El proyecto de la vacuna argentina avanza de manera muy positiva. Esta semana los aplausos y los gritos de alegría retumbaron en los laboratorios del Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP, CONICET-UNLP) y del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA, CONICET-UNLP).
"Cada vez estamos dando pasos más concretos en nuestro desarrollo”, le confirmó el inmunólogo Guillermo Docena a A24.com. El prestigioso médico, junto a Omar Azzaroni -otro investigador del CONICET- lidera el grupo de científicos multidisciplinario de La Plata, integrado por químicos, bioquímicos e inmunólogos entre otros.
La ARGENVAC 221 fue pensada y desarrollada por la ciencia local, particularmente por este grupo de científicos multidisciplinario. Se trata de una vacuna similar a una intramuscular que busca determinar la existencia de anticuerpos y de linfocitos B y T. En el caso de la prueba que se viene realizando con roedores no se aplica de esa manera, sino que su aplicación es "intraperitoneal". Es decir, en la panza del animal. Una vez aplicada, el desarrollo argentino logró estudiar todo lo concerniente a la inmunidad humoral y celular.
“Nuestra vacuna posee un inmunógeno que es una proteína del virus, es decir una parte de la proteína S llamada RBD. Esa parte le permite al virus unirse a las células y poder entrar para invadir el organismo”, completa Docena.
El desarrollo argentino tiene semejanzas con la vacuna Novavax que está en Estados Unidos ya que posee dos componentes: la mencionada proteína RBD del virus y una nanopartícula.
En definitiva, la vacuna argentina busca generar anticuerpos neutralizantes. La aplicación sería de dos dosis separadas por 21 días. Y en los estudios preliminares se analizó que podría protegernos de las diferentes cepas a las que fue mutando el virus.
La vacuna está en fase preclínica y para poder utilizarla en humanos es factible que falten unos seis meses de desarrollo ya que tienen que seguir confirmando la efectividad con animales. Una vez concluida esta etapa comenzará la prueba clínica, también llamada “ensayo de Fase 1”. Recién ahí se podrá aplicar en humanos voluntarios para probar los parámetros de eficacia y seguridad.
“Todo nuestro trabajo se desarrolló con financiación del estado argentino. Ya estamos empezando a hacer una segunda prueba de vacunas ya que la primera de ellas obtuvo resultados muy beneficiosos”, afirman desde el equipo de investigadores.
El proyecto se encamina a concluir la etapa preclínica para pasar a ser probada en humanos y determinar con los ensayos si se alcanzará el desafío de evitar la infección del virus que paralizó al mundo.