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Sospechosos K

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LA TROUPPE DE JULIO DE VIDO Y LOS NEGOCIOS PÚBLICOS
LA TROUPPE DE JULIO DE VIDO Y LOS NEGOCIOS PÚBLICOS

El chiste está haciéndose popular entre los empresarios

 

El chiste está haciéndose popular entre los empresarios. Dicen que a Julio De Vido, el poderoso ministro de Planificación Federal y dueño de la millonaria caja de la obra pública, lo bautizaron "celular". ¿Por qué? "Porque para hablar primero hay que poner el 15", se divierte el gerente de una compañía constructora que jura conocerlo al superministro (1). 

Es un chascarrillo irrespetuoso, pero refleja el estado de ánimo de quienes por estos días discuten licitaciones, tarifas y otras cuestiones con De Vido, y también con los cinco funcionarios más notables de su cartera: el primo presidencial Carlos Santiago Kirchner, el multidenunciado Ricardo Jaime, el sigiloso José Francisco López, el movedizo Nelson Periotti y el ya consagrado Claudio Uberti. Son el "dream team" de la obra pública y el transporte, manejan 15.700 millones de pesos junto a su jefe –según el último presupuesto– y se multiplican en gestiones subterráneas. Los empresarios no paran de hablar de ellos. Y algunos ya los llaman los sospechosos de siempre. 

El más denunciado. Ricardo Jaime, apodado "Richard", cordobés, karateka de cinturón negro y ex ministro de Educación de Kirchner en Santa Cruz, es el actual secretario de Transporte y blanco preferido de los ataques de la oposición. Acumula una veintena de denuncias judiciales, entre otras supuestas cuestiones por malversación de fondos públicos, abuso de autoridad, cohecho, coacción agravada, incumplimiento de deberes de funcionario público, discriminación laboral y hasta presunto acoso sexual. No sólo lo señalan los rivales del Gobierno, sino que lo denunciaron tres entes de control estatales, la Oficina Anticorrupción, la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas y la Auditoría General de la Nación, aunque ninguna de las causas prosperó aún en la Justicia federal. La acusación más recordada es la que lo involucra con el escándalo de las "narcovalijas" de Southern Winds, porque fue el secretario de Transporte quien subsidió con 60 millones de pesos a esa compañía aérea que traficaba drogas, y que estuvo en la mira de la DEA estadounidense. El presidente de Southern Winds, Juan Maggio, dijo que Jaime era su "jefe directo". 

En la mayoría de los casos, las denuncias que enfrenta el karateka son por supuestas irregularidades en las contrataciones directas que realiza su secretaría y por números que no cierran en los millonarios subsidios. Meses atrás, el gerente de una firma del rubro del transporte lo visitó en su lugar de trabajo. Dice que le llevó un portafolios lleno de buenas razones para que Jaime destrabara un aumento de tarifas que ya había sido publicado en el Boletín Oficial, pero que no se hacía efectivo en los hechos. El gerente no quiere que se revele su nombre, pero asegura que en la secretaría de Jaime ninguno de los empleados se sorprendió al verlo llegar con tanto equipaje. "Lo llaman ‘el favor político’", cuenta. "Uno trata de hablar con ellos y preguntan: ‘¿Pero usted ya pagó el favor político?’." Además, el gerente jura que Jaime se mostró tan expansivo que durante la charla le contó intimidades de Kirchner y se vanaglorió de su exótico staff de siete secretarias, todas con minifalda obligatoria. El funcionario no quiso hablar con revista Noticias

Pese a las sospechas, el Presidente lo respalda y la hermana Alicia K ha compartido actos con él. "Richard" es un intocable que puede llamar a Kirchner a cualquier hora del día o de la noche, alguien que en sus tiempos del sur acompañaba al entonces gobernador en sus escapadas de fin de semana a Comodoro Rivadavia –paraban en el Hotel Austral–, donde solían disfrutar del ocio. Lo que fastidia al Presidente, más allá de la andanada de denuncias judiciales contra su subordinado, es que Jaime sea tan poco disimulado: en la muñeca lleva un Rolex de acero y oro de 18 kilates –cuesta unos 9.000 dólares– y en sus manos fulguran dos anillos también de oro, que hacen juego con la lapicera Mont Blanc con la que firma los subsidios que salen de su caja de 3.350 millones de pesos. Tiempo atrás, un asesor del Presidente le dijo al funcionario en medio de un acto: "Sacate todo el oro de encima, que te da un look mafioso". Dicen que Jaime acusó el impacto: "¿En serio? ¿A vos te parece?". 


