Una multitud acompañó
a San Salvador, patrono de los pescadores en el marco de la procesión náutica.
Se realizó la bendición de los frutos y el homenaje a los hombres de mar
desaparecidos.
Monseñor Juan Alberto Puiggari quiso "agradecer al señor por habernos
concedido un año sereno que ha permitido trabajar con mayor tranquilidad y
ahora que los vientos parecen haber cambiado para bien y una cierta bonanza
visita nuestras costas, es el momento propicio para pensar en nuevos desafíos
que nos aseguren una buena pesca para todos nuestros hermanos, no sólo en el
presente sino -y sobre todo- para nuestros hijos y nuestro futuro común".
Pidió
a Dios que "nos ilumine y ayude a los que tienen mayores responsabilidades
a reflexionar sobre algunas cuestiones sencillas, concretas, pero de suma
importancia para el futuro" como la preservación de
los recursos y la dignidad
del trabajo.
En referencia al primer punto
Puiggari aseveró: "qué necios seríamos si en el afán de obtener un lucro
desmedido y ciertamente innecesario nos permitiésemos poner en riesgo el
recurso pesquero que es la fuente laboral y la esperanza de las generaciones
futuras. Pan para hoy, hambre para mañana. Esa será la realidad que nos espera
a la vuelta de la esquina si nos olvidásemos de cuidar nuestros mares y lo que
nos dan".
Al respecto agregó que
"ciertamente no será nuestro caladero el primero en el mundo que quede en
riesgo de desaparición por una explotación descontrolada e inmoral. Hay
ejemplos en el mundo que resultan una advertencia suficiente". Por eso pidió
"en nombre de las futuras generaciones de argentinos", que seamos
"celosos
guardianes de los bienes que la creación ha puesto en nuestras manos para su
felicidad y la de sus hijos".
En cuanto a la dignidad del
trabajo, el obispo aseguró que "la economía tiene ciclos altos y bajos,
crisis y oportunidades, momento de remar desde abajo -a veces desde muy abajo- y
otros en que las corrientes propicias nos llevan una y otra vez a las mejores
aguas. Ahora todo indica que estamos en uno de esos momentos favorables, es
ocasión conveniente para reflexionar sobre el trabajo que nos ha sido dado y
sobre las condiciones que el mismo debe tener para brindarle al trabajador la
dignidad que Dios quiere".
Lo
que el obispo no sabia pero muchos sindicalistas que acompañaron
Hace
pocos días se conoció la renuncia del biólogo Héctor Cordo al equipo de
científicos que evalúan el recurso merluza.
Todo
el sector sabe que, desde la liberación del mar argentino a la flota "depredadora
congeladora", se aceleró el agravamiento del estado del recurso merluza acercándolo
a su colapso. Esto hizo que se disminuyera la captura máxima permisible de la
merluza en 40.000 toneladas menos que el año pasado.
Como
no existe control de descarga alguno, la corrupción impulsada a expensas del
Gobierno hace que la reducción de capturas sea “virtual”. La aplicación de
la comisión nacional fiscalizadora de descargas aún está en “diagramación”
aunque ya se legisló y su creación se publicó en el Boletín Oficial.
Como
nadie quiere controlar ni ser controlado se "mueve" dinero que se
destina a diferentes cajas, cada una perteneciente a sendos lobbys empresarios provinciales
pesqueros.
Las
autoridades tienen en sus manos las estadísticas que demuestran muy
claramente que la única medida que servirá es sacar la flota congeladora y
enviarla donde dice
La biomasa de la merluza tuvo
una recuperación muy significativa que se puede ver en informes públicos.
Cuando se aplicó la mencionada ley -que el actual Gobierno desechó a favor de los
lobbys extranjeros- la merluza mostró índices de recupero.
El
Gobierno maneja los informes técnico-biológicos de manera política y ello
ayuda a
adelantar el colapso, el cual no tendrá reversa de no tomar de forma inmediata
medidas severas de conservación.
Mientras se vacía el mar argentino, los sindicalistas omiten
opinar pues a ellos el hambre de la falta de pescado jamás los alcanzará.
Argentina
una vez más demuestra la falta de política pesquera a favor de recursos,
trabajadores y la industria toda, permitiendo que se continúe robando al
pueblo desde el mar. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que no quede más merluza? Esto
arrastrará el
colapso del caladero -al desaparecer- iniciando
el consecuente desequilibrio ecológico.
Los
responsables saben que el desmesurado volúmen de capturas de langostino es sinónimo
de la escasez de su depredador natural: la merluza. Los congrios, centollas y
cangrejos son el aviso biológico de la naturaleza ante un inminente
colapso.
La
pesca nacional depende más que nunca de la mano de Dios ¿Deberemos pedirle que
nuevamente
multiplique los peces?
Roberto Maturana
Oficial de Marina
Mercante-Investigador