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Barrio Sheikh Jarrah, Jerusalén Este

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Escribe Osiris Alonso D’Amomio
Escribe Osiris Alonso D’Amomio

Sheikh Jarrah es un barrio de Jerusalén Este. Está poblado por palestinos que resisten la decisión confiscatoria de un tribunal israelí.

 

Consistía en desalojar a las familias árabes, a los efectos de permitir la usual instalación de colonos judíos.

Región altamente sensible que padece la dinámica del conflicto. Marcha de la Bandera (patriotismo israelí). Fin del Ramadán.

Efectos patéticos de Sheikh Jarrah. Origen del penúltimo enfrentamiento entre los palestinos y las fuerzas de seguridad de Israel.

Origen, asimismo, del reacomodamiento bélico de actores trascendentes que buscan su rol en el tablero internacional que se renueva.

Marcado a fuego de virus por el fracaso electoral, en Estados Unidos, de Donald Trump.

La administración del sucesor representa la incertidumbre estratégica. El demócrata Joe Biden. Por las posibles concesiones hacia Irán.

En el marco del acuerdo nuclear con Irán. Fue generado por Obama e interrumpido por Trump.

Detalle que atormenta a los eficaces lobbistas de AIPAC (Biden era el vicepresidente de Obama y sabe de política exterior).


Tormento a cielo abierto, con vista al mar

A los cohetazos, Hamas busca su lugar.

Identificar, en el accionar de Hamas, el conflicto que libra Israel con Palestina, es un reduccionismo feroz.

Los desinformados lo presentan como un diferendo fácil. Es entre un estado moderno (Israel) y el terrorismo (Hamas).

Síntesis que disgusta a los dirigentes de países árabes que mantienen, sin aprobación de sus sociedades, una relación apacible con Israel.

Como Arabia Saudita o los Emiratos.

Pero también es un disgusto para uno de los dos comandos de Palestina. La que mantiene el control de Cisjordania, conducida por Mahmud Abas.

Líder de Al Fatah, partido que conforma la emblemática OLP del viejo Yasser Arafat.

Organización que Hamas pretende suplir. Controla la Franja de Gaza, el tormento a cielo abierto, con vista al mar, de 40 kilómetros de largo por 11 de ancho.

Las diferencias entre Hamas y Al Fatah no son nada sutiles.

En una muestra de pragmatismo, Al Fatah, en Cisjordania, reconoce al Estado de Israel. Pero Hamas no.

Condición sustancial -el reconocimiento- para avanzar en la consideración de los estamentos que tallan.

Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas.

Abas lo entendió. El ministro Ismail Haniyeh, de Hamas, no.

Pero Abas, por la acción de Hamas, lleva años sin tener contactos oficiales con Israel.

(Por defensa propia, tampoco puede condenar las acciones de Hamas).

Pese a las ilusiones imaginarias de los documentos de Oslo, y a las maravillosas intenciones de Camp David, el Proceso de Paz atraviesa una instancia de franca declinación.

Lo grave es que el tema palestino-israelí dejó de tener relevancia. Ni siquiera es prioritario.

La centralidad la ocupa el conflicto de hegemonía, político y religioso. Entre la sunni Arabia Saudita y la persa Irán, que es chiita.

Arabia Saudita con el apoyo de Estados Unidos e Israel.

Irán con la cada vez más fuerte alianza con Rusia y China.

Completa el entusiasmo contemplativo de los países de Europa Central.

Los que exportaron “la cuestión judía” hacia la tierra originaria de la Biblia o del Talmud.

En especial después del desmoronamiento del Imperio Otomano (fin de la primera gran guerra). Y del colapso del nazismo (la segunda).


Iron Dome

Los cohetes de Hamas, en su gran mayoría, fueron neutralizados en su mayor parte por el Iron Dome.

Es el efectivo sistema de defensa israelí.

De los mil cohetes lanzados en dos días, 200 ni atravesaron la frontera.

Los que alcanzaron territorio israelí mataron a tres israelíes. Y a dos tailandeses, alcanzados en una granja de pollos.

Lo que la cancillería argentina califica de “desproporcionado” fue el bombardeo israelí sobre Gaza.

Dirigido hacia objetivos militares detectados pero simulados entre la población.

Aquí murieron 30 palestinos. Pero los muertos palestinos no causan, a esta altura, la menor conmoción.

Tratado apenas como grupo terrorista, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) presenta un desafío superior para la interpretación.

La legitimidad la signa su triunfo electoral. El proyecto estratégico es la delirante construcción de la sharía. Una suerte de estado islámico.

La mayoría chiita induce a confirmar que detrás de Hamas está Irán. En realidad sería la aspiración de sus dirigentes.

Pero Irán deposita mejores energías espirituales en otro grupo, la Jihad Islámica.

