La candidatura de Cristina Fernández de Kirchner,
recién lanzada, y el camino que a la consorte-heredera le debe ser despejado
hasta las elecciones del 28 de octubre próximo, van comenzando a tener a mal
traer a los diversos componentes del actual gabinete nacional. Al menos algunos
de ellos comienzan a estar “al borde de un ataque de nervios” (Almodóvar
dixit).
Es que los tres meses que faltan para esa decisiva
instancia electoral están resultando demasiado escasos para los líos que tienen
que arreglarse en diversos estamentos oficiales. Máxime cuando prácticamente la
totalidad de los ministros hasta ahora en funciones, según nos confiaron fuentes
muy cercanas a algunos de ellos, juntarán sus petates y se irán entre
octubre y noviembre. La excusa para abandonar sus cargos tan anticipadamente
a la asunción del nuevo gobierno el 10 de diciembre –apostando a que sea la
heredera quien lo logre- es que quieren “dejarle a Cristina el campo libre
para elegir a sus reemplazantes”.
Una excusa que en realidad encubriría la verdadera
razón de una decisión que emana del propio presidente Néstor Kirchner: la
imposibilidad de llegar a esa fecha-bisagra, como deseaba, “aguantando” los
precios en disparada sin control, los aumentos de tarifas, la crisis energética
y otras cuestiones también difíciles de ser “aguantadas”, como los crecientes
casos de corrupción –Skanska, bañogate de Miceli, Picolotti, Garré, etc.-
y la imagen que los mismos están dejando en no pocos funcionarios.
Con ello se confirma que, quizás desde dos meses
antes de llegar a la fecha de recambio de gobierno, los argentinos ya
comenzaremos a sufrir las peores pesadillas que pendían sobre nuestras cabezas,
tales como los desmesurados aumentos en las tarifas de servicios públicos,
acumulados por la contención que de ellos viene haciendo el gobierno desde hace
un año; los aumentos en los transportes, habida cuenta de la liberación
de los precios de los combustibles, que también eran contenidos denodadamente,
con subsidios o no; la imposibilidad de contener la disparada de los precios
de productos básicos de la canasta familiar –carnes, verduras, pan, lácteos,
etc.-, ya que los acuerdos firmados hace horas con los supermercadistas tendrán
el mismo destino que los anteriores, es decir que en los hechos no existirán,
además de que los pocos productos incluidos en esos acuerdos no aparecen luego
en las góndolas o desaparecen de las mismas a la media hora de que los
supermercados abren sus puertas al público; y la crisis energética a
punto de explotar más tarde o más temprano.
En cuanto a los casos de corrupción conocidos, el
éxodo ministerial hará tomar distancias de los mismos a quienes están
hundiéndose en esas arenas movedizas. La cabeza de Felisa Miceli ya rodó, al
menos en su versión de funcionaria “K”, ya que puede seguir rodando de aquí en
más si la Justicia se decide a hacerlo.
Lo de Romina Picolotti aún es una incógnita, ya que
su cargo no depende de un ministerio específico sino de la Jefatura de Gabinete
–recordemos que un día antes de su designación fue “sustraída” de la órbita de
la cartera de Salud por su mentor y protector, Alberto Fernández-, quien por su
parte sería el último en irse. Si es que se va, ya que mientras algunos lo ven
destinado a otras funciones no especificadas, muchos sostienen que Cristina
Kirchner finalmente lo mantendrá en su cargo. Lo cierto es que la nepotista
secretaria de Medio Ambiente es otra de las que emigrarían, sobre todo si lo
hace también el jefe de Gabinete, y quizás aunque éste se quede. Ello pese a
otro escandaloso espaldarazo que Romina acaba de recibir de Néstor Kirchner,
quien contra todo lo que rodea estos días a la funcionaria y a varias opiniones
opuestas, el presidente le otorgó 20 millones de pesos para una nueva Fundación.
Ocurre que a pesar de los habituales caprichos de su
esposo, Cristina –y así lo expresó a viva voz en algunas tertulias domésticas-
quiere comenzar su gestión con un equipo “limpio de polvo y paja”, como
dicen algunos campesinos de las mieses ya recogidas, aunque el significado que
le dan en Argentina, Cuba y Perú a esa frase, según la Real Academia Española,
es “libre de toda acusación”, lo cual se adapta más a los deseos de la
heredera del trono.
