Luego de la defenestración de Carlos Rovira, el delirio parece haberse apoderado del espectro pingüinero. En materia internacional, se insistió en forma sostenida en involucrar a Irán como perpetrador necesario en la masacre de la calle Pasteur a contramarcha del fluir de los acontecimientos. Llama poderosamente la atención que mientras para consumo interno se vende la imagen de un Kirchner nacionalista, para el exterior se pose en una postura ridícula de un norteamericanismo inoportuno y trasnochado. Causan risa los afiches en los que se ve al presidente argentino compartiendo cartel con Castro, Morales, Lula y Chávez, para entre todos hacer realidad el sueño bolivariano. A pesar de tanta rimbombancia dialéctica, esta semana demostró con creces que sólo es un cuento chino más. Pues la Argentina nuevamente aparece alineada junto a EEUU e Israel, en el preciso momento en que ambos países son condenados por su falta de observancia de los derechos humanos. Luis D’Elía, el más impresentable del elenco estable oficialista, intentó un ápice de rebelión contra este desaguisado y su obesa figura rodó hacia la puerta de salida.
Afirman los que saben que se le sugirió a Cristina Fernández que prontamente se desembarazara de él, a fin de que puliera su imagen de cara al 2007. Justamente ella, quien siendo integrante de la comisión bicameral encargada de investigar los atentados apoyaba a mediados de la década del 90 la denominada pista siria.
Es de extrañar sobremanera la actitud kirchnerista para con las relaciones internacionales, por su constante tendencia al desmadre y al ridículo. En el asunto de las papeleras, profusamente analizado en este sitio, se vio cómo fogoneó a los ambientalistas entrerrianos para luego recular a partir del fallo adverso de La Haya y seguidamente pedir la mediación del rey Juan Carlos de Borbón.
Pero la cuestión iraní es un entramado mucho más complejo, y por cierto peligroso en demasía. No como pretende el gobierno nacional utilizando una supuesta amenaza suicida, para distraer internamente, sino el riesgo verdadero que se corre es nuevamente quedar como cola de ratón en el juego de poder de Washington y Tel Aviv. Menem lo hizo, y la farsa le costó la vida de su hijo. Si Kirchner persiste en esto, el resultado puede ser aún más caro para el país.
Mientras la inseguridad sigue haciendo estragos, es un recurso muy aceptable engañar a la opinión pública mediante la amenaza de los tipos con turbante.
Los delirantes ideólogos del Proceso sostenían que la lucha contra la subversión era una pequeña parte de
Tampoco se percibe a ciencia cierta el por qué de la insistencia en continuar culpando al régimen persa, punto de vista tan desacertado que llevó al ex juez Galeano a coimear al Enano Telleldín para que se mandara al frente por 400 mil dólares. Menos aún logra comprenderse esa afición, como perro al hueso, de en lugar de desentrañar el entramado y hallar a los verdaderos culpables, continuar haciendo menemismo explícito.
Sobre todo, cuando investigadores confiables echaron miras sobre oscuros personajes de la talla de Al Kassar, más que implicado en la perpetración ideológica de ambas matanzas en Buenos Aires. El gobierno le hace caso a una alicaída administración republicana que cada vez está quedando más sola en el concierto mundial.
Lo que viene
El próximo paso del kirchnerismo es instalar la idea de que Kristina será la candidata oficialista al sillón de Rivadavia del 2007. Para eso trabajan fuertemente tres personas: Alicia Kirchner, armando estructuras punteriles en la provincia de Buenos Aires; Carlos Chino Zanini –junto a Carlos Kunkel-, en la organización de la estrategia general; y Julio De Vido como recaudador oficial.
El acopio dinerario se enfocará en dos lugares en particular: Santa Cruz y Chubut, donde ya se están armando algunas de las licitaciones más polémicas y onerosas de la historia.
Y aunque muchos crean que dicha estructura se organiza en función de la eventual candidatura de Cristina K, la realidad es que Néstor aún no se resigna a la posibilidad de perder la ocupación del sillón presidencial.
El juego que jugará el mandatario en los próximos meses es el de siempre: hacer sus contínuas “pruebas piloto” para ver cómo repercuten en la opinión pública, tal cual sucedió en Misiones hace unas semanas, cuando el electorado dio la espalda a Carlos Rovira.
Pocos saben que esto afectó gravemente la salud de Kirchner y que ese fue el real motivo de que su discurso reeleccionista girara en 180 grados.
Esto, que parece novedoso, no lo es. Suele sucederle al mandatario que su salud decaiga toda vez que pasa por algún momento traumático de su vida. Así le ocurrió en diversas oportunidades de su carrera política, una de ellas en el año 1987 cuando, en el marco del cierre de comicios por la intendencia de Río Gallegos, sufrió varios desmayos.
Esto, dicho sea de paso, forma parte de los temas que la mayoría de los medios de comunicación “saltean” de su agenda de prioridades periodísticas: la salud presidencial (1).
La poca importancia que da cierta prensa a la enfermedad de Kirchner –junto a otros importantes temas- hablan de una postal de nuestro país: la precaria salud republicana que nos toca vivir.
No es poco.
Christian Sanz y Fernando Paolella
(1) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=2076