“Nos mean y la prensa dice que llueve” (Graffiti)
Finalmente, la consorte presidencial lanzó
oficialmente su candidatura al préstamo que su esposo le otorgará, en caso de
cumplir satisfactoriamente con la acumulación de los votos necesarios el próximo
28 de octubre, del sillón que habitualmente este último ocupa en la Casa Rosada.
Los adulones de rigor que acudieron en masa este último jueves al Teatro
Argentino de La Plata disfrutaban anticipadamente, y esperaban, otra
demostración de sus dotes de “gran oradora”, y así lo divulgaban a quien
quisiera escucharlos.
En rigor de verdad, no
habían existido en estos cuatro años (y dos meses excedidos hasta ahora de
gobierno) demasiadas demostraciones verbales de Cristina. Y en relación a su
discurso de cuarenta y cinco minutos en el acto de lanzamiento de su
candidatura, el mismo fue muy parecido al que hizo, también en La Plata, cuando
lanzó su postulación a senadora por la provincia de Buenos Aires con domicilio
en la lejana provincia de Santa Cruz.
En síntesis, la flamante
candidata a presidenta no hizo más que reafirmar que el tan declamado cambio que
según su esposo “ahora” comenzará –sin explicar por qué no lo llevó a cabo él
mismo en cuatro años- no será tal. O sea que nada cambiará. Es decir que, de
acceder la candidata a la titularidad del Ejecutivo, los argentinos habremos de
seguir sufriendo las torpezas, caprichos y desaguisados del kirchnerismo por, al
menos, cuatro años más.
Sin embargo Cristina –su
esposo prefiere que todo el mundo la llame así, quizás pretendiendo emular a
Evita, a quien se la llamaba sólo con este nombre, aunque aquella no le llega ni
a los talones a la “abanderada de los humildes”- parece ir tejiendo desde ahora
algunas alianzas destinadas tanto a fortalecerla en lo que resta de campaña
electoral como para afirmarla en cuanto acceda eventualmente a la presidencia. Y
una de esas alianzas sería con el camaleónico y ubicuo Grupo Clarín.
De una jugosa entrevista
realizada hace pocos días en el programa “La actualidad y vos”, emitido por FM
Palermo 89.1, al titular de la consultora Poliarquía, Sergio Berensztein -uno de
los pocos en su ramo que no trabajan para el gobierno-, surgió que “la
verdadera razón de que la candidata sea Cristina es porque el marido viene en
picada, aunque nadie lo diga”. Berensztein, que también es analista
político, tiene como compañeros de ruta en Poliarquía a connotados sociólogos y
encuestadores como Alejandro Catterberg y Eduardo Fidanza, y además a Alan
Clutterbuck, economista e hijo del empresario secuestrado en 1988 Rodolfo
Clutterbuck, entonces presidente de la firma Alpargatas, quien jamás apareció.
En la citada entrevista
Berensztein afirmó que “la imagen de Néstor Kirchner se viene deteriorando
y llegará muy desgastada a las elecciones de octubre por estos cinco motivos: la
inflación que está en constante crecimiento; la crisis energética que se instaló
para quedarse unos cuantos años; la corrupción, que la gente ya percibe que está
enquistada en el gobierno; la inseguridad, que la gente reconoce que el gobierno
no sabe cómo atacar; y la imagen del único amigo que tenemos, Hugo Chávez, que
está cada día más comprometida después de su afinidad con Irán y con sus
críticas al Mercosur”.
Para el titular de
Poliarquía, esas cinco razones precipitaron que Cristina aparezca como la
esperanza del “cambio”, reemplazando a un Kirchner que se está “muriendo” a paso
redoblado en la consideración popular. La opción entonces era “Cristina o
Cristina”, frente a la realidad que el matrimonio, unido por dos ambiciones,
poder y dinero, debe enfrentar. Según Berensztein, “en la alternancia está el
disfrute, como ambos lo hicieron en su pago chico, Santa Cruz. Allá no era
necesario ésto. En aquella provincia el matrimonio feudal sólo permitía el
‘Néstor o Néstor’. Un total de 190.000 almas se manejan más fácilmente que 40
millones”.
De la aludida entrevista
radial surgieron aspectos no menos interesantes. En lo que hace a las alianzas
que ha comenzado a tejer la ciclotímica candidata, se considera que para que no
falte nada en este lanzamiento tan espectacular, se necesitaba un medio con todo
el poder mediático para apoyarla, a cambio obviamente de diversas prebendas. Y
ese medio, siempre listo cual buen “boy scout”, no es otro que el Grupo
Clarín. Un Grupo que ya tiene todos sus cañones listos para proteger y
llevar hacia el triunfo a Cristina Kirchner.
