Todavía faltan unas semanas para las elecciones presidenciales en el Ecuador, del 11 de abril próximo, y el país se debate en medio de aguas políticas turbulentas, y bajan más que turbias. Esto podría afectar a la estabilidad política de toda la región andina y acarrear un fuerte retroceso de la democracia en nuestro continente. Tengamos tan sólo en cuenta que el 70 % de los votantes se inclinan a favor de votar por candidatos de izquierda o ultra izquierda. 

La democracia en el mundo sufrió un brutal retroceso en el año de la pandemia, y en nuestro continente solamente gozan el honor de ser democracias plenas Canadá, Uruguay, Costa Rica y Chile, de acuerdo al Índice Global de Democracias que elabora la prestigiosa revista inglesa The Economist.

El resto de los países del continente, incluido los EE.UU. pertenecen al grupo de países que muestran una democracia imperfecta, y obviamente tanto Venezuela como Nicaragua se encuentran en el grupo de democracias autoritarias, a las que sumaría Bolivia y Argentina, que extrañamente aparecen todavía en el rubro de democracias híbridas.

Justamente en estos tiempos en los que las aguas bajan turbias para las democracias latinoamericanas enfrentaremos un super ciclo electoral. Entre febrero y noviembre de este año se celebrarán comicios en Ecuador, Perú, Chile, Nicaragua y Honduras y legislativas en El Salvador, México y la Argentina. ¿Y como quedará el panorama político del continente luego de estas contiendas? ¿Se afianzarán nuevamente las corrientes autoritarias del socialismo del siglo 21, que creíamos superadas?

El clima político existente con la impopularidad de los partidos políticos tradicionales, en medio de una obscena corrupción en muchos países, con una Justicia corrupta al servicio de gobiernos cuyos líderes deberían estar detrás de las rejas, es una triste realidad. Lamentamos también la falta de líderes carismáticos y honestos, y la falta de coraje y apoyo de organismos internacionales que deberían velar por la defensa de los derechos humanos y no lo hacen, sumado al impacto de las fabulosas sumas del narcotráfico en la política, que hacen que estos nubarrones en el horizonte nos llenen de preocupación por un oscuro futuro político.

En el Perú y en el Ecuador se dirimirá la lucha electoral el mismo día, el 11 de abril próximo. En el Ecuador será la segunda vuelta entre los candidatos Andrés Araúz, el delfín del corrupto y fugado de la Justicia ecuatoriana, ex presidente Correa, que alcanzó el 32,7 % de los votos populares y que representa un populismo duro, corrupto de extrema izquierda, y el candidato de centro derecha Guillermo Lasso, un meritorio y honesto banquero de origen humilde, de 65 años, que cuenta con el 19,74% del voto popular y que bien podría ser un garante de la estabilidad política y económica del país. Arauz, de tan sólo 36 años, facilitaría por su lado el inmediato regreso del temible Correa, quien será verdaderamente quien gobierne el país, un juego como el que presenciamos en la Argentina entre Cristina y Alberto.

El desenlace de esta segunda vuelta electoral será para alquilar balcones por el resultado final que será decidido por las coaliciones que se formen con los otros dos candidatos que no llegaron a la segundo vuelta y que quedaron en tercer y cuarto lugar. Se trata del líder indigenista Yaku Pérez que cuenta con 19,38% de los votos emitidos, muy cerca de su contrincante Guillermo Lasso, y del social-demócrata Xavier Hervas que cuenta con el 15,6%. El líder indigenista Yaku Pérez, que aún impugna las elecciones, y que se encargará todo el tiempo restante de la campaña presidencial hasta el 11 de abril de movilizar a su gente en manifestaciones callejeras, no juega limpio y no es un modelo para una construcción democrática futura para el país, y varios hechos lo han demostrado. Su trayectoria política ha estado vinculada al maoísmo, al comunismo duro de China. Fue grabado recientemente en una alocución afirmando que en el Ecuador hay tres maneras de hacerse rico, ”heredando, ganando a la lotería o robando”. Es decir no concibe la idea de que se pueda salir de la pobreza mediante el trabajo y el esfuerzo. No cree en la meritocracia, y evidentemente es un acérrimo enemigo del libre mercado y del neo liberalismo. Es contradictorio. Por un lado busca ser un líder indigenista en favor del ambientalismo, por otro lado apoya medidas de subvención a los combustibles fósiles. Es importante distinguir entre lo indígena y lo indigenista; lo primero respeta a la naturaleza, a la Pachamama, a la tierra, honrando las tradiciones milenarias, y lo segundo es funcional a una ideología político-social con fuertes tintes de neo-marxismo. Yaku Pérez comparte peligrosamente muchos matices políticos con el dictador boliviano Evo Morales, con la diferencia de que Ecuador cuenta con tan sólo el 8 % de indígenas, en contraste con Bolivia. Incluso en pequeños detalles Yaku Pérez es tramposo, como por ejemplo en haber utilizado sin permiso una pegadiza canción para su campaña política de autoría del grupo de rock uruguayo Cuarteto de Nos, que lo demandó internacionalmente por este hecho. El título original de la canción es “Gaucho Power”, y poco tiene que ver con su movimiento indigenista. Se plantea entonces la pregunta: ¿Expropiará Yaku Pérez a los ecuatorianos de la misma manera como lo hizo con la canción de campaña?