El amigo de Galera 

José Francisco López es secretario de Obras Públicas y dueño de una caja de 3.500 millones de pesos, según el presupuesto del 2006. Sueña con heredar el sillón del ministro De Vido y mientras tanto acumula cabellos implantados en su calva y propiedades nuevas en su declaración jurada: tiene dos terrenos en El Calafate adquiridos en los últimos tres años –suman 1.800 metros cuadrados– y otro en Tucumán. En las últimas semanas, su bajo perfil sufrió el asedio de la prensa y la Justicia por culpa del caso Skanska, donde se investigan supuestas coimas pagadas por esa compañía sueca a funcionarios del área de López, en el marco de las obras de ampliación del Gasoducto Norte, en Córdoba. La causa apunta contra López, el gerente de Nación Fideicomisos, Néstor Ulloa, y el titular de Energas, Fulvio Madaro, y ya se probó que Skanska le pagó sumas millonarias a Infiniti Group –una empresa fantasma– que habrían servido para "blanquear" los sobornos. 

La secretaría de López se hizo famosa en el rubro de los empresarios constructores por algunas costumbres llamativas. Varios de ellos terminan de cerrar los acuerdos con el Estado en un discreto despacho del centro porteño, sobre Tucumán 141, donde dicen que negocian con López y el contador Enrique Andrés Galera, apodado "Andy", quien tiene sus oficinas en ese edificio y es presidente de la Cámara de Vivienda. Los hombres de negocios no se atreven a explicar en público en qué consisten esos encuentros, pero dan indicios alarmantes. Meses atrás, la secretaria de esas oficinas del misterioso contador Galera se encontró con un antiguo jefe de ella, un ex diputado santacruceño y opositor a Kirchner. "Ella me contó que estaba con José López y con el tal Galera, y que la pusieron a trabajar ahí, en la calle Tucumán, donde todo el tiempo iban empresarios para ‘arreglar’ temas de la secretaría", asegura el ex diputado. 

También el escritor Jorge Asís se refirió al contador Galera y a esa oficina en su sitio web, y poco después recibió el llamado desesperado de un empresario, quien pensó que lo habían filmado cuando ingresaba en ese edificio. Asís intentó tranquilizarlo, pero el hombre estaba al borde de un ataque de pánico. "Las cosas que dijo son irrepetibles, y además indemostrables", dice el escritor. "Estaba desbocado, había que pegarle para que se callara…" Noticias llamó al contador Galera, pero no tuvo respuesta. Tampoco López quiso hablar. Un rumor indica que hace algunas semanas hubo un robo en esas oficinas enigmáticas, y que Galera y su staff estaban pensando en mudarse a Puerto Madero para trabajar con más tranquilidad y vigilancia. 

Los hábitos kirchneristas en el manejo de la obra pública suman otros testigos. Un importante funcionario de la gobernación de Río Negro le explicó a esta revista cómo sería el modus operandi de De Vido y su secretario López: "Siempre que nos dan una obra para la provincia, piden el 15 por ciento del total en concepto de garantía. Significa que si nosotros no terminamos una obra, esa plata se la quedan, dicen que es la garantía… ¡Pero cuando cumplimos se la quedan igual!". El funcionario se divierte con el curioso neologismo de "garantía", tan ocurrente como el del supuesto "favor político" del karateka Jaime. Los voceros del ministro De Vido niegan todo y califican a la historia de disparatada. 


El primo K 

Carlos Santiago Kirchner, apodado "El Negro", también trabaja con De Vido y López, a quienes conoce desde los tiempos de Santa Cruz. Es el primo segundo del Presidente y subsecretario de Coordinación de Obra Pública Federal, un cargo que el Kirchner más famoso inventó por decreto allá por el 2005. La misión de su pariente es ocuparse de la letra chica de las licitaciones de obra pública, es decir que tiene participación directa en el boom de la construcción digitado desde el Gobierno, y podría favorecer a unos y perjudicar a otros. El ARI de Elisa Carrió siempre denunció que hay sobreprecios en ese rubro, y el ex ministro Roberto Lavagna habló de una "cartelización" de las empresas constructoras, sobre todo las de Santa Cruz, horas antes de que Kirchner lo echara si dar explicaciones. 

