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La política del autismo

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DESPUÉS DE MISIONES, EL KIRCHNERISMO SE REPLIEGA
DESPUÉS DE MISIONES, EL KIRCHNERISMO SE REPLIEGA

    Al final, el espejismo de poder kirchnerista quedó hecho trizas en el suelo luego del domingo. Durante toda la semana, el elenco estable de Balcarce 50 guardó un incómodo silencio acerca del batacazo misionero, en una incómoda introspección muy cercana al autismo. De nada valió el ridículo y retardatario discurso contra la Iglesia proferido por Kirchner, como tampoco el tour clientelista de su hermana Alicia, como tampoco las parrafadas de los Fernández y los guarismos digitados de los encuestadores rentados. “La política es un pacto con el demonio interior”, aseguró el sociólogo y encuestador Eduardo Fidanza en el programa Corrientes de pensamiento, conducido por José Antonio Romero Feris, en clara alusión a la derrota de Rovira. Pero lo dijo en el sentido griego del término, que significa intermediario, en clara diferencia con la concepción judeocristiana. Si se remite al concepto de conciencia, o bien de ideología, es muy claro que la corporación política vernácula hace oídos sordos a toda sugerencia interna porque continúa haciendo la del pato criollo.
  
Por más omisión del habla que valga, es evidente que el presidente Néstor Kirchner acusó recibo del piñazo y aún no se recuperó totalmente. Asimismo, llegó tarde a la cumbre de presidentes en Montevideo provocando un profundo malestar en la otra orilla. “Es un desconsiderado y de él se puede esperar cualquier cosa", comentaron ministros del entorno de Tabaré Vázquez. Evidentemente, la popularidad del mandatario símil pingüino no trasciende el río color de león.
  
Tampoco para los asambleístas de Gualeguaychú les hace ahora gracia. Abandonados por éste, resolvieron nuevamente cortar la ruta que los comunica al vecino Uruguay. Un año duró la luna de miel entre
la Casa Rosada y estos -Evangelina Carrozo mediante-, para al final quedar en la estacada.
  
No cabe duda que Kirchner debe cambiar de estrategia, y asimismo rotar su visión de la realidad hacia índices más verosímiles, si pretende que su proyecto perdure el año que viene.
  
Existe un mal que parece aquejar a los presidentes argentinos de estos últimos tiempos, y tiene que ver con una suerte de autismo. Una especie de muro mental que los separa de la realidad cotidiana, y los aleja progresivamente de los sentires y pesares de la gente común. Esta sigue cada vez más desilusionada, y si aún no salió a retumbar cacerolas es porque prefiere también encerrarse en su círculo íntimo y no amargarse con la una cosa que ha dejado de ser pública. “La política resulta cada vez menos importante para la construcción de la identidad de las personas. Los jóvenes no saben qué es izquierda ni qué es derecha. No dudan de las categorías políticas, sino que no tienen la menor idea, no leen sobre esas cosas, no se informan, no les interesa”, puntualiza el también sociólogo Marcelo Urresti. En una sociedad absolutamente "tinellizada", poco interesan las pretensiones reeleccionistas de Felipe Solá, los devaneos autoritarios de Hugo Moyano y las estupideces de turno de algún gobernador propenso al clientelismo.
  
Lo que resulta demasiado triste, muchas veces aludido en este sitio, es que muchos detentadores de la crisis institucional del 2001-2002 no recapacitaron ni sobre la sangre derramada en aquella jornada, y prosiguen como si esto hubiera sucedido en la Luna. De más está decir que ni siquiera se plantearon ni la más pequeña autocrítica, como tampoco recapacitaron de que manera no cometer los mismos errores que desembocaron en ese tembladeral.
  
La paradoja argentina es precisamente la falta de memoria inmediata, enfermedad endémica de la clase dirigente que no sabe releer los sucesos del pasado inmediato para no volver a repetirlos constantemente en el presente.


Mi pasado me condena

    No existe en el país político más
demagógico que Néstor Kirchner. A lo largo de su mandato ha dado sobradas muestras de ser un fiel seguidor de las preferencias y los caprichos de la gente, no importa si estas van en contra de sus propias convicciones o no. Es más importante lo que piensan aquellos que le permitirán seguir en el poder en el futuro mediato que sus propias ideas.
    Eso provoca que el mandatario diga los disparates más increíbles o se contradiga una y otra vez sin que nadie lo cuestione. Todo es “electoralista”, palabra que para el gobierno es sinónimo de “efectista”. Si hubiera que identificar al kirchnerismo con una frase, esta sería “el fin justifica los medios”, no hay dudas de ello.
   
