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Sin disparar un solo tiro

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Haciendo historia
Haciendo historia

Nuestra vida no es otra cosa que la herencia de nuestro país” Simón Bolivar

 

Ya se termina el mes de enero y precisamente esto ocurrió en ese mes, pero del año 1809…

Ya está en manos del obispo Lue la renuncia firmada por don Santiago de Liniers como virrey de Buenos Aires. Fue en los primeros días del mes de enero de 1809 y había triunfado, sin efusión de sangre, la contrarrevolución española en el Río de La Plata.

El militar francés, a quien su heroica actuación al frente de las tropas que reconquistaron y defendieron la ciudad, formada en su inmensa mayoría por nativos, le dio la jerarquía de un referente de la causa criolla, que había sido depuesto por los conspiradores hispánicos, a los que movía la imaginación y la voluntad de don Martín de Alzaga.

Desde hacía días, la reacción venía tejiendo sus redes a favor del enfriamiento popular hacia el gobernante, que a no mostraba la misma decisión de las jornadas contra los ingleses, además de pesar sobre él la sombra de una adhesión a la causa de la dictadura napoleónica.

El Cabildo, netamente españolista y cuyos hombres no ignoraban los proyectos de los americanos de emanciparse de la metrópoli, aún a costa de instituir una nueva dinastía monárquica, en la mañana del 1ro de enero tocó a rebato la campana de la torre, convocando a la plaza a los tercios de Catalanes, Gallegos y Vizcaínos, que les eran adictos.

Los soldados pidieron a gritos la formación de una junta, como en España, y la destitución del virrey. Ahora callan, de espalda a los muros de la casa de los cabildantes, porque frente a ellos, armados como ellos y apuntando sus cañones a los balcones y puertas, están los Patricios, los Andaluces, los Montañeses y Artilleros de la Unión. Se hallaban también los batallones de Pardos y Morenos, los de Arribeños, los Carabineros y Húsares. Estaban frente a frente la esperanza de la libertad de un mundo y el deseo de que ese mundo siga sometido a poderes extraños.

Al mando de sus Patricios, don Cornelio de Saavedra ha sabido mover las piezas de  la resistencia. Ha convencido a Linier de que no eje resignar el mando. Pero ha bastado que el virrey quedase unos instantes separado del apoyo enérgico del militar, para que vuelva a ceder ante la insistencia de los españoles, encabezados por el obispo.

Para evitar la lucha, quiere alejarse…

Comprende Saavedra que no se trata únicamente de la separación de un hombre, el cual, por otra parte, poco cuenta como orientador de los acontecimientos. Liniers no es más que una carta que van a jugar los criollos.

Ya dispuesto todo para hacer valer su poderío, Saavedra se ha dirigido al Fuerte. Entra en el saló  cuando ya todo parece consumado.

Gracias a Dios, -exclama el obispo, recobrado de su sorpresa- todo está concluido. Su Excelencia ama mucho al pueblo y no quiere exponerlo a que por su causa se derrame sangre”.

Saavedra no responde a esas palabras, y encarando a Liniers, lo interroga:

-“Quién ha facultado a S.E. a dimitir un mando que legítimamente tiene?

Liniers no responde. Habla en cambio, el obispo Lue, para insistir:

-“¡Señor comandante, no quiera usted envolver a este pueblo en sangre!”

Saavedra habla de lo injustificado de esta revolución y como ha oído que el obispo menciona al pueblo, va al encuentro del pueblo, llevando a Liniers del brazo.

Las sombras de la noche caen ya sobre la Plaza Mayor cuando el virrey atraviesa el puente levadizo del Fuerte y es aclamado por el gentío.

Están demudados los rostros de los cabildantes. Habían querido hacer valer un pronunciamiento democrático con el que no contaban y la naciente democracia argentina los rechaza entre exclamaciones de júbilo. Tanto desconcierto hay en el ánimo del escribano del Cabildo, que no advierte que entre sus manos desaparece el pliego de la renuncia, arrancado de ellas por don Feliciano Chiclana.

No tardan los españoles en intentar un golpe de efecto. En los balcones del Cabildo aparece el estandarte real. Oponen así el símbolo de siglos de dominación a la todavía informe nación que surge.

