Remigio Ángel González González nació hace 61 años en Monterrey, al norte de México, se describe como un
conservador y se autodenomina "un Robin Hood que paga impuestos".
Tiene casas en Miami, Nueva Orleáns, Ciudad de México y Ciudad de Guatemala.
Sobre su apodo de "el fantasma" hay dos versiones muy distintas entre
sí. La primera, se basa sobre el constante rechazo de este empresario a las
entrevistas y las fotografías, tanto así que no hay fotos del empresario. La segunda
versión, tiene que ver más con rumores nunca probados, pero que recorren con
fuerza en toda América: "lo acusan de haber obtenido parte de su fortuna
por lavado de dinero, de su forma de adquirir propiedades sin utilizar su nombre, de sus acusaciones por monopolio, de influir directamente en el
gobierno guatemalteco, hasta de haber estado en prisión en 1985 por compras
irregulares de materiales televisivos".
El hecho concreto es que él nunca ha salido al paso para desmentir una a una
las acusaciones. Sólo se contabilizan dos entrevistas para medios escritos americanos: El
Mercurio de Chile, en 2004 por el asunto de la compra fallida de Canal 13, y
en 2003 a "Naples Daily News".
En consulta hecha con periodistas de varios países, he encontrado el mismo
patrón de conducta de los empleados de Remigio Ángel González: "sus
empleados cercanos forman un férreo y fiel círculo de hierro, en donde no sale
palabra sobre su jefe". En el caso de Costa Rica, es notorio que los
periodistas de Repretel y Fernando Contreras cumplen eso.
En datos duros: González posee cuatro estaciones televisivas (3, 7, 11 y 13)
en Guatemala, en Nicaragua es dueño del canal 10, socio mayoritario del 4 y
participa en la programación del 12. En Perú está presente con ATV y la señal
13 (en disputa), en Paraguay con 9, en Ecuador es propietario de dos estaciones,
en Costa Rica tiene tres señales bajo el nombre de Repretel, en Chile compró Red TV.
Sin embargo, su poder e influencia en los medios de comunicación
latinoamericanos no es un secreto para nadie a estas alturas.
Pero ésta es su historia
El seudo empresario comenzó a construir su imperio en Guatemala en 1981,
cuando compró su primer canal, allí también conoció a su esposa (de apellido
Rabbé) y ahí se denuncian las primeras "irregularidades". En 1985 se
dice que aportó toda la inversión publicitaria en televisión al candidato a
la presidencia Vinicio Cerezo por sus lazos de amistad, quien salió elegido y
que le habría pagado con más frecuencias para radio y televisión. También en
Perú tuvo una pugna por la propiedad de una canal de televisión.
Su historial en Guatemala es negro. En 1988, el Telenoticiero "Siete Días",
Transmitido por Canal 7, fue forzado al cierre. El director de ese medio,
Gonzalo Marroquín Godoy, denunció que recibía fuertes presiones para censurar
toda información que perjudicara al entonces alcalde Álvaro Arzú. Marroquín
pidió al Congreso de la República la modificación de la Ley de
Radiocomunicaciones para impedir que los extranjeros controlaran los medios de
comunicación y ofrecer en subasta pública la adquisición de acciones por
parte de guatemaltecos. La bancada mayoritaria de la Democracia Cristiana rechazó
la solicitud.
En Guatemala, González se convirtió en el hombre fuerte de la televisión
guatemalteca, sin encontrar con mayores obstáculos políticos, a pesar de que
la legislación prohibía a extranjeros la adquisición de medios de comunicación.
A finales de los años noventa González controlaba todos los canales de
televisión de cobertura nacional incluyendo los noticieros. Igualmente se adueñó
de 22 frecuencias de radio, entre ellas, la única radio puramente informativa
del país, Radio Sonora.
La forma de operar de González es mantener buenas relaciones con el gobierno
de turno. Ordena en los telenoticieros un trato favorable a los candidatos
presidenciales con más posibilidades de ganar y les ofrece condiciones
especiales para la propaganda política, de forma que ninguna campaña electoral
pueda funcionar sin el apoyo de González. Si el presidente de turno se mostraba
descontento por la emisión de informaciones perjudiciales para el gobierno,
González se encargaba de suprimir estas informaciones. Este mecanismo se ha
vuelto casi rutinario en algunas redacciones.
Durante la campaña presidencial de 1999, González puso todo el poder de su
monopolio a favor de la candidatura del probable vencedor, Alfonso Portillo,
donando probadamente la mayoría de sus publicidades. En compensación, de
acuerdo con interpretaciones de la prensa local, el cuñado y asesor legal de González, Luis Rabbé, fue nombrado ministro de comunicaciones e
infraestructura, encargado de la tarea de regular la operación de los
canales de su cuñado.
Rabbé fue despedido en junio de 2001, tras que el congreso probara maniobras
corruptas de su parte. A pesar del compromiso del presidente Portillo de licitar
dos frecuencias de televisión de propiedad del Estado, el monopolio de González
permanece intacto.
