Big Tech, Big Money, Big Government… esta nefasta triología de poder que actualmente domina gran parte de la política norteamericana cotidiana, es un hecho insólito, peligroso que está afectando negativamente a la libre expresión en este país. Dejemos de imaginarnos como sería un futuro sin libertad de expresión, o con una libertad de expresión restringida, censurada en la democracia más grande del mundo occidental, porque ese tenebroso futuro está en parte ya presente, y no como una realidad distópica a la George Orwell, sino como una triste realidad cotidiana, que está afectando a amplios sectores de la población. Los Big Tech están robando la privacidad, la independencia, la información honesta, sin realzar grandes esfuerzos, ofreciéndonos servicios gratuitos y garantizándonos siempre mayores comodidades o supuestas ventajas, de manera tal que cuando comenzamos a preguntarnos cuál es el precio de este nuevo mundo interconectado, nos damos cuenta de todo lo que hemos perdido, y que quizás sea demasiado tarde para volver atrás. Caímos en una trampa, es como una pesadilla, como aquellas de Blade Runner o Matrix o un episodio de Black Mirror. Nos sentimos sofocados por esta realidad de nuestro entorno, y todo ha sido debido a nuestra propia culpa por no haber luchado a tiempo, por haber sido tibios, por no tener una prensa honesta que se enfrente a este monstruo que es el Big Tech, la Big Money y el Big Government.
Sí, el internet acorta distancias, es un bien común ¿verdad? Pero quë sucede si regalamos aspectos esenciales de nuestra vida, como nuestros deseos, nuestros gustos, nuestros secretos, sentimientos, fotos familiares, inclinaciones políticas, nuestros lugares de residencia, de vacaciones? No nos dimos cuenta que los servicios que aparentemente son gratuitos, deben encontrar la forma de financiarse, de enriquecerse obscenamente como lo hacen los mogules narcisistas mediáticos como Mark Zuckerberg,, Jeff Bezos y muchos otros, que aunque quieran presentarse hipócritamente como filántropos siguen los lineamientos del nefasto George Soros. Bezos en estos últimos meses de la pandemia logró aumentar su riqueza en unos 68 billones de dólares, y Zuckerberg en unos 37 billones.
En estos últimos días estamos asistiendo a un peligroso silencio, como anestesiado frente a los increíbles ataques a la libertad de prensa y la libertad individual en los EE.UU., desde que el poderoso sector de ultra izquierda caviar se ha apoderado del Partido Demócrata norteamericano colocando en la presidencia una figura que es solo un caballo de Troya de su ideología con raíces marxistas. Anotemos ahora que muchos de los altos funcionarios nombrados en esta nueva Administración provienen justamente de los círculos del Big Tech o de la Big Money, ajenos a las tradiciones de la mayoría de la población norteamericana. En estas horas el gobierno actual está considerando seriamente la creación de una Agencia Federal, una especie de Ministerio dirigido por un “Reality Czar”, que se asemejaría mucho al famoso “Ministry of Truth“ de George Orwell, donde las mentiras se transformaban en verdades. Este Czar tendría entre sus competencias censurar noticias que no convengan al gobierno, cerrar medios de comunicación, periódicos o canales de TV, anulando cualquier tipo de crítica a la ideología de extrema izquierda dominante. Una real pesadilla para la libertad de prensa. Digamos también que tanto el New York Times como el Washington Post celebran desde ya la creación de esta agencia con rasgos claramente autoritarios y fascistas. Esto es algo gravísimo de constatar en los EE.UU. Afortunadamente no sucede lo mismo en Europa, ni en la mayoría de los países de nuestra América Latina, donde la libertad de prensa es mucho más respetada.
No es correcto ni legal que compañías privadas, que rinden un servicio público estén censurando criminalmente a medios que no comparten sus ideas, y transformándose en una especie de cuarto poder, sin que nadie los controle o los haya votado. Estamos viviendo una época en la que los mayores intolerantes fingen, pretenden ser tolerantes, y ahora con más poder político con el respaldo de esta nueva Administración, como lo estamos viendo día a día, dominada por el radical chic de la costa Este y Oeste de los EEUU.
