Ya
antes de 1800, los ingleses, siempre ávidos no sólo de gloria sino de los
bienes ajenos, habían incursionado por el Río de la Plata. Montevideo fue fundada en 1726, en el siglo XVIII. Inglaterra en el
Siglo XVI no era una potencia a nivel de España y recién estaba comenzando a
desarrollar su marina. Los que actuaban mayormente eran los piratas como Drake
(que asolaba las costas americanas), Cavendish
y otros. Lo que hizo Inglaterra durante los siglos XVI y XVII fue hostigar a
España en el mar y en los puertos americanos desarrollando una especie de
guerra de guerrillas marítimas a través de "empresarios" privados.
También a Portugal y Holanda.
Después fue la expedición “privada” del
Almirante MacNamara, que salió de Gran Bretaña con escala en Río de Janeiro,
con nueve buques de guerra y 3.000 soldados, que atacaron Colonia como paso
previo a invadir Buenos Aires. Pero fracasaron y murió en el intento.
El
lunes 21 de octubre de 1805 los ingleses derrotan en Trafalgar a las flotas
aliadas de España y Francia. Como consecuencia quedan con el dominio naval
sobre los mares. Después de la gran batalla naval, España todavía entregaba
fuertes sumas a su “aliado” Napoleón, que
obtenía de los “tesoros” extraídos de sus colonias americanas.
A
principios de 1806 se instaló una estación naval británica en África del
Sud, desde donde habían comenzado la ocupación de ese territorio, echando a
los colonos holandeses hacia el interior del país. La tropa estaba ociosa y el
Contralmirante Home Riggs Popham fue sugestionado por un tal White, comerciante
yanqui establecido en Buenos Aires desde hacia unos años, con la idea de robar
el tesoro que se estaba acumulando en las colonias españolas del Río de la
Plata. Si bien en los planes de Gran Bretaña figuraba la invasión a varios
lugares del continente americano, por otras prioridades había encarpetado los
mismos. Así la misión que comenzó a gestarse, puede definirse como una
especie de “empresa privada”, y sin
órdenes expresas de SM Británica.
Convencido
Popham de las riquezas que habría en Buenos Aires y de la indefensión de la
misma, amén del apoyo según White, que le prestaría la población, se
convierte en el “jefe” del
emprendimiento. Convence al comandante de la base de El Cabo, el General David
Baird, y este le “presta” 1.600
hombres, a cambio de una “comisión”
en el botín. Y además nombra al General William Carr Béresford de su entera
confianza, como Jefe de expedición.
Sobremonte
sin armas y sin fuerzas militares, ordena a último momento armar las milicias,
y ejerce una débil defensa de la ciudad. Pero
lo que si tenía muy bien organizado, era una rápida evacuación de los fondos
acumulados en lingotes y monedas de oro y plata, enviándolos a la ciudad de Córdoba
con un tren volante, con tropas de caballería, más su familia y amigos.
Dejando a la capital del Virreynato en manos de sus segundos para que negociaran
la capitulación.
La
ciudad fue ocupada bajo la lluvia, en la noche del 27 de junio de 1806. Los
Ingleses Gobernaban Buenos Aires.
Los Fondos Públicos robados
El
General Béresford recién concedió las condiciones de la rendición de Buenos
Aires, el día 2 de julio. Sólo después de tener en su poder, los caudales del
virreynato que habían estado reuniendo en la ciudad para ser enviados a España,
y que Sobremonte al conocer ésta invasión, sacara en forma urgente para
ocultarlos en la ciudad de Córdoba, con una fuerte custodia.
El reparto del botín
robado se realizó de la siguiente manera:
- al gobernador del
Cabo Gral David Baird, que facilitó las tropas a cambió de una buena paga, la
suma de veintitrés mil novecientos noventa libras (Libras 23.990,00).
- al General Béresford
once mil ciento noventa y cinco libras (Libras 11.195,00).
- al Contralmirante
Popham siete mil libras (Libras 7.000,00).
- los Jefes de tierra o
Capitanes siete mil libras (Libras 7.000,00).
- Capitanes y Tenientes
de marina setecientos cincuenta libras (Libras 750,00).
- Tenientes de tierra o
Alféreces de marina quinientas libras (Libras 500,00).
- para los sargentos o
suboficiales ciento setenta libras (Libras 170,00).
- para cada soldado y
marinero treinta libras (Libras 30,00).-
Esa
fue la verdadera finalidad del Asalto militar a Buenos Aires. Los informes del espía inglés William Pío White desde Buenos Aires
eran acertados. Sobre el “tesoro” que se estaba reuniendo en la capital del
Virreynato para enviar a España, que era una fortuna en lingotes y monedas de
oro y plata y además toda la información sobre la poca defensa militar de la
ciudad, que era casi nula. Y esta oportunidad no fue desaprovechada.