La facilidad con la que el oficilismo cambia de discurso, da pavor. Así como en su momento prometió 20 mil millones de dólares en inversiones chinas que jamás llegaron al país, el presidente Kirchner ha cambiado en las últimas horas sus preferencias y ordenó a los mandatarios que buscan su propia reelección que cesaran en sus intentos por obtener un nuevo mandato.
   
¿Lo hizo pensando en el beneficio público? Por supuesto que no. La gente ha demostrado preferencia por la no "reelección caudillista" y allí se encolumnó el primer mandatario. No hay dudas de que si los misioneros hubieran votado a la inversa de como lo hicieron, el discurso oficial sería totalmente opuesto.
   
Todo en Kirchner es demagogia, hasta la construcción de su pasado. Y es que se empecina en asegurar que fue parte de la ofensiva montonera de los años '70 cuando el archivo histórico lo ubica bien lejos de la izquierda. Según el periodista Daniel Gatti, autor de la biografía más objetiva de Kirchner -El amo del feudo-, el actual presidente jamás militó en la revolucionaria agrupación. Así lo cuenta Gatti en su libro: "El tabicamiento de las estructuras conspira contra la tarea de encontrar referencias de continuidad en la militancia de Kirchner en las agrupaciones de superficie de Montoneros, salvo sus propias expresiones frente a un auditorio donde se encontraba Miguel Talento; allí habló de sí mismo como fundador de la JUP.
    Al menos en La Plata, su ámbito de militancia, esto está descartado por un integrante de la Mesa de Agrupaciones, quien dio a conocer la unidad de la FURN con FAEV, en la nueva Juventud Universitaria Peronista: el propio Rafael Flores.
    Tampoco alguno de los participantes de la trifulca a golpes de estas agrupaciones, el día de la liberación de los presos peronistas de la U9, recuerdan al flaco santacruceño.
    Los riogalleguences que fueron a La Plata luego del '73, rememoran que Lupín
(Kirchner) se quedaba comiendo salchichas, cuando se sabía que en el comedor universitario habría algún acto.
    Los militantes setentistas de Gallegos, no lo reconocen como un par.
    A pesar de la escasa población de la ciudad, que atentaba contra el tabicamiento de estructuras, se dieron una organización férrea y lograron una mínima estructura militar, con condiciones de seguridad interna aceptables.
    Al consultar a cuadro y militantes de base de la regional 7 de la JP, el nombre de Kirchner no es reconocido como integrante, sólo lo recuerdan ocasionando problemas.
    (...) Siempre frente a periodistas que no conocen de sus defecciones, Kirchner sostuvo que 'Cuando Reutemann corría correras, yo estaba preso'.
    Acerca de el Lole, hay pruebas de que corrió, con dispar suerte en la Fórmula Uno; pero de las cárceles de Kirchner, sólo las que crea su imaginación.
    Los pasos posteriores a su defección de la FURN, se pierden y sólo la autoreferencia lo ubica militando en las agrupaciones revolucionarias del peronismo"
.
   A la elocuente investigación de Gatti podría sumarse lo que revista Noticias publicó esta semana: los lazos entre el actual Presidente de la Nación y la dictadura que tanto parece aborrecer. La mencionada publicación muestra, incluso, una solicitada en la que Kirchner agradece a funcionarios del proceso militar. Insólito, pero real.
  
Es la idiosincracia kirchnerista, no hay dudas de ello. Una "cualidad" que, quienes escriben estas líneas, vienen desnudando desde antes de que el actual mandatario asumiera su cargo.
  
¿Cuántas contradicciones más debe mostrar el periodismo independiente antes de que se caiga en la cuenta de esto? ¿Cuántas promesas incumplidas hacen falta para que algunas personas reconozcan que el actual gobierno es demagógico?
  
¿Debe tolerarse acaso tanta mentira a cambio de algo que aún no sabemos bien qué es ni a dónde nos llevará?
  
Tenemos las preguntas, no tenemos las respuestas…

 

Christian Sanz y Fernando Paolella

 

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