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Fueron siete días álgidos, plagados de desmentidas, entrecruzamientos e incoherencias varias. Abrió el fuego el lunes 25, como no podía ser de otra manera, el ministro del Interior Aníbal Fernández al salir al cruce a la información vertida por Clarín el día anterior acerca de una eventual reforma de la Constitución Nacional. Como se dijo en un análisis anterior, el presidente Néstor Kirchner le había manifestado su deseo de echar mano en el magno documento a fin de retornar al mandato de seis años. “Nunca se habló de una reforma constitucional”, puntualizó y se permitió ironizar sobre el citado matutino. Al mismo tiempo, el otro Fernández salió a desmentir la cuestión y destacó que sólo fue “un comentario personal”.
A pesar de tanta alharaca, es evidente inferir que no se trató de un brulote, sino de un globo de ensayo habitual en las huestes kirchneristas para sondear a la opinión pública. “Saaaaaaaaapo”, como diría un simpático personaje del programa radial Cheque en blanco, que se emite los sábados a la mañana por la Rock & Pop.
El otro batracio hay que adjudicárselo al gobernador bonaerense Felipe Solá, en relación con la desaparición del testigo Jorge Julio López. “López es el primer desaparecido de la democracia”, derrapó el aludido ante micrófonos, cámaras y grabadores. ¿Y Miguel Bru, estimado gobernador? Este estudiante de periodismo platense está desaparecido desde 1993, pero ha este hay que sumarle a Fernanda Aguirre, y a unos cuantos más cuyo rastro parece haberse perdido para siempre.
El tercer anuro semanal tiene que ver con la mentada crisis energética, que según el oficialismo no existe pero existen signos de todo lo contrario. A pesar del cacareo que alude a un supuesto crecimiento del 6,7 % en los últimos seis meses, algunos medios resaltaron que por temor a la escasez, las industrias aceleraron su producción, al tiempo que la UIA presentó un plan energético alternativo, en el cual el sector buscará garantizar el crecimiento sin afectar la oferta eléctrica.
El cuarto sapo también alude al doble discurso kirchnerista, puntualizando el viaje del presidente a Misiones para apuntalar al gobernador Rovira. Este individuo acaba de saltar a la palestra, al aprobar una cláusula que le permite su reelección perpetua. Si justamente Kirchner se niega de plano a ser reelegido, su apoyo al misionero se da de pelos, como diría Bart Simpson, con cualquier pretensión suya de no perpetuarse en el poder.
Así las cosas, en estos siete días el cruce de sapos jalonó la escena política como un remedo vernáculo de aquellas plagas egipcias. Sólo que, tristemente, los animalitos aludidos se instalaron a perpetuidad porque les gustó el clima.
Idiosincrasia K
Ya a nadie asombra el doble discurso kirchnerista, que habla de estar en contra de la reelección y al mismo tiempo hace sondeos privados a través de los encuestadores de siempre para medir el impacto que tendría en la ciudadanía un eventual segundo y tercer mandato.
En el mismo sentido, pocos entienden el por qué del apoyo de primer mandatario al déspota gobernador de la provincia de Misiones, Carlos Rovira, quien pugna por sostener un mandato indefinido de su gestión en medio de docenas de denuncias por parte de diversos sectores provinciales.
Tal vez tanta incoherencia no sea tal ya que Kirchner, cuando fue titular de Gobierno en Santa Cruz, también reformó la constitución provincial para poder ser reelecto. Ese tipo de pecados jamás se modifican, al contrario. Todo suele potenciarse con el tiempo.
Pero debería tener en cuenta el presidente la frase de Lord Acton, quien sostenía que “el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Es inevitable. Esta máxima se hace carne más que nunca en el marco de la idiosincracia kirchnerista, que tiene la particularidad intrínsica del autoritarismo.
Mientras el presidente y su séquito sólo piensan en cómo recaudar cada día más para poder continuar en el poder luego del 2007, en el Congreso Nacional se vive una parálisis que asusta. Las comisiones no se reúnen a trabajar en lo que debieran y la ausencia de propuestas parlamentarias es más que elocuente en los últimos meses.
En ese contexto, el presidente Kirchner quiere aumentar el presupuesto reservado de la SIDE en 50 millones de pesos. Alguien podría preguntar ingenuamente ¿Será para mejorar la seguridad del país? Es evidente que no. Tiene que ver con la "caja" de las elecciones, la cual se maneja de manera tan discrecional que asusta.
¿Los medios de comunicación? Bien, gracias. A nadie le llama la atención el desmanejo de dinero que se está dando en los últimos tiempos. Tampoco el Gobierno se ofrece a dar explicaciones.
Recordemos que el presidente Kirchner no ha dado jamás una conferencia de prensa y no otorga reportajes a periodistas "no alineados" con él. Todo aporta a la confusión general y ayuda a que la ciudadanía termine desinteresándose por la coyuntura política. Aumenta el rating de programas como Showmatch, mientras desaparecen los pocos programas dedicados a la actualidad partidaria.
Es lo que hay...
Christian Sanz y Fernando Paolella