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La Argentina está anteúltima en el indice que mide la capacidad de los modelos desarrollados por cada país para crear valor

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La calidad de nuestra elite
La calidad de nuestra elite

La literatura y la academia que durante el siglo XX pensó a la Democracia se encargó de analizar cómo hacerla más amplia, transparente y participativa. Florecieron, sobre todo, los estudios acerca de la sociedad civil, el funcionamiento de las instituciones y la rendición de cuentas (accountability). Robert Dahl, Giovanni Sartori, Juan José Linz o Arend Lijphart son tan solo algunos de los máximos referentes de estos trabajos.

 

En la Argentina, el brillante politólogo Guillermo O’Donnell fue quien probablemente mejor ha estudiado estos temas. La contrapartida de este fructífero desarrollo es que no le hemos dado suficiente importancia a la calidad de nuestros liderazgos. Hemos pasado por alto que las características particulares de quienes llevan las riendas de una sociedad pueden ser determinantes. ¿Puede funcionar bien un sistema democrático si posee una clase dirigente que se aprovecha de su entorno sin crear valor que a su vez lo enriquezca? Las sociedades conducidas por tales líderes inevitablemente están destinadas al fracaso. Cuando hablamos de quienes ejercen el liderazgo, este debe ser entendido en un sentido amplio, no solo incluye a sus dirigentes políticos, sino también a los empresarios, sindicalistas y otros actores con poder político, económico y social relevante.

La Fundación para la Creación de Valor, con sede en Suiza, desarrolló el primer Índice de Calidad de la Elite (EQx, por sus siglas en inglés), un novedoso instrumento que realiza una comparación entre 32 países. El EQx considera variables económicas y políticas, y mide la capacidad de los modelos empresariales desarrollados por la elite de cada país para crear valor. Las naciones con puntajes comparativamente más altos poseen élites que crean más valor del que capturan. Como resultado, sus sociedades obtendrán en el futuro un mayor nivel de desarrollo económico y humano. Por el contrario, los países con puntajes más bajos tienen élites que capturan más valor del que crean. En consecuencia, estas naciones desarrollarán instituciones consideradas extractivas (que extraen recursos de la sociedad para beneficiar a su clase dirigente) y verán menos bienestar humano.

De los 32 países analizados por el EQx, la Argentina se encuentra en la posición número 31, superando solamente a Egipto. En tanto, los otros dos estados de América Latina incluidos en el estudio, Brasil y México, se ubican en los lugares 27 y 21 respectivamente. Para establecer el puntaje de cada país y su posición en el ranking global, el índice utiliza doce pilares distintos. El estudio destaca que la Argentina, a pesar de su baja clasificación en el índice agregado, posee un excelente desempeño en uno de los pilares: “dominio de las empresas” (firm dominance), que mide el grado de concentración de poder de las compañías líderes (a mayor puntaje, menor concentración de poder). En este punto en particular, la Argentina acumula 68,3 puntos y se ubica en la primera posición entre los 31 países. Contrario a lo que podrían creer muchos sectores de la política actual, principalmente aquellos vinculados al kirchnerismo, esto indicaría que en nuestro país existe un menor potencial de búsqueda de renta por parte de las grandes empresas.

En la Argentina, no se fomenta un modelo de negocios que derrame valor hacia el resto de la comunidad. El propio sistema político se encarga de impedir la iniciativa privada y entorpecer la capacidad creativa de muchos emprendedores que intentan desarrollar proyectos que aportarían un verdadero valor social. Por el contrario, aquellas empresas que logran relacionarse estrechamente con el Estado (muchas veces a través de contratos espurios o por los vínculos personales entre políticos y empresarios) logran ser rentables absorbiendo recursos públicos y perdurar. Este es un modelo nocivo que supera a la llamada grieta: por dar dos ejemplos podríamos mencionar al Grupo Macri y a Austral Construcciones. El caso de la constructora fundada por Lázaro Báez es absurdo, ya que fue creada en mayo de 2013, días antes de la asunción de Néstor Kirchner. Es decir, se trató de una empresa destinada únicamente a hacer negocios con el gobierno de su amigo.

El EQx confeccionado por la Fundación para la Creación de Valor no hace otra cosa más que confirmar lo que ya sabíamos: la clase dirigente que llega al poder en la Argentina no poseen la suficiente capacitación en áreas clave ni las cualidades necesarias para desempeñar correctamente las funciones que requiere un sistema democrático moderno. Esto requiere un cambio en la clase política, no solo generacional, sino también respecto a sus características y valores. Aquellos que se han beneficiado hasta ahora, ya sea en términos materiales o simbólicos, obstaculizan el surgimiento de figuras alternativas que puedan ofrecer un menú de opciones renovadas en materia de política pública. Así, el status quo se conserva.

Las élites deben ser puestas en el centro de la escena a la hora de explicar un sistema político. Son válidos los intentos por aumentar la calidad de la Democracia con mayor participación y transparencia, pero no implica una mejora significativa si no hay líderes a la altura de las circunstancias. Ni la mejor de las instituciones compensa al peor de los liderazgos, ni el mejor de los liderazgos compensa a la peor de las instituciones. Debe existir un equilibrio virtuoso entre ambos para que una sociedad tenga éxito y progrese. En la Argentina, las deficiencias de nuestro sistema político y productivo se combinan con la corrupción, la falta de preparación y la voracidad de nuestra clase dirigente. Como resultado, hemos obtenido un país que se encuentra inmerso en un espiral de decadencia. Solo un cambio radical, un mejor Estado y una renovación de nuestros líderes, podrá sacarnos de este trágico laberinto.

 

2 comentarios Dejá tu comentario

  1. ¡La REALIZACION de todo Argentinito, está en que cuando sea "grande" pueda acceder a un cargo en el ESTADO como EMPLEADO PUBLICO! Mejor si es Judicial, que ganan mas que los Provinciales y que en algunos Municipios.Y el sumun de su vida está en acceder a un cargo electivo y ahí si ¡NO PARA MAS! La otra alternativa es ser DIRIGENTE SOCIAL Y/O SINDICAL.

  2. Sin embargo se la pasan hablando de economía. Ponen el caballo adelane del carro es poco. La economia es el resultado de la capacidad de crear valor. Si la capacidad es poca y mala, el resultado es poco y malo.

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