En febrero del 2001, la prensa guatemalteca publicó evidencias de la
corrupción del ex Ministro de Comunicaciones y Obras Públicas, Luis Rabbé, cuñado
de Ángel González, dueño de canales de televisión. Denunció que
"gracias a este vínculo familiar, llegó sin ningún tipo de experiencia a
ser director de un noticiero televisivo. En ese mismo año comenzamos a
investigar y nos dimos cuenta que este señor había creado una serie de
empresas fantasmas, empresas de papel, que las había pagado en efectivo.
Las empresas resultaron ser totalmente fantasmas, y lo pudimos comprobar
cuando fuimos a rastrear las direcciones. Los representantes legales no existían.
Se pagaron aproximadamente $100 millones a estas empresas fantasmas. Fuente:
libertad de prensa. Las acusaciones no sólo quedaron ahí. Se menciona que tiene canales de
televisión en Venezuela y Perú; en donde estuvo involucrado con el régimen de
Fujimori y de Montesinos. En Guatemala, se renuevan las concesiones cada cierto
tiempo y "comprando voluntades políticas este señor ha llegado a tener un
monopolio de televisión, que realmente ha sido un arma espectacular para los
gobernantes de turno, para desprestigiar a la prensa".
Así se refieren en la ACNUR órgano de la ONU, sobre González y su
intervención en Guatemala: Existe una gran concentración de la propiedad de
los medios en Guatemala. El magnate de medios Remigio Ángel González, de
origen mexicano, controla los medios audiovisuales. A través de empresas
pantalla, González es dueño de los cuatro canales de televisión abierta, lo
cual viola las cláusulas constitucionales que no permiten los monopolios ni la
propiedad de medios en manos de extranjeros. González, quien también posee una de las principales
cadenas radiales, ejerce una enorme influencia sobre los políticos
guatemaltecos.
Según versiones de la prensa local, González es tan poderoso que los
candidatos políticos a menudo buscan asegurar su aval antes de las elecciones
porque saben que él controla todos los canales de televisión y puede decidir
cuánto espacio recibirán en los medios.
Desde Guatemala, ha construido un imperio que, en promedio, comprendería más
de 30 estaciones televisivas, sin contar las más de 70 señales de radio,
cines, restaurantes, acciones en tiendas de departamentos y distribuidoras de
material envasado. Hoy maneja su señorío comunicacional desde una oficina de
un edifico en Miami. En ese espacio sólo lo acompañan cinco secretarias que
gozan de la total confianza de González. Nada de grandes construcciones ni
burocracias. Los ejecutivos de sus canales en el mundo acceden a hablar
directamente con él en cualquier momento del día, tal como lo hace Fernando
Contreras desde Costa Rica.
En una publicación del diario estadounidense, "Naples Daily News",
fechada en el 9 de junio de 2002, se estima que el valor neto del patrimonio de
González es de US$350 millones. En ese mismo artículo, "el fantasma"
es entrevistado telefónicamente por el periodista Will Weissert, de la
Associated Press, sobre sus negocios en Latinoamérica. Allí, el seudo
empresario declaró que éste es sólo el comienzo para su holding y que
"dentro de los próximos 10 años controlaremos tres estaciones más por año".
Además, Will Weissert afirma que el estilo de González no es interesarse en
adquirir la propiedad más grande de la región, sino que prefiere comprar
canales pequeños, de esta forma un día llegará a "controlar más
estaciones televisivas que cualquiera".
Su forma de operar
González tiene delineado un estilo único en todo su conglomerado de
canales: el broadcasting, es decir, la compra y venta de películas. "La
proporción entre programación propia y envasada varía según el canal. Puede
ser de 40 y 60 ó 30 y 70, pero siempre el enfoque central va por el tema de las
películas", afirmó Marcelo Sandoval.
La figura de González es influyente en el mercado de las comunicaciones
gracias a su estrategia de negocios; tiene una relación directa con los
ejecutivos de los principales estudios de hollywoodenses, visita las ferias
televisivas más importantes del mundo (donde se negocia el material) y compra
importantes paquetes para su conglomerado. Por ende, es el distribuidor
"estrella" de la región, teniendo la posibilidad de adquirir los
estrenos más taquilleros. ¿El precio? $12 millones por título, con una de
deuda a 10 años. Pero al venderlos y exhibirlos en sus numerosos canales al
mismo tiempo le hace ahorrar muchos costos. De hecho, Ángel González no
registra ninguna deuda en el sistema bancario.
Luego de adquirir las producciones, entran a la cancha los diferentes
ejecutivos de cada canal. Ellos eligen de esos paquetes lo que mejor se acomoda
a la idiosincrasia de cada país y, directamente junto a González, delinean la
programación de los estrenos en los horarios prime (alta audiencia). ¿Por qué?
Por que en ese periodo se concentra el 70% de los auspicios. Por ejemplo en el
caso de Repretel: VIP Brother.
El peligroso Remigio
Sin lugar a dudas, el seudo empresario González es un personaje
tremendamente interesante. Como saben, vivo en México, por lo tanto, he
buscado información sobre él en las Cámaras empresariales de México, con
periodistas mexicanos, con personas del área empresarial y nadie lo conoce.
