Otra
vez golpea fuerte la inseguridad detras de los alambrados de los barrios
de lujo, esta vez entrando por la barrera y reduciendo a la guardia con armas de
fuego de grueso calibre y escopetas de repetición, las cuales tienen el poder de
lanzar 9 disparos de calibre 8.8 mm de un sólo "borbotón" y causar una muerte
segura a cualquier persona que se encuentre a su alcance. Cuando la distancia
es más corta, el daño es mayor.
En antaño, la
logística y
el "modus operandi" era proporcional al botín. El delincuente era
profesional y no corrían peligro ni las personas mayores ni los niños. Hoy
debemos tolerar esta especie de "reclusión forzada" de personas con buen poder adquisitivo dentro de pseudo
fortalezas (esto se demuestra al ver cómo facilmente son violadas).
Mientras, la
"favelización" en la Argentina
avanza, los delincuentes son cada vez más violentos y escalar progresivamente
los peldaños de la seguridad nos lleva a una carrera que definitivamente
termina con sangre y en el marco de un proceso no deseado para nadie, menos aún
para los
que nos ocupamos del tema de la seguridad.
"¿Será acaso la conjunción de ausencia de
políticas educativas y la progresión aritmética del uso de drogas ilegales en
la Argentina uno de los principales factores detonantes de este proceso? Sin
duda que sí.
Ahora ¿Debemos seguir esperando que algún iluminado en el Gobierno se
de cuenta de esto? No es casual que países como Estados Unidos tengan a
organismos como el ATF, el FBI o tantas otras
agencias especializadas profesionalmente en el combate del delito y el
terrorismo.
Mientras
tanto, en la Argentina nos
dedicamos sistemáticamente al desmantelamiento de los aparatos de seguridad en
lugar de profesionalizarlos y dotarlos de privilegios en su actividad. Realmente
debería sancionarse severamente a quien corresponda toda vez que se detecte un incumplimiento de los
funcionarios pertinentes por acción o por omisión de sus funciones específicas.
¿Hasta
cuándo seguiremos mudos
en el escenario diario de personas lamentando víctimas fatales dentro de su
familia? Estas pérdidas, que van más allá de lo económico, son irremplazables.
¿Cómo se consuela a un
padre que perdió a un hijo o a una mujer que perdió al amor de su vida? Recordemos el caso del oftalmólogo asesinado en el garage de su domicilio,
cuyos autores fueron aprehendidos y su esposa no soportó el dolor y se quitó la vida.
Por ultimo, recordemos aquellas
viejas palabras de Bertold Brecht, que rezaban: "Primero se llevaron a los comunistas
pero a mi no me importó porque yo no era.
En seguida se llevaron a unos obreros pero a mi no me importó
porque yo tampoco era.
Después detuvieron a los sindicalistas pero a mi no me importó
porque yo no soy sindicalista.
Luego apresaron a unos curas pero como yo no soy religioso tampoco me importó.
Ahora me llevan a mi pero ya es tarde".
No sigamos
esperando que la muerte venga por nosotros.
Alberto Weckesser
Especialista en Alta
Dirección de Seguridad
www.msaarg.com.ar