Los acontecimientos de las últimas semanas en las provincias patagónicas de Santa Cruz, Tierra del Fuego y Neuquén están constituyendo una muy incómoda bisagra para el gobierno. Casi en forma simultánea estallaron en las tres los conflictos de los docentes, con el conocido resultado luctuoso en el caso del profesor neuquino asesinado por un policía. Un hecho que resultó reprobable en sí mismo y que también marcó la ineptitud demostrada por el gobernador Jorge Sobisch para manejar la cuestión, mientras por otra parte fue aprovechado por la administración kirchnerista para usarlo como arma política contra quien se encuentra en el bando opositor. Algo que contó con la complicidad de los medios y periodistas genuflexos o comprados, como por ejemplo el grupo “Clarín” y los “voceros presidenciales” Marcelo Bonelli y Gustavo Silvestre, o el multimedios, en decadencia, que lidera Daniel Hadad. No merece la pena, por supuesto, referirse al diario “Página 12”, un mero boletín oficial del gobierno.
Precisamente respecto de los medios informativos, vale la pena detenerse en algunos aspectos que rodean a los mismos. Los que responden a la Casa Rosada sólo informan sobre los acontecimientos de Neuquén -actualmente en una “impasse” dado que estarían a punto de concretarse algunos acuerdos para solucionar el conflicto- y ni se ocupan, por “obediencia debida”, de lo que sucede en Santa Cruz, la provincia del presidente a la que éste hace tiempo no puede viajar a descansar, como hacía habitualmente los fines de semana. Es que la protesta docente pasó de las simples marchas a cosas mayores, y a los “escraches” al pseudo-gobernador Carlos Sancho y sus funcionarios, realizados tanto en sus domicilios particulares como en los lugares públicos donde concurrían a cenar o a divertirse, les sucedió una sinfonía de cacerolazos y bocinazos como nunca se habían escuchado en Santa Cruz –con el agregado del recordado “que se vayan todos”- lo cual hizo reflexionar al presidente sobre la inconveniencia de encontrarse con lo mismo en sus residencias de Río Gallegos y El Calafate, hoy valladas y protegidas por la Gendarmería Nacional.
Es así como la información sobre los hechos en esa provincia sólo es brindada por algunos medios a los que Kirchner, desde sus atriles, califica de “opositores”. Sin embargo, la actualización permanente de esas novedades, día por día, está a cargo de los periódicos totalmente independientes que circulan por Internet. Y éstos, que se han revelado ya como demasiado incómodos para el gobierno, más aún en un año electoral que se le está volviendo también muy incómodo, han pasado a convertirse en blanco de los ataques de las bandas gubernamentales que, haciendo una utilización delictiva del ciberespacio, como no podía ser de otra manera, vienen hackeando esos sitios.
Recientemente lo hicieron con “Tribuna de Periodistas”, hecho que fue denunciado por su director quien, además, reveló que previamente funcionarios del gobierno pretendieron “comprarlo”. Tiempo atrás lo habían hecho con los sitios “Notiar” y “La Política On-Line”. Y en momentos en que se confeccionaba esta nota lo estaban haciendo con “Urgente-24”, en este último caso con la particularidad de que en los últimos dos días venían hackeando también los foros de opinión de sus lectores, borrando algunos de los mensajes muy críticos a la administración e intercalando otros, utilizando obviamente “nicks” inventados para la ocasión, favorables a la misma. Todo un ejemplo de la democracia tan especial que el presidente tanto declama desde el paroxismo de sus atriles.
Como reguero de pólvora
La situación en Santa Cruz está alcanzando niveles desacostumbrados para quienes, como Kirchner y su banda pingüinera, vivían habituados a presentar a su provincia como un ejemplo de administración y de progreso. Muy lejos están quedando los tiempos en que la gestión como gobernador del ahora presidente le permitió montar un entramado de censuras y aprietes que le permitían mantener a la población santacruceña callada y sojuzgada.
Sin temor a las amenazas que la rodea, desde la militarización de la provincia hasta las que provienen de las patotas comandadas por el lacayo presidencial Rudy Ulloa Igor, esa misma población ya perdió el miedo también a quedarse sin sus empleos, un 60% de los cuales radican en la administración pública provincial. Vieja táctica de los feudos diseminados por la Argentina para tener así controlados a gran parte de sus gobernados. La gente está harta y así se lo está haciendo saber claramente a Kirchner, quien escucha ahora, entre otros de diverso tenor, aquel grito que sólo parecía pertenecer a un cuento de niños: “¡El rey está desnudo!”.
El brote contestatario de Santa Cruz -que al cierre de esta nota incluía escupitajos y huevazos a los diputados oficialistas que ingresaban a la Legislatura provincial para tratar una reforma a las leyes laborales que permita descomprimir algo la situación, y que los ciudadanos consideran una maniobra dilatoria más frente a sus reclamos salariales- se extendió, como se dijo al comienzo, a la provincia de Tierra del Fuego, donde está alcanzando niveles también preocupantes. Lo peor, al menos para el gobierno central y los respectivos gobernadores, es que el ejemplo está cundiendo en el otro extremo del país, ya que provincias del norte y el noreste, entre ellas Catamarca, Chaco y Formosa, están comenzando a atravesar por instancias similares.
Mientras tanto, el presidente persiste en permanecer desnudo. Son muchos ya los que concurren a la Casa Rosada y lo ven saliendo de su despacho con cara de pocos amigos. Como para que no sea así, cuando en este año electoral se le vienen encima estos conflictos, la escalada ininterrumpida de los precios, sus enfrentamientos con los productores rurales y Lula que viene a decirle que se decida entre una verdadera alianza estratégica o sus jueguitos con Hugo Chávez, entre otros dolores de cabeza. Hasta uno de sus calificados “voceros” como es el incombustible y verborrágico ministro del Interior, Aníbal Fernández, tan habituado a los papelones verbales sin que se le mueva el bigote, parece haberse quedado sin libreto para opinar esta vez sobre la candente situación en la provincia presidencial.
Eso sí, la única solución que parece a su alcance es el empecinamiento en censurar las informaciones que llegan desde el lejano sur, o emprender acciones delictivas contra las fuentes de información digitales. Las mismas que invariablemente, día tras día, ponen en práctica aquella máxima de Séneca: “Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones”.
Carlos Machado