La liberación anticipada de criminales
condenados por los Tribunales, como es el caso de los asesinos de Guillermo Ibañez
o de José Luis Cabezas, es una constante en la provincia de Buenos Aires porque
el sistema de enjuiciamiento penal está desquiciado.
En nuestra provincia los delincuentes tienen hasta ocho
instancias para reclamar sobre decisiones judiciales que los procesan o condenan
mediante recursos que lo único que buscan es no dejar firme una resolución y
con ello lograr la excarcelación, licuando las penas de cualquier sentencia
condenatoria.
Se pretende, y muchas veces lo logran, extender la presunción
de inocencia hasta que la sentencia condenatoria quede firme lo que constituye
un alzamiento contra el sentido común.
Con este sistema procesal absurdo y con estas
jurisprudencias garanticidas ningún fallo va a quedar firme en tiempo
razonable y así los delincuentes condenados por delitos aberrantes quedan
libres apenas cumpliendo, no pocas veces, la mitad de la condena impuesta por
sentencia.
El sistema procesal vigente en la provincia de Buenos
Aires, con su festival de artilugios recursivos, impide que una sentencia
condenatoria adquiera firmeza en un tiempo razonable. Y la jurisprudencia
que exige el poder de la condena para que cese el cómputo de multiplicar por
dos cada día de prisión sin que la sentencia esté firme, completa el mapa de
la impunidad permitiendo el beneficio de la liberación de delincuentes, incluso
la de asesinos de dudosa recuperación social.
Es lamentable que los jueces que así proceden antepongan
tecnicismos, muchas veces nacidos de ocurrencias seudoacadémicas o de
insensatas ideologías procesales, que terminan negando las garantías
constitucionales elementales, derogando incluso el Código Penal y haciéndole
decir a los Pactos Internacionales lo que estos no dicen, derivando, así, en
una gestión antirrepublicana.
La pregunta es ¿hasta cuándo? ¿Hay un número determinado
de muertes impunes o cuasi impunes que les haga recapacitar a legisladores y
jueces sobre la cuestión? ¿O, como en su momento lo plantearon y ejecutaron
Hitler y Stalin, el derecho y la vida están al servicio de la ideología
cualquiera sea su precio?
La respuesta, en una República, la tienen en conjunto
el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Sus integrantes harán algo o seguirán siendo espectadores o cronistas de
la inequidad reinante ?
Gustavo Demarchi