El enriquecimiento del primo presidencial tampoco ayuda a disipar las dudas: en su declaración jurada admite una fortuna de 3.885.274 pesos. Y de las diez propiedades que figuran en su rendición ante la Oficina Anticorrupción, siete las obtuvo en un solo año, entre diciembre del 2002 y el mismo mes del 2003. Casi siempre vivió de un sueldo del Estado, primero en el Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda (IDUV) en Santa Cruz, donde compartía funciones con su amigo José López, y hoy en Buenos Aires. Algunos empresarios que debieron frecuentarlo no salen de su asombro. "En el sur este tipo tenía una pinturería y ahora es millonario", se desahoga el directivo de una compañía energética. Lo que no sabe el directivo es lo bien que funcionaba esa pinturería, Pinkar: agotaba su stock porque siempre se lo vendía a las constructoras del feudo favorecidas por las licitaciones que el primo Néstor repartía desde su cargo provincial. 

Las historias sobre supuestos retornos en el área de la obra pública se multiplican. En julio del 2006, un grupo de empresarios sanjuaninos fueron citados, según cuentan, por alguien que se definió como un funcionario menor del ministerio de De Vido. Uno de ellos asegura que tuvieron que esperar en el lobby de un hotel ubicado a pasos del Obelisco, y que apareció un hombre y se llevó lo que habían traído desde su provincia. Al parecer, hacía falta ese presunto incentivo para que el Estado nacional aprobara una partida de 750 millones de pesos para construir 10.000 viviendas en San Juan. El hombre, cuentan ellos, se fue del hotel cargando un pesado bolso deportivo y la obra en cuestión aún no se inició. En el Ministerio de Planificación dicen no saber nada al respecto. 


El señor del peaje 

Claudio Uberti es el titular del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI) y llegó al Gobierno de la mano de De Vido. Manejaba una caja de 239 millones de pesos hasta septiembre pasado, cuando la primera reasignación de partidas decretada por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, lo favoreció con 300 millones más. Así estrenó el Gobierno los "superpoderes" que le otorgó el Congreso. Aunque hoy se dedica a los contratos de peajes de las rutas nacionales, Uberti a la vez es un embajador de facto ante la Venezuela de Hugo Chávez, aunque en los papeles ese cargo lo ocupe la ex azafata Alicia Castro. ¿Qué negocios agiliza el funcionario entre kirchneristas y bolivarianos? Jorge Lanata, quien lo llama "secretario de cobranzas" sin explicar por qué, asegura que los empresarios interesados en vender sus productos a Venezuela deben reunirse con Uberti si no quieran que la operación quede estancada en los laberintos de la burocracia. Otros hombres de negocios, del rubro de los peajes, reciben visitas mensuales del funcionario, muy interesado en cómo evolucionan sus cuentas. Con Noticias no quiso hablar. 

La fama del operador de De Vido nunca fue buena. Hace seis meses lo denunció la Auditoría General por supuestas irregularidades detectadas en los contratos de los peajes de rutas. Los informes de la Auditoría señalan que las compañías concesionarias de los corredores viales le adeudaban 824 millones de pesos al Estado cuando vencieron sus contratos en octubre del 2003, y que varias de ellas fueron beneficiadas por el nuevo proceso licitatorio pese a esos antecedentes. De ese modo, asegura la Auditoría, Uberti habría faltado a sus deberes regulatorios. Otro percance: la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, al mando de Manuel Garrido, tiempo atrás le inició una demanda penal por haberse negado a dar información pública a un ciudadano que la requería. El hombre en cuestión, Jorge Zatloukal, le solicitó al funcionario todas las resoluciones que no se hubieran publicado en el Boletín Oficial y la lista de personal de su organismo. Uberti contestó que el OCCOVI "no tiene obligación" de informar nada de eso. 

Hay otro antecedente que lo deja mal parado. En enero del 2003, tras el asesinato del empresario pesquero Raúl "Cacho" Espinosa en Puerto Madryn, la Justicia investigó a dos viejos conocidos del Presidente, los dueños de la compañía Conarpesa. Según declaró Lorena Gabarrús, la viuda de Espinosa, esa pesquera había financiado la campaña de Kirchner con fondos no declarados. Entre los recaudadores informales del candidato patagónico, según la viuda, habrían estado De Vido, Rudy Ulloa Igor –el ex chofer kirchnerista reconvertido en empresario millonario– y el propio Uberti. El Gobierno siempre lo negó. 


