"Queda privado de libertad por considerar que es un peligro para la sociedad en atención al número de delitos que se le atribuye, pero atendida su edad (90 años), se le mantiene con arresto domiciliario", sentenció ayer el magistrado, Alejandro Solís, poco antes de su cumpleaños. ...Estas son las mañanitas..del rey Augusto...
El
Tata, que es el Rey, ahora un Campeón con la mano alzada y que finalmente se
pone de pie durante la celebración de su cumpleaños 91, poco antes de entrar
al féretro de la historia. Se ha reido del mundo y de Chile, transformándose
en uno de los Tres Chiflados, con su nuevo ataque de conciencia: "asumo
la responsabilidad política de todo lo obrado". Tarde, tarde para El
Paciente Inglés, que pudo decir lo mismo en Londres bajo una acusación que
no llegó a ser un verdadero juicio en justicia. Después en Santiago,
escabulló el juicio de la ley, la historia y de los desaparecidos, haciéndose
el loco tras la fachada del olvido. Dijo a través de sus abogados, no
recordar nada de nada, ni de lo que pensaran en preguntarle. Bajo los charcos
de sangre sus botas recorrieron y pisotearon Chile coagulado durante 17 años
y meses. Y de pronto, cuando lo llamaron a juicio, lo perdió. Durante todos
estos años se montó en la historia canalla del yo no fui. Ni una hoja volaba
sin que él no lo supiera, dijo, y después no se enteró de nada. El tiempo
premia a Chile y es difícil no darse cuenta de sus crímenes, felonías,
abusos, peculados, trampas, mentiras y cobardía.
Las imágenes de El
Mercurio son elocuentes. Lucía Hiriart, su esposa y guía, le alza la mano a
su campeón. "Llegaste Augusto, quien lo dijera, hasta donde nadie
sospechara o te supiera inmortal. Tu demencia subcortical, me sabe a gloria en
este largo cuento de historias y locuras. Felicidades, campeón."
"Después de mí, el diluvio, dijo el infeliz Luis, y yo Lucía, te
aseguro que pienso así. De pie estoy y el rey yo soy. Todo lo demás es
historia patria. Si todos hubiesen desaparecido, yo seguiría amando a Chile.
En cada chileno, un muerto o un ataúd libre de impuestos. Ni loco, ni
demente, aquí presente. Digan lo que digan, sigo siendo el rey. Villa
Grimaldi, 11 mil metros cuadrados de horror. Puedo sentir los gritos de los
fantasmas que quemamos en el jardín de la Villa o bajo la tortura, los que en
Chile entero fueron arrastrados por el largo espinazo de Chile. Más locos están
los que quieren saber la verdad. Lo que se pierde a propósito ya no se
encuentra, es como la dignidad. Aquí estoy, con arresto domiciliario en La
Dehesa, lujoso lugar de Santiago, con mi familia y que fue."
Rolando Gabrielli©2006