En los entretelones del acuerdo de hoy, en el que la Corte Suprema aceptó el per saltum y por ahora dejó en suspenso la remoción de los jueces Bruglia, Bertuzzi y Castelli, el mapa es el siguiente:
Carlos Rosenkrantz, como presidente de la CSJN, está distanciado de los otros 4 cortesanos y se mantiene firme en su postura de rechazar la remoción de los jueces dispuesta por el Senado el pasado 16 de septiembre. Y así lo hizo saber en su voto aparte en el fallo de hoy (ver página 7 del fallo)
Elena Highton de Nolasco parece estar con muy buen diálogo con el gobierno nacional. Se sabe además que desde hace años sigue la línea de Lorenzetti en muchos fallos.
Juan Carlos Maqueda no quiere problemas y adelantó que iba a apoyar al Senado (duro contarlo así pero es lo que trasciende desde su misma gente).
Horacio Rosatti dijo que mantenía su voto, pero sus allegados dejaron trascender que en el fondo iba a ir por el rechazo a dejar a los jueces en sus cargos. O sea , en el fondo no los apoyaría. Y algo de eso se puede entrever hoy en su tibia firma del fallo judicial. Dejó solo a Rosenkrantz con el rechazo total al voto del Senado. De haber estado convencido como aseguraba estar, lo hubiera apoyado tanto a él como a los jueces.
Ricardo Lorenzetti es el impredecible, el que tiene siempre el as en la manga. El que no da puntada sin hilo. Y hoy demostró nuevamente que, además de todo, sigue siendo el verdadero presidente de la Corte. Dialoga, especula, estrecha lazos, entiende de política y sabe de tiempos. Redacta cada fallo como si fuera una única jugada de poker, diferente a las que fueron o a las que están por venir.
Por eso, el fallo de hoy tiene su impronta, porque no dijo nada, pero dijo. Marcó el terreno a la clase politica. Tìpico de Lorenzetti. Convenció a sus compañeros de la Corte de que no había apuro para resolver la cuestión de fondo ya que el recurso ordinario aún no había llegado al máximo tribunal.
Pero también supo que si los jueces no decían nada, la Corte iba a generar aún más cacerolazos, críticas y peor imagen de la que ya tiene. Esto sin mencionar el repudio que iba a producirse de todas las entidades judiciales que consideraron la sesión del Senado como un “golpe a la independencia judicial”.
Lorenzetti tampoco fue ajeno al escrache que recibió el sábado pasado en su casa de Rafaela en la provincia de Santa Fe. Y así fue cómo acomodó todas estas piezas en un solo tablero, midiendo con la precisión de un artesano cada palabra que iba a volcar en las dos hojas del escrito judicial.
.Lorenzetti sabe que el tiempo está de su lado y así se lo hizo entender a Highton, Maqueda y Rosatti. La Corte hoy dio un apoyo a los jueces dando lugar al per saltum. Pero no se pronunció sobre la cuestión de fondo, no dijo nada respecto a la legitimidad de la remoción de los tres jueces por parte del Senado.
Jugador de naipes, de ajedrez, relojero de piezas tan delicadas como son la Justicia, la política y las instituciones de la democracia. Así es Lorenzetti y así se lo demostró hoy a la clase política, a los jueces y a la sociedad. Todavía es él quien maneja los hilos del poder dentro del máximo tribunal.