A cambio de los votos logrados para la candidata
oficial, los argentinos serán en definitiva quienes paguen con esos votos,
además de la fiesta kirchnerista, las siguientes contraprestaciones para el
Grupo conducido por el tándem Ernestina de Noble-Héctor Magnetto: la
aprobación para fusionar Multicanal y Cablevisión, una urgente aspiración
del monopolio Clarín que estaba en el freezer; la aplicación de la norma de
Estados Unidos para la TV digital, que Clarín ya compró; la prohibición
de que Telefónica y Telecom ingresen a la TV por teléfono, con lo cual
moriría la TV por cable; la adjudicación para la confección de los DNI
-suspendida desde hace años después de violarse un contrato con Siemens y
anularse a último momento otros con diversas empresas- al Grupo Clarín, que
éste imprimirá en su empresa Artes Gráficas Rioplatense; y la posibilidad
de que el gobierno done gratuitamente los libros para el nivel escolar primario,
para lo cual muy probablemente se utilicen los ejemplares que desde hace poco
está produciendo, casualmente, el Grupo Clarín.
Todo lo cual hace pensar que los insultos lanzados
recientemente por Alberto Fernández contra la investigación de un periodista de
ese diario sobre varias irregularidades en la secretaría de Medio Ambiente,
quizás haya sido una pequeña humareda destinada a plantar la idea de una pelea
entre el gobierno y el gran diario argentino cuando, de confirmarse lo
antedicho, ocurrirá todo lo contrario. El tiempo lo dirá, probablemente antes de
que se llegue a octubre.
Como puede apreciarse, detrás de Cristina y su
pretensión de ocupar la presidencia no hay ninguna esperanza de cambio, sino,
como viene sucediendo hasta ahora en varios estamentos oficiales, muchos
negocios en juego.
Corruptelas en serie
El lanzamiento de la
candidatura de Cristina Kirchner y el camino que ésta debe recorrer hasta los
comicios de octubre han sido seriamente amenazados por varios factores. Entre
los fundamentales pueden mencionarse: el bañogate de Felisa Miceli; la
gestión de Romina Picolotti al frente de la secretaría de Medio Ambiente; las
coimas y sobreprecios del caso Skanska, quitado momentáneamente de la atención
pública; el contrabando de repuestos de armas subfacturados que involucra a la
ministra de Defensa, Nilda Garré; la incontenible disparada de los precios de
productos esenciales de la canasta familiar, que pretenden ser disimulados con
los humorísticos índices de inflación dibujados por el INDEC; la crisis
energética que el gobierno persiste en desconocer; y la desaparición del albañil
Julio López, entre otros.
Como puede apreciarse, una
delicada balanza en la que pesan mucho los temas referidos a la corrupción que
campea en el gobierno de quien, cuando lo asumió, mostró las palmas de sus manos
diciendo que estaban limpias y que iba a “echar a cualquier funcionario que
osara transitar por ese mal camino”. Ahora el hombre nos trae el recuerdo de
José Corso Gómez, aquel periodista que siempre culminaba sus exposiciones
levantando también sus palmas y diciendo: “¡Con las manos limpias!”.
Hasta que un buen día, por su lucha a favor de los jubilados, le dieron un cargo
en el PAMI –uno de los más grandes nidos de corrupción-, el tipo cayó en la
tentación y en poco tiempo sus manos se ensuciaron.
Respecto de Felisa Miceli,
el presidente decidió liquidar a la ahora ex ministra de Economía y, optando
entre las posibilidades que mencionamos en nuestra reciente nota sobre las
“Gorgonas” nacionales, publicada hace pocos días, le cortó la cabeza. En
relación a Romina Picolotti, la ciega y exacerbada defensa que de ella hizo el
patoteril jefe de Gabinete la mantiene, por el momento, en su cargo. Es que para
el presidente Kirchner resultaría demasiado oneroso cortar la cabeza de dos de
sus Gorgonas en tan breve lapso de tiempo.
Ni hablar de la ministra de
Defensa que no tiene la menor idea de lo que es un FAL, quizás porque le es más
fácil relacionar esa sigla con, por ejemplo, “Fuerzas Armadas de Liberación”,
“Frente Argentino Liberiano” o algo así, antes que vincularla al arma que porta
el Ejército Argentino sobre el cual ella tiene autoridad por su cargo. El caso
es que, como un nuevo y agudo dolor de cabeza para Kirchner, ahora Nilda Garré
es otro de sus funcionarios que debe visitar los estrados judiciales. Habrá que
ver si en este caso esas incomodidades logran ser evitadas con las presiones
ejercidas sobre el juez actuante, Jorge Tiscornia, a quien el Consejo de la
Magistratura, con mayoría oficialista, amenaza llevar a juicio político.
En cuanto al resto de los
factores mencionados que tienen a mal traer a los nervios presidenciales, el
caso Skanska, como se dijo, ha sido momentáneamente apartado de la atención
pública. Un logro pírrico del gobierno, ya que en los hechos un caso de
corrupción ha sido tapado por otros del mismo tenor. Lo que la administración
kirchnerista no logra disminuir, ni detener, ni controlar de ninguna forma, es
la disparatada escalada de la inflación. Por supuesto nadie cree en la broma de
los índices mensuales del INDEC, además de que los empleados con antigüedad en
ese organismo vienen diciendo con todas las letras que los índices son fraguados
descaradamente. Falta saber si el otro patotero oficial, el secretario de
Comercio Interior, Guillermo Moreno, acudirá ante el juez que ya lo habría
citado para declarar, precisamente, por esas irregularidades en la elaboración
de dichos índices.
