Cuando todo parece haber sido visto y oído (o en términos del criptoestado, interceptado y desgrabado) sonaron las trompetas de Jericó, relincharon los Caballos de Troya y la Karmapolice Bonaerense pateó las puertas en un allanamiento al Coronavirusatorio.

Marcaban el pulso de una partida de ajedrez abisal, cintilantes, unas réplicas a escala de Kosteki y Santillán bajo la flamígera sombra del Puente Pueyrredón.

Entonces unas vigorosas brazadas, suscitando en las acuosidades del inconsciente colectivo ondas de vacilación que amenazan despertar a los cocodrilos, ‎y a la propaganda gandhi dando con el mazo dandy, lo que se diría un flashback peronista posterior al Cartoon Saul Network, el Nikirchnerelodeon, sobreviviente del Macringdom, todo un "it politician".

Atrás quedó el tiempo en que al círculo magnético del torbellino donde Argentina se ufanaba de extinguirse ante el Atila 2001 y un sosías de Danny De Vito la auxiliaba tras nacer al mundo político en la abadía de Banfieldshire, expandiendo años más tarde a las comarcas argentinas por las rutas intestinas,‎ el "blueprint" de un concepto aún no registrado por los informes de Opinión Fijo  y que fuera acuñado por este autor en el estallido de los años noventa ("la Duhaldea Global"), ayer nomás.

Bueno, bien atrás quedaron esos renacimientos vigorosos de la voluntad del ser nacionalista y popular también, hasta que llegó la última semana de agosto‎ el rescatista de un restauracionismo verde oliva y emergió con sus buenas nuevas de amor y paz.

Pitoniso, lenguaraz, hechicero, manager, albacea del Eleusis Peronista y fiel interpósito de Dios, este milagro argentífero del Coño Sur y con aposentos en los terrenos sanvicentinos de Badfield, había llevado al extremo de la pasión insaciable del adicto el uso psicotrópico de encuestas, al fin y al cabo la vida es una lotería, un billete gastado emitido a ser cobrado algún día en los Crossroads de Barranca Jackpot, en la República Irónica de Agg Funny Stuff.

Estábamos ante un Fantasma de la Ópera y burlador castellano de La Maldición de Rocha, quien fuera ungido con el título de Bañero Oficial de la Nación, un nadador que se había alejado de la costa de la convertibilidad con el golpe parejo de la inflación y la siniestrante simetría ideológica del saqueo al galope, cuando el bandolerismo motochorro propala un efecto bíblico y premonitorio de un Armageddon à la carte en el zafarrancho posmacrista, extendería el brillo magmático de una luna de sangre ahogando el confín famélico de la General Paz.

Cuando El del Patibulo dijo que habría un golpe de Estado se sintió un golpe a la mandíbula de la República, los escenarios temblaron con un tambor de guerra presto a la mímica del catch, ‎un tono plomizo descendió de la bóveda astral.

Pero no solo agua bendita irrigaba el cuerpo fértil y cadencioso de la Duhaldea Global y uno podia preguntarse si quien resultó ungido en su momento (recordemos que alguna vez de dijo que Menem era una alucinación colectiva) acaso era mejor que cualesquiera potencial líder suburbano a quien beneficiaría si no tocar el timbre de los carteles, golpear la puerta de los cuarteles.

La política se alzaba en el horizonte como una virtud mesiánica del error sin botón de deshacer y aún así sus irrenunciables espejismos alimentaban el goce por un strass pagano si bien se sabe que "no hay Dios sin stress".

Acaso había emulado a la sit-com "Mork y Mindy" cuando el amable extraterrestre radicado de incognito en la Tierra, que interpretara Robin Williams, cerraba los ojos invocando "Incoming Message Of The Big Giant Head", "Mensaje Entrante de la Cabeza Gigante" en espera de instrucciones de su planeta natal.

¿Cuál era el mensaje de Duhalde, "el que puso Cristinas recibirá Albertos?

Consultado por este autor, el presidente Duhalde no había contestado los teléfonos y junto a un equipo de asesores preparaba videos en TikTok.

Los Anticristos de la Antipolítica zurcirían emblemas nuevos al ritmo del "que se virus todo‎s", gritarían las muchedumbres como predijo el arúspice de Badfield‎, las masas setentistas desempolvarían los rifles sanitarios, llegaría el fin del Acovidcalipsis (y que llamen a Stanley‎ Kubrick).

Zorro viejo en los gallineros sin tiempo de la política, en cuyos altares se habían doblegado todas las corrientes ante la fecha sin vencimiento del show de las vacunas vencidas‎ ante el Hosannah Beat Laden del "Coronavirus o Braden" gritado como fragor modélico de nuevas antinomias trascendentes que sepultaran "el peor virus es el populismo" versus "con el coronavirus estamos mejor que con Macri"; y que Macri había sido puesto para sacar a Cristina, que Cristina había vuelto para sacar a Macri y Alberto para extirpar a ambos.

Por una vez acaso el rescatista extraordinaire se había equivocado la colocación de banderas indicando el temperamento de las olas. Sin embargo Duhaldenstein se había deslizado con brazadas bigorosas a un estudio de televisión para clavar el estandarte de peperina en el corazón catódico.

En efecto, quien luego sería interpretado por Danny De Vito "si se filmara la historia de nuestras vidas" y llegaría a ser condecorado como Bañero Oficial de la República, haría un crédito laico de la moncloica búsqueda de un Consenso de Washingto‎n interno y quedando así consagrado sl technicolor de la esperanza como un Denzel Washington eterno socorriendo a la patria ciega (mientras iba cayendo gente al braille).