Respecto de Nilda Garré –la ministra de Defensa que
“no sabe lo que es un FAL”- es otra salpicada por esas suciedades de la
corrupción, con su pretendido envío al exterior de una partida subfacturada de
repuestos para armas, lo que hizo que también fuera llamada a declarar por la
Justicia. Por lo tanto, es otra de las que hará sus valijas.
En cuanto al ministro de Planificación, el inefable
Julio De Vido, además de estar suficientemente pegado al Caso Skanska junto a su
“número dos”, el secretario de Obras Públicas, José Francisco López, y otros
funcionarios, recientemente se publicaron los milagros que hace el ministro con
su sueldo de 8.700 pesos, que le permiten alquilar un lujoso departamento en una
exclusiva zona de Buenos Aires por 3.000 dólares y haber adquirido una finca,
cercana a la localidad de Zárate, valuada en 750.000 dólares. Una “casita de fin
de semana”, tal el uso que por ahora le da el arquitecto De Vido. Si a estas
salpicaduras del ministro les agregamos que Cristina nunca congenió con él y ya
había anticipado su intención de no contarlo en su equipo, convendremos en que
su suerte está echada con el alejamiento de sus funciones y de todo edificio
cercano a la Casa Rosada.
Entonces, ¿a quiénes ponemos?
La de este subtítulo es la gran pregunta de cara a
los “idus de octubre”, o sea al reemplazo de los que se van, como se dijo, antes
de que Cristina Kirchner sea eventualmente coronada.
Se sabe que Miguel Peirano, reemplazante de la
decapitada Felisa Miceli, es sólo una carta transitoria que jugó Kirchner hasta
octubre o quizás diciembre. En algunos pasillos cercanos al quinto piso del
Palacio de Hacienda –incluso en los baños, que no sólo guardan bolsas de dinero
sino también alguna que otra jugosa información- se escuchaba hace horas
comentar que el futuro ministro de Economía podría salir del riñón empresarial o
del industrial, habida cuenta de las relaciones que el presidente viene
estrechando con uno y otro sector. Salvo, claro está, que Kirchner decida
continuar él mismo con el manejo económico del país, como lo hacía cuando colocó
allí a Felisa Miceli. Siempre y cuando, obviamente, que su salud y cierto
relajamiento al dejar las funciones ejecutivas se lo permitan, aunque la mayoría
apuesta a que, conociendo su carácter y su manía de ocuparse de todo, siga
manejando muchos hilos detrás del trono.
Siempre entre bastidores -ya que este éxodo
ministerial antes de tiempo recién está saliendo a la luz a través de esta nota-
comenzó a sonar como un hombre ubicable en distintos cargos el secretario Legal
y Técnico, Carlos Zanini. Amigo desde hace años de los Kirchner, es un hombre
que podría ir tanto a la Jefatura de Gabinete si se aleja Alberto Fernández,
como a la cartera de Planeamiento, en un intento por levantar su imagen tras la
oscura gestión en la misma de Julio De Vido.
La Cancillería representa hasta ahora otra incógnita,
como lo es Defensa. Conocidas son las versiones que indican al actual canciller,
Jorge Taiana, como vice de Daniel Scioli en la dupla candidata a la gobernación
de la provincia de Buenos Aires, si bien el ex motonauta prefiere como su
segundo a José Pampuro. Para reemplazar a Taiana, si se va, quien se desesperaba
por hacerse postular a ese cargo explotando además su buena relación con la
heredera del trono, es el actual cónsul en Estados Unidos, Héctor Timerman. Sin
embargo, en los últimos días esta aspiración fue perdiendo puntos, y lo más
probable es que Timerman reemplace en la embajada argentina en el país del Norte
a José Octavio Bordón, quien en realidad desarrolló una labor anodina desde que
ocupó ese cargo.
El nombre de quien estaba haciendo últimamente algo
de ruido como futuro canciller es el del embajador argentino en España, Carlos
Bettini. Algo que Cristina, dicen algunos, quiere balancear muy bien, ya que ese
nombre es muy irritativo para los sectores militares por su pasado violento como
“joven idealista”, registrando por ejemplo el asesinato a sangre fría de un
marino, recuerdo que precisamente ciertos medios cercanos a los uniformados se
están encargando de hacer circular en los últimos días. De todas maneras, es
bien sabido que a Kirchner y su esposa les importa un rábano irritar a los
militares –la designación de Garré en Defensa fue un claro ejemplo- y más aún,
parecen disfrutar con ello.