Definitivamente, es un fantasma. Son de esos millonarios que nadie sabe
explicar de dónde obtuvieron su fortuna. Para mí, es extraño que en México
no tuviera ni una tienda de ropa y que luego, de la noche a la mañana, aparezca
como el gran "empresario".
Para quienes hemos estudiado el narcotráfico en México y América Latina,
no nos sorprende este tipo de "empresarios". Y es que existe una
conexión entre el narco entre Costa Rica, Guatemala y México. Recuerdo, que el
mayor narco mexicano, opera en éstos tres países y no ha sido capturado porque
las autoridades de los países centroamericanos están ligadas con el narco.
Definitivamente, el Sr. González sabe muy bien como manipular a la sociedad
a través de programas chatarra y pagando la corrupción de los políticos. No
tengo ninguna duda, de que la clase política costarricense está en su juego y
el patrón de dominio vía empresas pantalla, es todo una táctica del gobierno
y los defensores del TLC con Estados Unidos.
El monopolio de la verdad es peligroso, y el monopolio de González ha sido
objeto de críticas de la OEA y de la Sociedad Interamericana de Prensa. Profundizando un poco más, encontré una conexión interesante. La entrada
de capitales de González, ha estado relacionada con las operaciones de
Televisora Azteca de México. Por ejemplo, en Costa Rica, en un principio canal
4 era de TV Azteca, luego pasó a ser de Repretel. En otros países, sucedieron
cosas parecidas, incluso en Chile. Conociendo del tema, tengo la impresión de
que es una compra ficticia, para dar el espejismo de una supuesta competencia
entre televisoras, cosa que es muy común en México, sobre todo la forma en cómo
Salinas Pliego y González han usado, en el pasado, las señales de sus canales
de televisión para beneficio propio o de sus intereses. En otro aspecto, me
llama la atención que el Sr. González no tenga televisoras en Estados Unidos,
lo cual me parece muy extraño.
Además, eso de esconderse de la prensa y de las cámaras, me llevan a pensar
de que es un hombre que opera en las sombras: "golpea a traición, con
matonismos, con corrupción e impunidad".
Las hipótesis son varias. Es posible que Remigio Ángel González González
sea un prestanombre de alguien más. Y buscando, la forma de operar, de negociar
favores políticos a cambio de campañas publicitarias en TV y otras características
más, encuentro una conexión entre él y Ricardo Salinas Pliego el dueño de
TV Azteca.
Debido a que la Comisión de Valores de Estados Unidos, encontró culpable a
Salinas Pliego de delitos financieros, por sacar 107 millones de dólares de TV
Azteca sin pagar impuestos y sin rendir cuentas a sus accionistas minoritarios,
lo que le costó que su empresa saliera de la Bolsa de Nueva York y además unos
10 millones de dólares en multas.
Por lo tanto, su empresa está bien "revisadita" en los Estados
Unidos, por la costumbre de robar el dinero de sus accionistas y de simular
perdidas para evadir impuestos.
En México, el caso debió de haber costado muchos sobornos, ya que, fue
exonerado de todos los cargos, gracias a miles de comerciales y notas a favor de
la pareja presidencial. Y es que esa forma de operar a través de los canales de
TV, para obtener favores e impunidad, es muy mexicana.
La falta de información en torno al caso hace pensar a más de un analista
que el gobierno del presidente Vicente Fox negoció la acusación con Salinas
Pliego a fin de evitar una confrontación con el empresario de la televisión,
uno de los hombres más poderosos e influyentes del país y cuya fortuna está
valuada en 2,600 millones de dólares, de acuerdo a la revista de negocios
Estadounidense Forbes (La columnista política Denise Dresser describió a
Salinas Pliego "como la versión mexicana de los oligarcas rusos, esos que
doblegan al Estado; esos que se sienten por encima de la ley y por encima del
gobierno que los creo", en el Periódico Reforma.
A Ricardo Salinas Pliego se le adjudicó la televisora IMEVISION, hoy TV
Azteca, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988 - 1994). Esa operación
fue criticada porque "hubo una manipulación". La compra de la
televisora, en 1993, fue por 669 millones de dólares, de los cuales
29.8millones de dólares, fueron de un "préstamo" de Raúl Salinas de
Gortari, investigado en Francia y México por lavado de dólares, a través de
cuentas bancarias en Panamá e Islas Caimán.
El último caso de uso de los medios de comunicación como arma política fue
cuando Salinas Pliego en cooperación con Emilio Azcárraga promovieron la
aprobación en el 2006, de la denominada Ley Televisa en donde se les otorgan
beneficios para mantener un oligopolio en México, marginando la intervención
del Estado y representando una claudicación del compromiso social del poder político frente a los privilegios del poder mediático.
Miguel Alejandro Gutiérrez
Todo iba bien hasta que comenzaste con suposiciones. Las teorías del complot quitan la seriedad. La información siempre es mejor. Gracias