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Kicillof no pierde oportunidad de empiojar más las cosas

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Controles absurdos en los accesos hacia el conurbano y un público respaldo al okupa Basualdo
Controles absurdos en los accesos hacia el conurbano y un público respaldo al okupa Basualdo

¿Qué debía hacer todo integrante del oficialismo más o menos prudente que quisiera contribuir a una salida no demasiado costosa del enredo que se armó en Hacienda en torno a las tarifas de energía y la continuidad del subsecretario del área? Ante todo, no hablar en público del asunto, y menos aún hacerlo para agitar más todavía el avispero.

 

¿Qué hace Kicillof? Mete la cuchara para “solidarizarse” con Federico Basualdo, felicitarlo por su tarea y enviarle sus mejores deseos. En pocas palabras, no solo toma partido por su facción, abiertamente, lo que no es ninguna novedad, sino que le deja en claro a los demás integrantes del oficialismo que le importan un rábano los costos que deban pagar por la crisis; al contrario, le interesa elevar esos costos hasta niveles insoportables. Eso y decirle a Guzmán que se vaya es más o menos lo mismo.

¿Qué debían hacer los gobernadores luego de que Alberto Fernández, el viernes pasado, desescalara al menos en los gestos el conflicto planteado con Horacio Rodríguez Larreta por las restricciones impuestas por decreto para combatir la segunda ola? Ante todo, convenía que acompañaran el tono de moderación, despolitización de la estrategia sanitaria y apuesta por recuperar algo de la confianza perdida de la población.

Fue lo que hicieron, al menos, gobernadores como Bordet y Perotti, que ahora sí acompañaron las limitaciones a la educación presencial reclamadas desde nación, tratando de que los afectados no se sumaran al coro de padres indignados que no ve la hora de arrojarse en brazos del jefe de gobierno porteño. Sin demasiado éxito, por cierto, pero trataron.

¿Qué hizo Kicillof? Todo lo contrario. Volvió a dar uno de sus discursos castristas con infinidad de cifras y detalles que no venían a cuenta de nada, todo para insistir en una idea muy básica y primaria, que repite desde hace más de un año: de un lado están los que defienden la vida, como él, y del otro los mercaderes de la muerte. Y a continuación mandó al inefable Sergio Berni a volver locos a los porteños que se atrevían a invadir su provincia, con “controles sanitarios” en los accesos viales, que generaron un descomunal caos de tránsito, y una ola de indignación contra el oficialismo.

Indignación que, al menos así piensa el gobernador, a él no lo va a afectar, porque el rechazo de los porteños es para él costo hundido, ya sabe que ahí no va a conseguir ningún apoyo, ni le interesa siquiera buscarlo. Le conviene mucho más que la zanja que separa a ese distrito del suyo se profundice hasta volverse una frontera infranqueable, un muro de Berlín que separe a los justos de los pecadores.

Así va a poder presentarse frente a los bonaerenses como su protector más celoso contra los ricos y engreidos porteños, que encima quieren sortear los controles que él les interpone para infectar a sus gobernados. Desgraciados, no merecen ni justicia.

En síntesis, Kicillof estima que polarizando él gana, y si pierden Guzmán y Alberto mucho no le importa, es su problema.

Lo mismo sucede con la inflación: es otro problema del gobierno nacional, no suyo. Lo que él necesita es que no suban las tarifas, y que sí suban las transferencias federales a sus arcas platenses. Por eso se esmera en mantener en su puesto a Basualdo, y si al mismo tiempo puede serrucharle el piso a Guzmán, mejor.

El entuerto en que se ha metido el oficialismo con estos asuntos me hizo acordar una frase que repetía Saúl Ubaldini en los años ochenta cuando los funcionarios de Alfonsín lo trataban de convencer de que si exigía aumentos de sueldos más altos de los que las empresas y el estado podían pagar, se trasladarían a precios, la inflación se iba a acelerarar y todos terminarían perdiendo. El líder cegetista siempre les respondía lo mismo, con una lógica política irrebatible: “los aumentos de sueldo son mi responsabilidad, la inflación es la de ustedes”.

Ubaldini tenía razón. Visto a la distancia puede criticarse su comportamiento por lo dañino que resultaría para la economía, pero se entiende por qué le proveyó a su sector un indudable éxito político, y por qué el alfonsinismo fracasó. El problema es que Kicillof hace lo mismo, pero no desde un sindicato, ni desde un centro de estudiantes. Aunque no se dé cuenta de la diferencia, lo hace desde la gobernación del principal distrito del país. Así, las cosas no pueden salir bien, ni para Alberto ni para Guzmán, ni tampoco para él. No hay chance.

 
 

8 comentarios Dejá tu comentario

  1. otra LAMENTABLE MUESTRA KIRCHNERISTA, EL FAVORITO DE LA VIBORA.....un desastre, un imbecil.... me acuerdo cuando se le reian los chinos, EL LES IBA A ENSEÑAR SOBRE MAO, los tipos se le reian por la espalda.... un IDIOTA, en el distrito donde SE DEFINEN LAS ELECCIONES NACIONALES..... pueda ser que el DESASTRE KICHILLOF LE ABRA LOS OJOS A LOS BONARENSES.....

  2. Este pobre infeliz de Kicillof, es un nada menos que un creído, egocéntrico y mal parido. Sin el condicionamiento de la gran corrupta CFK jamás hubiera sido ministro de economía ni gobernador de PBA. Es un inútil conveniente y obsecuente a los propósitos de este gobierno nefasto comandado por la presidentevice CFK. La verdad es que no se puede creer que haya tanta maldad de parte de CFK y el sumamente inútil de su hijo MK, la agrupación de la Cámpora cuasi ilícita que lidera sin tener ninguna formación de ningún tipo como para que referentes del Kirschnerismo puedan pensar en que sea candidato a presidente... Realmente da vergüenza ajena ser ciudadano de este país sin rumbo cierto y manejado por corruptos, ladrones e ineptos.

  3. Cuando hay hambre el habitante vende hasta el voto. Los indigentes no son hombres libres. Y los peronistas lo saben, por eso los mantienen en la necesidad y dependencia. Nunca les han mostrado que puede aspirar a una vida normal.

  4. A esta altura, para Kicciloff, solo vale la expresion,......"Dejenlos fracasar en paz", como diría el Peronista Jorge Asis.Su torpeza y chatura como dirigente son demasiadas groseras. La mediocridad exacerbada por la falta de EFICIENCIA Y EFICACIA en la gestión de administrar el ESTADO en general, de parte de la YA consuetidinara fracasada CFK no le es ajena al pueblo Argentino. Y no solo a los opositores, sino también a propios, incluso en los sectores mas pobres que erroneamente creen, tenerlos "atados" electoralmente.

  5. Posiblemente, pese a la sangre que va a correr, esta vez, el pueblo despertará y se sacará al Peronismo de encima, como debió haberlo hecho en el 55, recreando lo de Mussolini en la Plaza de Mayo para escarmiento de ahí en más, con los que se creen hombres providenciales y Argentina hubiese podido despegar nuevamente como en el siglo 19 y parte del 20; pero seguimos tropezando con la misma piedra por comodidad. ¿será esta la oportunidad de acabar con esta caterva de dictadores y tiranos que nos viene asolando desde hace 75 años directa e indirectamente? Crisis = Cambio.

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