Nadie se atrevía a disputarle la soberanía del soberanismo pero cuál era el mensaje de Big Giant Head, ¿"ser exitosos en ser un país condenado"?

Si en el conflicto de la 125 había tenido la albahaca atada, El Esencial Eduardo ahora ante del advenimiento de la 125 Dos se había decidido a pelar ante los sets del país globalizado los radios melosos de una cebolla suicida que por un lado, logró rubricar la costura eléctrica de la grieta y obtuvo de la clase política un cerrado rechazo, y de la prensa, una cobertura de inquisidora duncanía e ilicitagliani al estilo de una conjura de los necios predicha por Johnathan Swift y John Kennedy Toole.

Si era un genio, qué néctar de oscuros deseos preterdemocráticos iluminaba su lámpara bizantin‎a, y si concedía aquellos a condición de ser elegidos entre sus rocambolescas opciones, podía ser reconstruida la tormenta de ideas que fuera lugar a semejante sináptico anticiclón?, porque nadie puede surcar eternamente la orilla zigzagueante del mar y de la edificación militar de la costa, porque o bien era humedecido por las aguas pletóricas de tiburones, o bien era fijado a la piedra marcial como una mistérica predicción allister-crowliana del viento

¿Cuál sería ese mensaje, "si el FMI no aprueba el acuerdo, que sea lo que Dios quiera?‎"

Los botones se sienten oprimidos, aullan Inclusion o muerte y al grito de ‎Braille obligatorio en las escuelas. Un visionario sugiere mover la mano de obra de las fábricas de pobres a Filipinas.

Algunos reclaman que Duhalde actuó a control remoto de‎ la matrix del Macriarcado para desatar la escisión de hecho del albertismo del abrazo de Osho de Cristina y polarizar con la oposición por el voto de la clase media, panacea menos cercano al Kirchnerismo Transbinario que al peronismo Illuminati . O sería que la heterosexualidad lgqbt+ se había mudado a la residencia oficial de Peroncabana.

El propio Ministro de Producción afirmó que la peor crisis de la Argentina desde Bernardino Rivadavia a esta parte se había sentado en el sillón homónimo y estaba eligiendo del menú de las tempestades frente a una oposición que Esteban Bullrich sintetizaba como "zoom, luego existo".

‎No era Duhalde sino el Espíritu de‎ la Duhaldea Global que desplegaba la leyenda en un avión a chorro desafiando el aislamiento.

Pinta tu Duhaldea Global y atormentarás el country.

Con la ‎clase política urgentemente lanzada a la campaña electoral, Aristóteles Macri se concentraba en el análisis cromatográfico de sus liderazgos internos, enviaba mensajes de Tinder a los opositores y pragmático, incluso buceaba en las páginas de citas de los Testigos de Jehová.

En efecto se ha comprobado en los laboratorios a cielo abierto del oficialismo que no se mezclan el agua y el aceite y que mientras siquiera el "estadio de l‎itio" su opción a la antigua fórmula de la "Sustitución de Impostaciones, Pacificación Asimétrica y Terrorismo de Estadio" no se miraría en el espejo de esa tradición populista sino en un andarivel paralelo al que reflejaba el futuro en la calavera shakesperiana de Rodriguez Larreta, por flexibilizar o no flexibilizar, salir o no salir de la fábula de Hisopo.

Rescatista y artesano verbal de una metáfora que podría interpretarse como fruto de un integrismo cristiano articulado en un proselitismo subliminal, Eduardo Baywatch Hasselhoff‎, refirió la pérdida a la que es sometida la balanza comercial por el saqueo de sus recursos ictícolas y con la prédica de harina y una destreza militante de esa escuela de arena, madera y piedra se lanzó a caminar sobre las aguas televisivas de Sudamérica dando argumentos y razones, y centennials y milennials de los últimos días se refirieron a trucos de edición.

Duhalde es un síntoma de la Argentina, él mismo el primer duhaldista de paladar ‎negro que había sido demonizado antaño por los discípulos de la Sierra Maestra, y ahora aparecía amaestrado por la Sierra Discípula, que había escalado el Juncalmanjaro, o se soñaba el Mesías Nuevo del Macringdom, que prometía que Argentina sería entregada por un Judas Sicariote en el Monte Verde Olivo o se percibía el becerro de oro del Nuevo Orden Mundial.

Sería una Victorio-Calabroma de Edu o una especie que ascendía por el territorio suburbano, desatado en realidad por el coronavirus, señalar preocupado‎ el extremismo dialéctico de oficialismo y oposición que detallamos arriba.

Algunos creyeron ver en la acción de Duhalde una operación de los servicios de informaciones pero no pude comprobarlo. El autor se comunicó con fuentes del ejército y no existía un rumor así en las fuerzas. Se comunicó con voceros de la policía y se le informó que no existía ese chisme en la instutución. Se comunicó finalmente con asesores del circo y sus voceros admitieron que efectivamente se habia fugado un payaso de las pistas.

El Albertocorona o el Crustinavirus‎, sintetizaría la oposición, la cual antaño bautizara como Macri Pulite y Comodoro Pinball: infectadura o cuarenterrorismo‎, rezaban las charreteras binarias del General Alais de Duhalde.

La profecía denunciada de Duhalde se inscribe‎ en el unánime muro de lamentos del masivo rechazo de la clase política‎ que pareció incluir a Duhalde en la carga de fallecidos.

Por una cabeza de un noble bañero, con una mano arroja la piedra y con otra esconder la bolsa, habría que aguardar los resultados de la reunión Duhalde-Messi.‎

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