El mayor peligro para el futuro del Ecuador se centra en una probable victoria del candidato correísta Andrés Arauz, que fue elegido gracias a una campaña financiada por dineros del narcotráfico internacional y de las guerrillas colombianas, como el ELN, que comprobadamente, de acuerdo a informes publicados a fines de enero pasado en la prestigiosa revista colombiana Semana, donó unos 80.000 US dólares a Arauz para su campaña. Esto trascendió luego de la incautación de un laptop de la guerrilla ELN por parte del ejército colombiano. El candidato de Correa se defendió con el argumento risible que el video es una manipulación porque los pajaritos que cantan en el fondo viven sólo en el bosque seco ecuatoriano y no en Colombia, donde se encuentra el campamento del ELN.

Durante el gobierno de Correa, Arauz detentaba el insólito cargo de Ministro de Talento Humano. Cuenta evidentemente con los millones saqueados del Ecuador del ex presidente Correa, a buen recaudo en Bélgica donde encontró refugio seguro, para no purgar los 8 años de cárcel a los que fue condenado en su país por sobornos y corrupción masiva. Además Arauz cuenta con el apoyo del sátrapa Maduro y de la directiva del partido político español Podemos que cogobierna ese país. Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos, que fue delfín de Hugo Chávez, se encuentra actualmente en Ecuador, representando la consultora mexicana Neurona, que ha asesorado a las campañas electorales de Evo Morales, Nicolás Maduro, Manuel López Obrador, Rafael Correa. Neurona y Monedero están siendo investigados actualmente por la Justicia española, acusados de malversación de fondos y administración desleal por sus contratos con Podemos en 2019. La idea de Monedero es manejar directamente la campaña electoral del títere de Correa, el candidato Arauz, y no sólo eso, sino extender las actividades de Neurona a otros países latinoamericanos en procesos electorales. Y como si todo este apoyo logístico y financiero fuera poco, están los millones de dólares mal habidos del prófugo Correa que desde su cómodo exilio en Bélgica maneja diferentes millonarias cuentas bancarias en todo el mundo, entre ellas una en el Banco Vaticano offshore, el IOR, Nr. 001-345761, con un saldo fechado en el año 2019 de 193 millones de Euros, según lo investigado por el sacerdote argentino Jorge Sonnante, un vaticanista que se ha especializado en temas de corrupción de la Santa Sede, y recogidas y confirmadas por el periódico italiano La Repubblica.

El gran escritor y filósofo austríaco Robert Musil, autor de la novela “El hombre sin atributos”, en un libro dedicado a la estupidez humana, publicado en el 1937, en una época del auge de las corrientes políticas totalitarias en Europa y de la barbarización de los pueblos, reflexionaba sobre los factores que hicieron posible el fascismo. La estupidez, escribía, es en extremo contagiosa y se alienta de ideales difusos, de lugares comunes, de la simplicidad engañosa y maliciosa de las proclamas políticas. Todo es negro o todo es blanco. Para Albert Camus en “La Peste” la estupidez humana siempre insiste en regresar, y como el coronavirus de nuestros días, la estupidez puede atacar a cualquier persona. Ojalá el pueblo ecuatoriano pueda discernir con claridad su futuro y no coquetear con el suicidio de su democracia. Ojalá el próximo 11 de abril triunfe el sentido común, en esa democracia en peligro, fatigada, confundida que es la existente en el Ecuador de hoy en día.


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