Acallados en parte los fuegos en San Vicente, la parrafada misionera ocupó las miras de los medios en estos últimos siete días. El émulo de Alfredo Stroessner Carlos Rovira, implacablemente calificado así por Ricardo López Murphy, navegó en los meandros de la ilegalidad con tal de ganar en las elecciones que lo convertirán en gobernador vitalicio en caso de triunfar. Pues no vaciló en entregar DNI truchos, mercadería y dinero a cambio de votos y de amedrentar con violencia a los seguidores de su adversario el obispo Piña. A último momento, el presidente Néstor Kirchner anuló el previsto viaje a la tierra colorada y envió en su representación a su hermana Alicia. Los que sí concurrieron, y le anuló también la sonrisa al oficialismo, fueron Juan Carlos Blumberg y el rabino Sergio Bergman, quienes juntaron a unas 3000 personas en Oberá.
Habituado a embarrarse cada vez que abre la boca, el jefe de Gabinete intentó subsanar el faltazo presidencial acusando a los oponentes del delirante misionero como ideólogos de la rereelección de Carlos Menem. Además de estúpida, esta afirmación intenta esconder sin sentido el pasado precisamente menemista y cavallista del bigotudo funcionario. Esta soberana idiotez no hace otra cosa que confirmar plenamente que las huestes pingüineras están perdiendo el rumbo. Pues en estos días el kirchnerismo se metió de lleno en una carrera loca donde en cada tramo pagaba un gran costo político. Esta olimpíada del desacierto, como se puntualizó en varios análisis anteriores, parece que llegó para quedarse. Néstor Kirchner quedó embretado en la disputa sin sentido en torno del operativo mausoleo, como anteriormente rozó el ridículo al dejar a un lado la engañosa concertación y alquilar voluntades en la marcha del 25 de mayo a la plaza homónima.
Sin aún saber nada del paradero de Jorge López a 30 años de su primer secuestro, quedó también en ridículo a reflotar la gastada idea del complot en torno a los sucesos violentos del martes 17. Absolutamente girando sobre sí mismo, no tiene mejor idea que echar mano de un recurso vacío de contenido y viciado de nulidad.
Pero se puede trazar una hipérbole que parta del escándalo reciente del Hospital Francés, gordo joven K incluido, San Vicente y termine en la payasada misionera. Los tres sucesos son parte integrante de una misma horrible cara, la de una corporación política que se niega a enterrar los vicios y la corrupción que generaron el desmadre de diciembre de 2001. Parece ser que no les bastó, y tampoco aprendieron de ello, que en esas jornadas la gente los corriera, insultara y golpeara con furia cuando los veía caminar por
Cada vez más lejos de una sociedad que los mira con desprecio y rencor, no quieren comprender que de esta forma el aludido precipicio que los separa se agranda a cada instante. Y de seguir así, por más encuestas rentadas, mentiras permanentes y enojos ridículos, octubre de 2007 se tornará en una utopía apta para mentes delirantes.
Lo que viene
En los últimos días, Eduardo Duhalde ha hecho correr el rumor de que quiere volver a la política. Quienes lo aseguran -en su nombre, obviamente- dicen que es probable que vuelva de la mano de la gobernación de la provincia de Buenos Aires, el territorio que más conoce. Seguramente será a través de alguno de sus hombres de confianza, a quien intentará posicionar en ese distrito.
Hace unas semanas, por caso, Duhalde ha comenzado un tibio acercamiento con el actual gobernador Felipe Solá, a quien el oficialismo le va soltando la mano lenta e indefectiblemente.
El kirchnerismo, que aún especula con que hubo una operación duhaldista detrás de los episodios de San Vicente, ya se ha hecho eco de esta aspiración y comienza a preocuparse. La encargada de pelear contra el poder del ex caudillo bonaerense será la hermana del presidente, Alicia, quien ya fue "advertida" (y adoctrinada) hace unos días frente a esta posibilidad. Alicia dijo que sí, como siempre (desde épocas de Kirchner como gobernador de Santa Cruz, es siempre el comodín que necesita su hermano).
Los días por venir son realmente esclarecedores. Después de las elecciones en Misiones Kirchner sabrá si puede avanzar en su propio proyecto reeleccionista. Será un inevitable caso testigo.
Tal vez por eso el presidente permite -y justifica entre sus íntimos- los imperdonables desaciertos que Rovira utiliza en los últimos días para lograr el voto de confianza que los misioneros dudan en otorgarle. En tal sentido, un comunicado de ex agentes del Servicio Penitenciario Federal que ha llegado a esta redacción en el día de la fecha da algunas de las pautas de cómo se vive la previa al sufragio:
"Como si nos faltara algo más rojo que la tierra, aquí se percibe un rojo caliente, una sensación de malestar, hace un rato quemaron otra iglesia que está en la ruta entre Alem y Cerro Azul, la gente anoche pobló multitudianriamente la Costanera, pues los móviles con sus antenas, de todos los medios de Capital, estaban tomando el pulso entre la gente, las camionetas de la Policía surgieron por todos lados.
Hay una sensación de que algo está por pasar. Las elecciones están marcadas como nunca por la sospecha de fraude desde el oficialismo y esta mañana, pese a que ya rige la veda, de repente aparecieron camionetas en las distintas plazas, sorteando electrodomésticos entre los vecinos con la boleta por el SI.
En la plaza central, la 9de Julio, desde temprano están cincuentenas de mujeres esperando se les regale el papel para percibir $1.000 pagadero después del lunes si gana el gobierno. Es una farsa de préstamo a devolver, si se puede 50 por mes a partir del tercer mes.
Los formularios y las anotaciones las está haciendo la policía provincial. Anoche, en las distintas barriadas donde se hallaban grupos de muchachos, paraban camionetas del sindicato de Luz y Fuerza y bajaban con diez botellas de fenet Capri y Vodka de regalo con las boletas por el SI y a las seis aprox. las mismas camionetas distrubuyeron chorizos y pan.
Así que mi ciudad no durmió, un poco por el agobiante calor de 35 grados, y en gran parte porque hubo jolgorio generalizado en distintos puntos.
En la madrugada hubo muchos lesionados atacados por patotas en las cajas de las camionetas, que arrojaban unas bolitas de goma que causan hematomas, y luego bajaban enardecidos, a arrancar los carteles del obispo Piña.
Esta siesta de sábado, es atípica, parece semana santa, casi nada se mueve, hay una calma que precede algo, no imagino que, pero se siente".
Frente a lo antedicho, cabe preguntarse:
-¿Por qué el kirchnerismo no hace declaración alguna respecto a lo que sucede en Misiones?
-¿Por qué el presidente habla de transparencia en la gestión y apoya a un tipo oscuro como Rovira?
-¿Cómo es posible que por mucho menos el Gobierno hable de intervenir otras provincia y en Misiones se aporte tanto dinero para hacer una campaña tan ilegítima?
Sin palabras...
Christian Sanz y Fernando Paolella