A la vista de la enseña reaccionan los batallones adictos a los europeos, que no acceden a moverse de sus posiciones. Cargan Patricios y Húsares y los adversarios se baten en retirada…

Sin disparar un solo tiro, empleando sólo sus sables, los argentinos conquistan su primera victoria sobre los españoles. Liniers ha sido una pieza del destino. Él queda en el Fuerte, pero el que gobernaba desde ese momento era el pueblo…

 

*Autor de: “Belgrano: una mente brillante” que se puede leer en forma gratuita en https://issuu.com/gaceta21/docs/belgrano

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  1. Cabe destacar que los "gayegos" del Cabildo nunca lo quisieron al Liniers por ser francés; incluso le rechazaron el título de Conde porque deían ofendía al Cabildo. Luego el Rey lo reemplazó por Cisneros y Liniers se retiró a Córdoba. De modo que la ejecución sólo se justifica en el hecho de que entre la gente de Buenos Aires Liniers tenía más respeto y autoridad que el Cabildo.

  2. Interesante el comentaario de hector, porque es casi omnipresente. Pero el asunto es otro. Lo importante es entender cómo y por qué pasan algunas cosas y la naturaleza humana por si sola no es la explicación. Porque limitarse a la dialéctica entre las figuras idealizadas y los hombres reales no es suficiente. Si analizamos hechos, los podemos analizar desde nuestras creencias y convicciones; pero si analizamos decisiones las debemos evaluar en el momento y la circunstancia en que se tomaron, con los datos disponibles de quien tomó la decisión. Hablamos de la clase dirigente no de peleas de borrachos en un bar, de modo que a pesar de varias adicciones de moda en la época, debemos decartar el error involuntario o la reacción emocional como causa. Nos quedamos sin el argumento de que nos equivocamos porque somos humanos. Qué nos queda. La gente libre toma decisiones creyendo que lo hace por necesidad o por "principios" o por conveniencia táctica o estratégica. Los principios no son tora cosa que decisiones tomadas de antemano. Lo que en general no se comprende es que una cosa es la necesidad o el objetivo y otra es lo que se decide. Lo que se decide SIEMPRE resulta de lo que CREEMOS que responde mejor al objetivo. De modo que en el fondo de todo y en el principio de toda decisión, está el sistema de creencias. La gente libre en todo tiempo y lugar decidió en última instancia por lo que CREYÓ que era lo mejor para satisfacer esa necesidad o lograr ese objjetivo. La gente menos libre no se diferencia tanto en sus decisiones, salvo que son de otro. Cuanto menos libre es una persona, más decide en base a principios, tácticas, estrategias y crencias, impuestas por otros. La única forma de entender las decisiones es entendiendo el sistema de creencias de cada uno.

  3. San Martín no libro ninguna Batalla que liberara lo que sería Argentina, los que si hizo BELGRANO EN DOS, TUCUMÁN Y SALTA. San Martín fue el único militar que con recursos materiales y humanos de un país, liberó dos, cuando los verdaderos militares CONQUISTABAN PAÍSES. Trabajó al igual que Bolívar, para la Corona Británica, reclutado por Miranda. El Verdadero PADRE DE LA PATRIA, ES BELGRANO.

  4. Que San Martín trabajaba para los ingleses es una versión de los revisionistas. por favor diferenciar versiones de hechos. No existen hechos reales y contundentes que así haya sido. Y cada uno de ellos hizo lo que consideraba más conveniente para la nación. Los puntos de vista de nuestros próceres eran diferentes, necesariamente uno mejor que otro sino complementarios, además no estaban compitiendo entre sí. Que los verdaderos militares CONQUISTABAN PAÍSES, no es algo de lo que se puedan enorgullecer. Y HOY cuestionarlos, sin conocer totalmente los hechos, sin poder evaluar la tensiones y contextos del momento que seguramente eran mucho más complejos de lo que se mencionan en los libros no me parece enriquecedor. Los norteamericanos tendrán muchos defectos, pero cómo quisiera yo que en nuestro país se valorara mejor a nuestros próceres y a nuestros símbolos patrios como lo hacen los norteamericanos. Esas creencias los empoderan, los impulsan a nosotros nuestras constantes críticas desvalorizaciones y lamentos nos destruyen. Eso sí, el gobierno peronista quiere elevar al grupo de la juventud maravillosa a nivel de héroes nacionales. Así de bajo hemos caído.

  5. Pues empecemos por copiar a toda esta gente, que tenian un plan, una meta, un objetivo. Hoy nosotros no tenemos mas que planeros, sin ningun plan trabajar, armar un futuro, una nacion digna. No. Somos cautivos y no usamos ninguna jaboneria o galpon abandonado para planificar nada. Dejamos que rusos y chinos lentamente nos invadan. Somos un asco de generacion si no dejamos de pensar que todo viene de la teta del gobierno, que el merito propio no vale nada y que las dadivas merecen caerle a uno por insano derecho.

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