, la gira presidencial ha sido una postal de las contradicciones eternas del presidente Kirchner. Su alineamiento a las políticas de izquierda y sus "pactos" con algunos caudillos de esa misma extracción han quedado en ridículo frente a sus palabras ante algunos empresarios norteamericanos, las cuales han podido ser leídas esta semana en los principales diarios del mundo.
A su vez, los medios de comunicación vernáculos han intentado de toda manera posible retratar los vericuetos de la gestión kirchnerista como un éxito que realmente ha sido inexistente. Recordemos que todas las estimaciones hechas por el oficialismo respecto a las eventuales (nuevas) inversiones extranjeras han caído estrepitosamente. Sólo dos empresarios han prometido algún tipo de inversión en nuestro país, aunque han omitido sellar algún acuerdo formal al respecto.
A pesar de esto, la oficiosa agencia Télam no duda en calificar a esta gira como un éxito rotundo, lo cual no es real. Lo que debería destacar la agencia referida es la enorme cantidad de dinero gastado a expensas de los ciudadanos argentinos, en medio de una elefantiásica e innecesaria comitiva que acompañó al presidente.
Lo mismo sucede con el grupo Clarín y otros medios obsecuentes, quienes han descripto el viaje como positivo. Algunos periodistas lo hacen a sabiendas de que operan para el Gobierno, sólo por ser obsecuentes kirchneristas. Otros lo hacen por pedido de los dueños de los medios en los que trabajan. Tal el caso de Eduardo Van Der Kooy en Clarín.
Mientras todo esto sucede, los diarios no dudan en informar que ha crecido la economía de manera descomunal, sin hacer incapié en el hecho de que parte de ese crecimiento se ha dado gracias al impulso de la construcción y la obra pública de la mano del incombustible ministro Julio De Vido. Parte de ese "crecimiento" engrosará gran parte de los fondos de la campaña 2007, lo cual omiten muchos en sus análisis.
Pan y circo…
Christian Sanz y Fernando Paolella