Hamas tiene, además, su propio brazo armado: La brigada Izzaddin al-Qassam.

Los que exigieron a las autoridades israelíes el retiro de las fuerzas de seguridad que rodean el Monte del Templo.

Pero sobre todo el barrio de Sheikh Jarrah. Jerusalén Este.

En su ofensiva, Hamas procura despojar la base de sustentación a los países árabes que mantienen acuerdos de paz con Israel.

Intereses compartidos. Fraternidad fortalecida por el apoyo de Estados Unidos.

Mientras tanto, en simultáneo, Israel reclama a los árabes aliados -y a la comunidad internacional- la condena de Hamas.

Con un éxito que se sostiene. Por la emoción que por la información.


Qatar existe

Pero también Qatar existe. Y persiste. Construye un rol de liderazgo en el universo musulmán. Intenta traspasar el Golfo Pérsico.

En su optimismo, los Al Thani esperan influir en Hamás. Instar a la reconciliación con Al Fatah.

El poder en Medio Oriente también está vacante.

Qatar mantiene una excelente relación con los culposos países centrales europeos, y mantiene, a su vez, la relación apacible con Irán.

Comparte con Irán una frontera y extraordinarios negocios de gas.

Se proyecta como el emirato alfa de la región. Con el lenguaje de la paz. Con el dinero «para patinarlo de norte a sur» (Tango Muñeca Brava).

Adquisición de clubes de fútbol, hoteles de lujo. Publicidad en camisetas de instituciones subdesarrolladas.

Hamas, a los cohetazos, difícilmente pueda suplir a la OLP y poner en primer plano la causa palestina.

Lo que no va a poder es sacarse de encima la imagen de “organización terrorista”.

Fue estampada por Estados Unidos (y no solo por el lobby eficaz de AIPAC).

Estampilla que, en el fondo, la protege del cuestionamiento de facciones más violentas y radicales que ya no son financiadas por los Sauditas que ponían siempre.

Para que los Osama de la vida destruyeran en cualquier parte. Pero nunca en Yeddah. Menos en Riad.

 

4 comentarios Dejá tu comentario

  1. Del lado que te pongas te la van a dar. Y esta contienda que ha causado tantas muertes es milenaria. Es interminable, insufrible, mortifera, que embrutece y envenena la vida. De los dos lados. Asi que las opiniones, por muy sensatas que sean siempre llevaran un insulto prendido por detras.... Ojala se encuentre la buena voluntad de llegarse a un acuerdo y parar asi este reguero de sangre.

  2. A Maldonado se lo chupó Gendarmería! Genial análisis del Turco Menemista jajajaja andaaaaaa, un cuatro de copas al servicio de su majestad Kristina.

  3. Este conflicto comenzó en 1948 cundo los judíos ocuparon ilegalmente Palestina y no han parado de robar tierra y derechos a los que vivían allí antes que ellos. Los palestinos no son considerados ciudadanos de pleno derecho por las autoridades israelíes, que les conceden una suerte de "permiso de residencia permanente" pero revocable. Israel controla además los permisos urbanísticos. En los barrios palestinos, cada vez más hacinados, apenas se conceden permisos de construir por lo que los palestinos construyen de forma ilegal. Muy a menudo las autoridades israelíes obligan a los propietarios a demoler las construcciones ilegales. Si no lo hacen, se les cobra por la demolición o van presos. Es una situación común en Jerusalén Este, que sumada a las tensiones durante el Ramadán ha hecho estallar la situación con un nivel de tensión inédito desde hace años. Los primeros enfrentamientos de este año se desencadenaron hace un mes por la amenaza de desalojo de varias familias palestinas en la ciudad. Viviendo en su propio país, los palestinos son tratados como inmigrantes por los israelíes.

  4. Bueno, es lo que pasa. Acaso por decir verdades contundentes y confirmadas, El libertario es un neonazi, facista, comunista, o cualquier otra cosa? No. Es sencillamente una persona que esta centrada y dice una verdad, que el avasallamiento y las tensiones de todos los dias, mas la interminable contienda de hechos primitivos, hace borrar la razon. El judio que reconozca verdades contundentes es un traidor. Y asi sigue la contienda y las odiosidades, las luchas sin cuartel y derechos adquiridos que uno mismo se impone. Los odios son de hace siglos. Dificilmente se podran arreglar Pareciera ser que la pandemia en vez de fortalecer el alma, ante el sentido de la vida, que se va perdiendo, hace todo lo contrario. SOMOS UN FRACASO como especie humana. REVIENTA TODO EN UN ESTALLIDO SOCIAL.-Si no nos acaba la pandemia, nos acabara el odio. Me molesta el silencio del Papa Francisco, y de los que supuestamente deben de hacer algo para evitar esta masacre.

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