Por su parte, el gobierno
tampoco puede hacer pie en el cenagoso terreno de la crisis energética, que
llegó para quedarse y piensa hacerlo por largo tiempo. Las excusas
presidenciales en el sentido de que es debida “al crecimiento de la economía”
sólo pueden ser creídas por quienes gusten del surrealismo. Cuando más tarde o
más temprano la crisis estalle en toda su dimensión, será interesante escuchar
las nuevas excusas, si las hay.
Igualmente irritativo
resulta para la banda kirchnerista el tema de la desaparición del albañil y
testigo contra represores Julio López. En realidad en los despachos oficiales ya
no saben qué inventar, y solamente al gobernador-bombero Felipe Solá se le
ocurrió tratar de contener las llamas con un aumento en la recompensa por
cualquier dato sobre el paradero del anciano, mientras el inepto secretario de
Inseguridad bonaerense, León Arslanián, mentía una vez más acerca de que “hay
pistas firmes” en el caso. Mientras tanto, ya cayeron en el olvido los
dichos del otro responsable de la inseguridad, pero a nivel nacional, el
ministro del Interior Aníbal Fernández, cuando muy suelto de cuerpo afirmó,
hace varios meses, que había “veinte brigadas” afectadas a la búsqueda de
López.
Por todo lo expresado, no
son pocas las piedras en el camino que tendrá que sortear, en su andar hacia los
comicios de octubre, la aspirante a tomar en préstamo el sillón presidencial,
Cristina Kirchner. Dificultades que su esposo no consigue subsanar ni mucho
menos, a esta altura de la difusión que han cobrado, tampoco ocultar o
disimular, algo a lo que se había acostumbrado en otros tiempos en que algunos
distractivos indicadores le hacían posible lanzar, con cierto éxito, sus
cortinas de humo.
Opiniones
Resultan llamativas algunas
opiniones recogidas en esta crucial etapa preelectoral que atraviesa el
gobierno. Por ejemplo, el semanario británico “The Economist”, en una reciente
edición publicó un artículo bajo el título “Corrupción en la Argentina”,
en el cual, tras hacer referencia no sólo a la cuestión abordada en ese título
sino también a los controvertidos índices de inflación, la situación en el INDEC
y la escasez de energía, señala que “la designación de la primera dama como
candidata a suceder al presidente fue diseñada para dar una cara fresca sin
alterar la política, un cambio con continuidad”.
Por su parte el sociólogo
Marcos Novaro, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(FLACSO), comentó hace poco que “la omnipotencia de Kirchner y su falta de
registro de los problemas lo están alejando de la opinión pública. Cuando tiene
todas las cartas es buen jugador, pero cuando no, agrava las dificultades”,
a lo que agregó: “El gobierno se cree infalible, pero no lo es, y la
incertidumbre le puede jugar en contra”.
A su vez, en el blog del
primer candidato de la oposición en lanzar su candidatura, el ex ministro de
Economía de la primera etapa kirchnerista, Roberto Lavagna, pudo leerse la
siguiente opinión: “La administración de los intereses del pueblo no puede
quedar en manos de funcionarios aduladores, obedientes, mediocres, tímidos,
carentes de iniciativa y temerosos de ofender el humor presidencial. Esta
administración esta plagada de gente con estas cualidades y las decisiones
aún de detalle las toma el presidente. Pero el presidente no tiene un plan.
No tiene un plan económico. No tiene un plan de educación. No tiene un plan
de política exterior. No tiene un plan para acabar con el delito. Kirchner
solamente tiene un plan político y un vacío de ideas, de planes y de programas
en todo lo demás. Y como el presidente tiene solamente un plan político, la
negación de la realidad es parte del plan cuando la verdad es inconveniente”.
Por último, es válido
reproducir lo que expresó sobre Cristina Kirchner la doctora en Filosofía Diana
Maffia, investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de
la Universidad de Buenos Aires y directora académica del Instituto Hanna Arendt.
Señalando sugestivamente que “hay mujeres políticas que llegan al poder
para que nada cambie y hay otras que llegan solamente para cambiar ellas y que
no cambie nadie más”, afirmó que “Cristina Fernández de Kirchner
no quiere ser Eva, sino que quiere ser Perón, porque su modelo de identificación
es con el liderazgo del primer conductor justicialista”.
Interesantes puntos de
vista a los que no cabe agregar más comentarios. Si Kirchner y su esposa
supieran algo de latín, quizás podrían decir la frase “alea jacta est”.
Pero simplemente, después del jueves último, la habrán reemplazado por la del
mismo significado pero más castiza “la suerte está echada” .
Como conclusión vale la
pena recordar -y sobre todo recordarles a los cobardes que ocultos en la
sombras, única forma en que su cobardía les permite actuar, atentaron una vez
más contra “Tribuna de Periodistas” y lo hacen en general contra todo medio
independiente que no es complaciente con el amo del feudo y su banda de rapaces-
la siguiente frase: “Todo individuo tiene derecho a la
libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado
a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones,
y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de
expresión”. (Artículo 19 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos).
Carlos Machado