Quizás uno de los mayores logros de la Administración del ex presidente Donald Trump ha sido, involuntariamente, quitarle el velo a los oligomonopolios informáticos y su perversa destrucción de la libertad de expresión en los EE.UU. Pese a sus características bizarras, contradictorias, sufrió durante todo su mandato en su propia piel el escarnio de una crítica cargada de odio, resentimiento, mentiras colosales. Aún en los últimos días de su mandato fue despojado de sus derechos de expresarse en las más importantes plataformas de comunicación, como Google, Twitter, Facebook, con sus millones de seguidores, desconociéndose el hecho de que fue votado democráticamente por casi la mitad de los norteamericanos y desconociendo impunemente la Constitución del país. Ya el hecho de denunciar este atropello lleva al ala izquierda del Partido Demócrata a tildar a quien lo afirme de racista, supremacista blanco, xenófobo, nazi; así de deteriorado está el clima político del país. Un verdadero escándalo en una democracia, que no pasa desapercibido por importantes líderes mundiales como la Canciller alemana Angela Merkel, que claramente expresara: “Es inaceptable que exista la posibilidad de interferir en la libertad de expresión, menos de un presidente electo, y se debe respetar la constitución y el marco de las leyes existentes y no se debe permitir la interferencia autónoma de empresas privadas “. En forma similar criticó duramente estas medidas el Presidente francés Macron. En nuestro continente, el Presidente mexicano Manuel López Obrador y su Ministro de Relaciones Exteriores presentaron un comunicado expresando su profundo desacuerdo con censurar a un presidente norteamericano El Canciller insistió “que no es admisible que una persona o grupo de personas determinen, por encima de los Estados nacionales, quién tiene derecho a expresarse y quién no “. El Presidente mexicano fue aún más lejos y anunció que está contactando a los países del G20 y otras naciones para trabajar en una propuesta común contra la censura de los medios de comunicación, luego de la extrema y peligrosa medida en contra del ex Presidente estadounidense Donald Trump. Hasta el líder del partido comunista italiano, Marco Rizzo, insólitamente, se manifestó consternado por esta medida extrema contra la libertad de expresión de un presidente americano, expresando que es ya un paso hacia una tiranía.
En vista de la manipulación de las noticias y la censura impuesta a medios independientes por parte de los Big Tech, que violan derechos fundamentales protegidos por la Constitución, el gobernador del Estado de la Florida, DeSantis, está por hacer aprobar un paquete de leyes que prevén tomar drásticas medidas contra estos abusos dentro de su Estado, leyes que seguramente serán imitadas por otros gobernadores. Así se hubieran evitado incidentes detestables como los acaecidos en las últimas semanas con la supresión de la plataforma independiente Parler, que privó a más de 2,8 millones de lectores de informaciones que molestaban a la nueva Administración progresista del país. Y así también se hubiera evitado la clausura momentánea del periódico New York Post por publicar información verídica acerca de actividades mafiosas del clan Biden. El portavoz del estado de la Florida, Chris Sprowis declaró que con estas nuevas leyes lucharemos efectivamente contra las “cinco familias del oscurantismo mediático”, Facebook, Twitter, Google, Amazon y Apple.
En estos días se dio a conocer el Índice Global de la Democracia para el año 2020, una investigación de la revista The Economist. En este estudio se dividió a este sistema político en cuatro categorías: democracia plena, democracia defectuosa, democracia híbrida, democracia autoritaria. En el grupo de democracias plenas se encuentran Australia, Suecia, Alemania, Italia y España. En el continente americano encontraremos a Canadá, y para nuestro orgullo, Uruguay, Costa Rica y Chile. Los Estados Unidos de Norteamérica bajaba al grupo de democracias defectuosas, lo que refleja claramente la problemática existente en este país.
Efectivamente la democracia en los EE.UU., como venimos analizando, dejó de ser un modelo para las democracias occidentales. Los embates actuales de esta nueva Administración dan lugar a una gran preocupación. La democracia es un animal multiforme que aún no sabemos bien en qué consiste y qué es realmente, así lo considera el gran politólogo, filosofo, ensayista italiano, Norberto Bobbio, que dedicó su entera vida intelectual a tratar de definirla, hasta el final de su vida acaecida en el año 2004 en su ciudad natal de Turín. Bobbio nos ofrece una definición algo vaga afirmando que el grado de la democracia depende siempre de los elementos que la constituyen en los diferentes países, y hoy en día, como hemos visto, en los Estados Unidos podemos definirla sólo como una democracia defectuosa.
Ojalá a corto plazo, esta democracia, con una de las trayectorias más larga de la historia pueda recuperarse, y superar las fuerzas negativas del radical chic progresista, que le están haciendo tanto daño.
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