El escrachado 

El quinto integrante de la superbanda se llama Nelson Periotti y es un viejo colaborador del Presidente, como los demás. Desde la dirección de Vialidad Nacional maneja una caja de 4.100 millones de pesos y tuvo la mala fortuna de que Lavagna lo incinerara en público antes de ser echado del Gobierno. Cuando habló de las desprolijidades del oficialismo en el rubro de la construcción, el ex ministro apuntó contra el área de Vialidad que comanda Periotti. Se refirió a diez licitaciones de rutas que fueron suspendidas por pedido expreso del Banco Mundial, que planeaba financiar el proyecto con un crédito de 200 millones de dólares. A las autoridades del banco les llamó la atención que los presupuestos ofertados por las empresas interesadas fueran tan altos –se habló de sobreprecios de hasta el 60 por ciento– y que se parecieran tanto unas a las otras, como si los competidores se hubieran puesto de acuerdo de antemano. Para colmo, casi todas eran constructoras santacruceñas bien conectadas con el poder. El Presidente, furioso, negó la evidencia a los gritos cuando estuvo a solas con Lavagna. Horas después le pidió la renuncia. 

Hay una cuestión que también involucra a Periotti y tiene que ver con otro expulsado, Sergio Acevedo, el ex gobernador de Santa Cruz. Hace un año, el director de Vialidad viajó de urgencia al feudo kirchnerista para entrevistarse con el rebelde Acevedo. Lo acompañaba José López, el secretario de Obras Públicas y conocido del contador Galera. El gobernador no quiso recibirlos y pocas horas después debió renunciar a su cargo. ¿Qué había ocurrido? Acevedo les contó a sus amigos que él no estaba dispuesto a pagar una supuesta coima de 30 millones de pesos por una obra licitada por el Gobierno (2). "Parece que los muchachos querían que esa plata saliera de la caja de la provincia", explica un confidente del ex gobernador. "Sergio se volvió loco. No sólo tenía que hacer la vista gorda, encima tenía que pagar él.". El supuesto beneficiario de esa obra habría sido el empresario Lázaro Báez, un ex funcionario kirchnerista al que la oposición sindica como el testaferro del Presidente. 


El descontrol 

Los 5.000 millones de dólares de presupuesto de la cartera de De Vido se manejan sin rendirle cuentas a nadie. Al frente de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) está la mujer del superministro, Alessandra "Lali" Minnicelli, quien también en los tiempos patagónicos controlaba a su marido. Además, hay testigos presenciales que aseguran que ella a la vez tendría un escritorio en el despacho de De Vido, algo incompatible con su función de auditora. El hermano de "Lali" y cuñado de De Vido, Claudio "El Mono" Minnicelli, era otro que rondaba a los empresarios deseosos de negociar con el Estado hasta que su alto perfil y su casamiento a todo trapo con una conejita Playboy, Celina Rucci, desembocaron en su expulsión del "dream team" kirchnerista. Facundo De Vido, el hijo del ministro, tiempo atrás le contó a Noticias que Minnicelli "les pedía cosas a algunos empresarios" en nombre de su cuñado poderoso. Pero no quiso entrar en detalles. 

¿Quién quiere escuchar hablar de corrupción en un contexto como el actual, con varios años de crecimiento tras la debacle económica más grave del país? La percepción sólo se vuelve palpable en círculos empresarios y políticos, al tiempo que sigue bajando la calificación de la Argentina en el ránking de Transparencia Internacional, donde hoy está peor ubicada que en los años ’90. Pero nada de esto trasciende aún al gran público, que sólo quiere vivir la fiesta kirchnerista y abuchea a quienes intenten aguársela. 

De Vido y sus "sospechosos de siempre" siguen sumando escándalos y esquivando denuncias. Y pese a todo, se sienten protegidos.

Los sostiene el Presidente.

 

Franco Lindner

(1) Ver Nota "Julio De Vido y la cartelización pública", del periodista Christian Sanz: https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=2403

(2) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=2091

 

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