A su vez Pampuro –recordemos que es médico- quien ve
hasta el momento algo alejadas sus posibilidades de acceder a la vicegobernación
bonaerense, tal cual eran sus deseos, sucedería a Ginés González García en el
ministerio de Salud, mientras éste pasa a ser otro funcionario que, por
cualquier cosa, se asegura la protección de los fueros parlamentarios, al haber
entrado ya como legislador en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires luego de
las elecciones de junio pasado.
Otro que se va sin remedio es el ministro del
Interior y por lo tanto responsable de la inseguridad nacional, Aníbal
Fernández. Además de no ser otro “santo de la devoción” de la aspirante a la
presidencia, la suerte de Fernández ya había declinado en los últimos meses,
debido a los sucesos que conmovieron a la provincia de Santa Cruz, a algunas
declaraciones poco felices de su parte –una especie de “tic”- y a los últimos
acontecimientos registrados hace pocos días en Puerto Deseado, en la misma
provincia, cuando grupos de obreros pesqueros incendiaron varias firmas
españolas del sector, justo cuando Cristina se aprestaba a despegar hacia España
y pese a tener una brigada de Gendarmería a mano para prevenir incidentes, la
que no movió ni un solo dedo. De hecho, al otrora locuaz ministro se lo ve
últimamente bastante tranquilo, prácticamente mudo y como resignado a su suerte.
Y si de mudos hablamos, tenemos al vocero
presidencial, Miguel Núñez. Un hombre que jamás desempeñó la función para la que
había sido designado. En realidad para qué, si el que siempre habló fue Kirchner
desde sus atriles, y la prensa ha sido drásticamente ignorada durante toda la
gestión. Al menos, este vocero mudo pudo hacer no pocos viajes al exterior
acompañando al presidente –en algo debía figurar- y en los últimos realizados
por la heredera. Eso sí, invariablemente mudo. De todas maneras, es otro que
será asignado a nuevas funciones, ya que Cristina, que tampoco habla demasiado y
menos con la prensa, pondrá en su lugar a un vocero que sí emita sonidos,
especialmente para comunicarse con quienes la eventual presidenta no quiere
hablar. Y esto en caso de que ella haga alguna concesión en este aspecto.
Por último, tenemos otro lugar clave, la Secretaría
de Inteligencia (SI). La mayoría juega sus fichas al reemplazo de Miguel
Icazuriaga, otro santacruceño muy cercano a los Kirchner, por un antiguo agente,
hoy “número dos” del actual secretario y de estrecha amistad con la heredera del
trono: Francisco “Paco” Larcher. En tanto, hay quienes barajan la posibilidad de
que Icazuriaga pase a ser el ministro del Interior de la dama, que de “primera”
pasará a ser, si los hados y los votos la favorecen, “primerísima”.
Conclusión
Entre la puesta del sol de este miércoles y el
amanecer del jueves, Cristina Fernández de Kirchner habrá retornado de España.
Al malestar que viajó con ella en el regreso a Buenos Aires por no haber
conseguido la ansiada fotografía con los reyes Juan Carlos y Sofía, se suma el
causado por la prensa española, que no se ocupó mucho a decir verdad de su
visita, limitándose a publicar la noticia fría en medio de otras, sin que hasta
el cierre de esta nota se haya visto algún editorial o análisis firmado por
algún destacado columnista.
Ni siquiera pudo ayudar la voluntad de un
súper-alcahuete “K” como el ex chofer del matrimonio y actual millonario,
propietario de un multimedios en Santa Cruz, Rudy Ulloa Igor, quien en la tapa
de su diario “El Periódico Austral” hizo publicar una gran foto de Cristina
cuando el rey Juan Carlos de Borbón le besa la mano, aunque sin aclarar que se
trata de una foto de archivo de un anterior viaje a España de la ahora candidata
presidencial. De hecho –¡pobre Rudy!- la vestimenta con que ella aparece en la
foto de “El Periódico Austral” no tiene absolutamente nada que ver con el
vestido rojo que llevaba al llegar, en este último viaje, a la residencia
veraniega de la Casa Real.
De todas maneras, Cristina se habrá consolado en
parte al descargar de sus valijas, en la residencia de Olivos, los artículos de
primera marca –uno de sus “vicios”- que alcanzó a comprar antes de sumergirse en
las visitas, discursos y actos protocolares en la antigua Iberia.
Y en la soledad de su alcoba, parada frente a un gran
espejo, le habrá hablado a su imagen reflejada diciéndole: “Espejo, espejo...
¿además de ser la más hermosa seré la mejor presidente?”.
Pero el espejo, dicen, se habría negado a
responder...
Carlos Machado