En 1901 muere la Reina Victoria, la última heredera de la casa Hannover de Reino Unido. Dos años más tarde se sella el pacto entre la corona británica y la familia Rockefeller que perdura hasta la actualidad.

John Davidson Rockefeller fue el encargado de formar la alianza estratégica entre los Estados Unidos, y las casas reales británica, danesa y holandesa. En este mismo acto el petrolero, originaba la banca internacional más potente del mundo.

El primero de la casta, por aquellos tiempos dueño absoluto del monopolio de la extracción de combustible fósil, toma una medida relacionada al proteccionismo de su nacionalidad norteamericana y con el poderío económico en su poder; esparce por todo el mundo conocido la teoría marxista, qué había fracasado estrepitosamente hasta en La misma Rusia. La idea se basaba principalmente en aquella máxima comunista de destruir las sociedades incipientes desde la raíz, para volver a construirla a gusto de los propios intereses.

El magnate había calculado que, hacia fines del siglo XX, los Estados Unidos se habrían consumido para sí mismo todos los recursos minerales del país. Por tanto, se debían mantener a las nuevas naciones con un bajo crecimiento poblacional (primer atisbo de control de natalidad). El objetivo ya se encontraba lejano a la idea de la vigilancia colonial de las riquezas. ¿Quién no reparo todavía en que la inversión y explotación del subsuelo de lo que fuera la Unión Soviética, también correspondió al clan Rockefeller?

Por aquellos años la Argentina llegaba al pináculo de la economía mundial (1905), gracias a aquella generación del ochenta que mezclo formación intelectual con valentía. Lo poco que queda en pie en el país, es el legado de aquellos pro hombres que cimentaron la Argentina de orden y progreso.

Luego de introducida la enmienda 16 en la Constitución Estadounidense (impuesto sobre la renta, sin coparticipación de los estados), en la cual Rockefeller tuvo verdadera incidencia; crea junto a otra familia sionista (los Rothschild), la ya famosa Reserva federal, emisora y controladora de la única moneda patrón que circula por todo el mundo subdesarrollado; con independencia del gobierno norteamericano.

En 1921 el mismo Davidson Rockefeller 1ro. Funda el C.F.R. (Consejo de Relaciones Exteriores) a la sazón diseñador e instrumentador de las curriculas pedagógicas de los establecimientos educativos norteamericanos y desde allí a todo el mundo civilizado incluyendo la Argentina que ingresaba en su decadencia con las presidencias de Hipólito Irigoyen.

El magnate de formación Darwinista y Malthusiana tenía en muy claro que el poderío de un estado descansa sobre tres pilares: riqueza, armas y población, que en definitiva se convertiría en la herramienta más poderosa a la hora de la consideración de rivalidad de una Nación.

De esta manera se cerraba el circulo virtuoso. El poderío económico le permitiría solventar una carrera armamentista sin competencia, pero el control sobre la natalidad de la población de países emergentes requeriría de un mecanismo de mayor precisión y demandaría más tiempo.

En ese sentido se enmarcan la primera guerra mundial (20 millones de muertos) y segunda guerra mundial (100 millones de muertos) y en el medio la diseminación de pestes misteriosas como la gripe española en 1918 (otros 50 millones de muertos).

Los resultados no fueron los previstos, la población se había duplicado en solo 100 años, pasando de 1000 millones en el año 1800, a 2000 millones en 1900.

En 1968 el ex ceo de Ford y secretario de Defensa norteamericano por aquel entonces Robert McNamara, crea el Banco Mundial, financiador fundamental del Fondo de Población de las Naciones unidas y a través de esta, originadora de las Conferencias de Población y Desarrollo que se llevan a cabo cada 10 años.

La primera de ellas se realizó en Bucarest en 1974 y el gobierno argentino en manos de Juan Domingo Perón, se opone terminantemente a la intención de globalizar el aborto como medida de control del crecimiento poblacional. La postura argentina fue tan enérgica, que encolumno a toda América latina detrás.

Se trataba de una nueva derrota para los Rockefeller, en el intento de incidir sobre el control de países subdesarrollados como el nuestro con pocos habitantes y muchísimos recursos naturales.

Más cercano al presente vendrían otras epidemias como el ebola y el cólera pandemias como la gripe porcina, la gripe aviar, más conflictos bélicos y estragos ecológicos. Nada ha sido suficiente para frenar la propagación del ser humano sobre la tierra, y llegamos al año 2000 con más de 6000 millones de habitantes. La disputa por el agua y los alimentos está vigente.

Actualmente transitamos una nueva pandemia y o casualidad, con la ley I.V.E (Interrupción voluntaria del embarazo), ya sancionada luego de 7 intentos fallidos, en el medio, las minorías LGTBI, en el centro de la escena intentando destruir los valores de tradición y familia.

Hoy Argentina no es más que Palestina, con los recursos naturales intactos, pero económicamente quebrados, con el poderío militar diezmado desde adentro y una debilidad poblacional alarmante. El epicentro del ataque parte del mismo lugar, y con la única finalidad de trasladar los recursos naturales sin la necesidad de una invasión territorial.