No perdió su tiempo el
General Béresford. Su propio ayudante el Capitán Arbuthnot del Regimiento 20
de Dragones Ligero, fue inmediatamente designado para perseguir y obtener los
caudales en camino a Córdoba. Con el apoyo de los Tenientes Graham y Murray,
acompañados por el espía William White y una escolta de 30 soldados del hasta
entonces invencible Regimiento 71 “Highlanders”. Los caudales fueron localizados en la Villa de Luján,
oficiando de guía para el trayecto el criollo Francisco González (quién
recibió de manos de Béresford el pago en efectivo por los servicios
prestados).
El Jefe de las Fuerzas
Navales inglesas contralmirante Popham, era partidario de embarcar
inmediatamente el “botín apresado” una vez que fuera obtenido, y levando
anclas alejarse prontamente con la misión cumplida, previo bombardeo de la
ciudad.
El botín
La Fragata Narcissus al mando
del capitán Donelly, que recibió cinco mil quinientas libras en concepto de
flete, más lo que le correspondiera del Botín, desembarcó en Portsmouth el 12
de setiembre de 1806, en medio del júbilo popular. Conocida la noticia en
Londres, estalla la euforia. Al día siguiente el diario TIMES daba a conocer la
noticia: “…Buenos Aires en este momento forma parte del Imperio Británico…”
El 17 de setiembre el capitán
Donelly desembarcó el Tesoro que cargó en ocho carros. Cada uno con seis
caballos de tiro adornados con banderas, penachos y cintas azules, que
trasladaban una carga de un total de cinco toneladas de pesos plata. En
Portsmuth la caravana fue acompañada por la banda militar del apostadero naval
y una escuadra de marineros de Popham, con uniformes rojos y el capitán sentado
sonriente en uno de los carros. El 20 de setiembre llegaron a las afueras de
Londres. El “Tesoro” desfiló por las calles de la ciudad. Los
“Voluntarios Leales Británicos” a órdenes del Cnl Prescot, escoltaron el
tesoro y sobre las banderas estaba escrita la palabra “TESORO”. Cerraban la
columna los “Voluntarios de Clapham. Una excelente Banda Británica tocaba
“Dios Salve al Rey” y “Rule Britannia” . Pararon en la casa del Cnl
Davidson cuya señora ofreció dos cintas con letras de oro que decía:
“Buenos Aires – Popham – Beresford – Victoria” .- El Tesoro llegó al
Banco de Londres donde más de dos millones de dólares de esos tiempos, fueron
depositados.
El botín, se repartió entre
el Gobierno británico y todos los intervinientes, incluso la tropa. Con
cantidades muy importantes para Baird, Beresford (comandante de tierra) y
Popham. El gobierno inglés, dado el éxito de la expedición,
la autoriza post facto y sus
bucaneros son aplaudidos como héroes del imperio.
Tal política tuvo que ser
cambiada rápidamente, no sólo al saberse la reconquista de Buenos Aires, sino
por la necesidad del apoyo de España para combatir a Napoleón.
Fue la primera vez
en la Historia que España derrotara a los ingleses, no sólo eso, en la segunda Invasión enviada
al año siguiente, Gran Bretaña envió “oficialmente” un ejército poderoso
de más de 16.000 hombres, y una gran flota naval con sus más conspicuos
Generales y Almirantes. Y también fueron derrotados y rendidos
incondicionalmente.
Todo el mérito se lo lleva Buenos Ayres y
su pueblo. Que sin las autoridades nombradas por España porque huyeron, designó
nuevas autoridades, y formó un ejército de la nada, designando a sus Jefes
militares. Y es de destacar la colaboración inclaudicable de la población,
fundamentalmente de los jóvenes, de los gauchos, de los negros y de nuestros
indios tehuelches (los pampas), que ayudaron y ofrendaron sus vidas
incondicionalmente.
Del “Tesoro” que
robaron los ingleses de Buenos Aires ….
! Bien y Gracias ¡ . Nunca más se supo, ni se reclamó, ni nadie habló
de ello.
Al día de hoy, si se afila bien el lápiz, con intereses e
indexaciones, más el valor actualizado del oro y la plata, sin contar el daño
a la ciudad, a las gentes, a las propiedades, etc, etc, cubriría un poco más que todo lo adeudado por Argentina.
Jackeline L Luisi
Alberto H. Silva