El retiro sin gloria de Afganistán por parte de Estados Unidos supone un riesgo enorme para la Casa Blanca, debido a que la milicia talibán controla aún grandes extensiones de ese país de Asia, conocido por su producción mundial de drogas, que en el pasado rechazó las invasiones de británicos y de soviéticos.
El posible regreso de los talibanes al poder desata el temor de que vuelvan a imperar en suelo afgano algunos principios primitivos del islam como la sharia, o la prohibición de que las mujeres reciban educación.
La fecha límite para la partida de las fuerzas estadounidenses, calculadas en 2.400 militares, a los que se sumarán varios contingentes de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), es el 11 de septiembre de 2021, fecha que recuerda los atentados contra Estados Unidos del 2001 que causaron 3.000 muertos.
El presidente estadounidense, Joe Biden, prioriza en estos momentos algunos retos domésticos, así como los desafíos externos representados por el desarrollo económico y militar de China, dijeron diarios norteamericanos.
Patricio Giusto, miembro del Observatorio sino-argentino, dijo a Télam: "Veo un mayor despliegue naval de EEUU con respecto a China, que no tiene tanto con ver con el tipo de tropas que han desplegado en Afganistán".
"Seguramente, a través del ahorro, Washington va a direccionar esos recursos para tener una mayor presencia en Cercano Oriente, el mar del Sur de la China y otros puntos que son relevantes en el conflicto Washington-Beijing", afirmó.
De todos modos, Giusto pronosticó que "va a haber una mayor dureza hacia China por parte de Biden, continuando con las políticas del expresidente (Donald) Trump".
"Incluso está manteniendo, por ahora, todas las sanciones a las empresas que sancionó Trump. Incluso las amplió. En lo referido a la democracia y derechos humanos, es mucho más duro", añadió.
"Además, el mayor apoyo a Taiwán que le está demostrando Biden es algo muy peligroso, que preocupa mucho a China, así como el respaldo de Washington a Japón, Filipinas, todo eso puede complicar la relación", dijo el analista.
Con la invasión de Afganistán, ocurrida en octubre de 2001, el expresidente estadounidense, George W. Bush, buscaba cortar la protección afgana de la red de Al Qaeda, conducida por Osama Ben Laden, a quien Washington responsabilizaba por los ataques del 11 de septiembre.
Ben Laden, considerado el cerebro del 11-S, fue abatido en el norte de Pakistán por fuerzas especiales estadounidenses, el 2 de mayo de 2011.
Pero, veinte años después, la mayoría de los objetivos de la invasión no han sido cumplidos.
Además, murieron unos 2.400 estadounidenses y la Casa Blanca invirtió alrededor de mil millones de dólares en la operación militar, según informes del diario El País, de Madrid.
De un continente de 100.000 militares que tenía en 2001, Estados Unidos evacuará a unos 2.500 soldados, complementados con miles de contratistas privados, tras un acuerdo firmado el 20 de febrero de 2020 por el Gobierno del expresidente Trump. También unos 7.000 militares de las fuerzas aliadas serán trasladados.
A cambio del retiro de la Casa Blanca, la guerrilla talibán prometió romper sus vínculos con Al Qaeda y negociar un acuerdo político con el Gobierno afgano.
Sin embargo, los servicios de inteligencias estadounidenses han advertido que los talibanes -que controlan la mayoría del territorio, no así las grandes ciudades como la capital Kabul- aprovecharán la oportunidad para asediar al Gobierno afgano.
Para la revista The Economist, Estados Unidos se retira de Afganistán, dejando un "estado débil y un ejército en lucha".
Según esta publicación británica, "los consejeros militares de Biden han tratado de disuadir al mandatario de que no abandone Afganistán, advirtiendo que los talibanes tomarían el control del resto del país y retrocederían los derechos de las mujeres por décadas".
Para el docente de Relaciones Internacionales Juan Battaleme, Biden "cierra un ciclo que revela la postura general de Estados Unidos de irse retirando de los países que fueron el campo principal de batalla de la Guerra contra el ´terrorismo´".
"Con la salida de las tropas estadounidenses, esa guerra queda oficialmente clausurada (2001-2021), lo que no quiere decir que Estados Unidos no vaya a recurrir si lo necesita eventualmente a la fuerza, para responder a alguna amenaza. Esto tiene que ver con la centralidad que tiene hoy el Comando Pacífico", señaló.
Battaleme, profesor de la Universidad de Buenos Aires, opinó que "la hora de la competencia entre los grandes poderes llegó para quedarse", y señaló que la Casa Blanca "cuando hace este tipo de repliegue está mirando a Rusia y, obviamente, a China".
Afganistán, conocido mundialmente también por producir heroína y metanfetamina, derrotó en el pasado las invasiones del Reino Unido, en 1839 y en 1919, y después la de la exUnión Soviética, a fines de diciembre de 1979.
Si hay algo que EUA y Rusia, comparten es evitar que Afganistan despliegue su accionar RELIGIOSO-IDEOLOGICO fuera de su territorio. La Federación Rusa contiene a varios estados Musulmanes, por lo que necesita que haya un "contagio" Talibán ultraortodoxo como el que había antes de la invasión de EUA. Y EUA necesita que no dé cobijo a grupos terroristas para que se ejerciten en ese país. Por otra parte en estos tiempos a los Talibanes les ha salido una competencia mas peligrosa y fuerte como ISIS o DAESH, paradojicamente ISIS, logró que los INTERESES de los Talibanes, Estadounidenses y Rusos convergieran en contra ISIS. Por otra parte, en Afganistan ya hubo un cambio CULTURAL que dificilmente los Talibanes puedan eliminar, sobre todo en lo que hace al acceso al confort y a la educación, sobre todo de las mujeres. Lo que si continuará es el trafico de heroina, ya que es lo que mas le reditúa al pais y de paso consigue vulnerar las estructuras sociales de los "infieles".