Es la capital del vino, como se la conoce en nuestro país, pero también en el exterior gracias a sus varietales de primera categoría.
Mendoza tuvo que adaptarse —y aún lo hace— a un territorio agresivo donde en condiciones lógicas la cría de ganado hubiese sido la única actividad económica a explotar.
Entre oasis y desiertos
El siglo XX puede trazarse como punto de inflexión, ya que los antiguos habitantes de la ciudad en plena expansión empezaron a notar que sin obras hidráulicas el porvenir de la provincia estaba destinado al fracaso. Lejos estaba la Mendoza actual desbordante de turismo, con los hoteles en la ciudad desbordados y siendo una de las provincias con mayores visitantes en Argentina de enero a diciembre. Por aquella época, las preocupaciones eran otras y se enfocaban en la creación de infraestructura para sacarle el máximo provecho al oasis.
Hablar de un oasis es referirse a una región árida que cuenta con agua suficiente para el crecimiento de flora, vegetación que permite el hábitat del ser humano. El caso del Nilo y el Éufrates son los más conocidos, ya que se encuentran varios oasis a lo largo de estos ríos, la excepción a un contexto netamente amarillo donde todo lo demás es desierto y arena.
Mendoza cumple con esta premisa y gracias a sus ríos que cruzan los Andes centrales y migran hacia el Atlántico pudo adaptarse a un enclave desfavorable.
Medidas de administración hídrica
Gran parte de los afluentes del Río Mendoza y Atuel confluye en represas y diques que conforman una de las excursiones más icónicas de la provincia al estar encadenados uno detrás de otro. Con un sistema de compuertas que se abre en época de precipitaciones y se cierra en época de sequias, se protege hasta la última gota de agua. De esta manera, la mano del hombre permitió regular los niveles de agua potable necesarios para garantizar las diferentes actividades económicas. Viajar a Mendoza en verano suele ser el escenario de ríos y arroyos totalmente secos por el cierre de compuertas, las altísimas temperaturas y una geografía con extrema aridez.
Fueron estos sistemas fluviales los que decantaron en tierras de lo más fértiles que tiene el país que se vieron potencias por las obras hídricas. El resultado está a la vista: vinos de exportación, la mejor uva del país, aceites extra vírgenes y ganadería. Mendoza, además del ingreso del turismo, tiene ingresos millonarios al año gracias a sus viñedos, olivos y árboles frutales alimentados por los ríos andinos.
No es casualidad que muchos de los empresarios más famosos tengan sus hectáreas en Tunuyán que pareciera ser tierra bendita por el agua subterránea en un contexto de cabañas, naturaleza y aire puro, una contracara más que agradable a las postales desérticas. Pese a la importancia de los oasis, estos apenas acumulan el 3% de toda la provincia y se estima que alrededor de 860 km 2 se nutren del agua subterránea.
No es casualidad que gracias a la creación de estos oasis artificiales se agrupen las grandes urbes con un 96% total de la demografía que se ubica en apenas un 4% del territorio provincial. Fueron estos oasis artificiales los que generaron un auge en la explotación comercial de la tierra y que acercaron a las poblaciones en busca de nuevas oportunidades.
Tunuyán: la tierra del mejor vino merece ser destacada
Más allá de Godoy Cruz y sus bondades citadinas, o de todas las excursiones destacadas de Mendoza, vale hacer un espacio para mencionar a Tunuyán. Hablar del mejor vino de la provincia obliga a investigar y acercarse a la tierra que lo provee, a escasos 80 kilómetros desde Godoy Cruz. El circuito enológico de Tunuyán incluye las mejores bodegas para conocer los pormenores en el paso a paso, algo así como el detrás de escena que se da antes del producto final embotellado, en un contexto de valles y quebradas multicolores.
Además, el Manzano Histórico es uno de los sitios históricos de la provincia con 1.500 hectáreas de espacios verdes que tienen un espacio privilegiado para el monumento impactante en conmemoración al encuentro entre el General Olazábal y el General San Martín tras su paso triunfante por Ecuador.
Si, muy bueno, pero a costa de la sequía y desertización de la Provincia de La Pampa.
El sargento Toro solo emite su disconformidad como si fuera un problema de ubicacion entre Bolivia y Chile con su acceso al mar Pacífico, el qje nace para pito no llega a corneta y mas si te gobierna el Justicialismo o alguno de sus aliados feudales. Mendoza prospera en todos sus aspectos año tras año.Comandante busque un aborigen Huarpe y aprenda de el y vera agua, eso si le llevara tiempo, tal vez sean mas de 70 años de Justicialismo.