En una columna anterior comenzamos a analizar el posicionamiento de cada uno de los principales espacios que se disponen a competir en las próximas elecciones. El sistema político actual se estructuró en torno a dos grandes coaliciones, Frente de Todos y Juntos por el Cambio, que atraen la mayor atención y, presumiblemente, concentrarán la mayoría de los votos. Sin embargo, el rol de las terceras fuerzas puede ser trascendental tanto en el desarrollo de la contienda electoral como en el escenario político posterior.
El camino hasta las elecciones está plagado de interrogantes y es temprano para precisar las perspectivas concretas para cada espacio. A priori, existe paridad entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio y, si esta se confirma, unos pocos puntos para las terceras fuerzas, en detrimento de una de las dos coaliciones principales, podría ser lo que defina el balance final. Además, si logran colar algunos diputados (probablemente a partir de la provincia de Buenos Aires o la Ciudad de Buenos Aires, donde hay en juego 35 y 13 bancas respectivamente) podrían, ya pensando en el escenario postelectoral, forzar alianzas, marcar agenda e incluso imponer condiciones durante la labor legislativa.
Recordemos que el Frente de Todos actualmente necesita de sus aliados en la Cámara Baja, principalmente los diputados lavagnistas y los cordobeses que responden al gobernador Juan Schiaretti. Estos le permitieron al gobierno avanzar con muchas de sus iniciativas, pero también impusieron limites, como ocurrió con la Reforma Judicial. Es decir, no es necesario cosechar un gran caudal de votos para convertirse en un actor estratégico, eso dependerá de las circunstancias específicas bajo las cuales se desarrollen estos comicios y el balance de poder resultante en el Congreso.
Las nuevas fuerzas aún atraviesan una etapa embrionaria: no sabemos si efectivamente competirán de forma independiente o si se terminarán uniendo a alguna de las dos grandes coaliciones (José Luis Espert podría participar de una PASO en Juntos por el Cambio).
El exministro del Interior y Transporte de Cristina Kirchner será precandidato a diputado en la Provincia de Buenos Aires. ¿Llega para ocupar el lugar que dejó vacante Sergio Massa? Aunque Randazzo aclara que su espacio no busca reeditar la fallida experiencia de la “ancha avenida del medio”, se encarga de recolectar a las viudas y huérfanos que dejo el massismo: además, confirmó que su espacio contará con el apoyo de Roberto Lavagna y la diputada Graciela Camaño. También se sumaron Juan Manuel Urtubey y los vecinalistas bonaerenses. Quizás no sea la “avenida del medio”, pero en principio tiende a ocupar un espacio ideológico y establecer un sistema de alianzas bastante similares.
La reaparición de Randazzo trae consigo viejas preguntas: ¿Hay lugar para terceras fuerzas en un escenario caracterizado por la polarización y la grieta? ¿Pueden consolidarse y convertirse en una alternativa competitiva para elecciones presidenciales?
Antecedentes recientes
En las legislativas de 2013, aún no se había conformado Cambiemos y el PRO se encontraba casi totalmente circunscrito a la Ciudad de Buenos Aires. El candidato bonaerense del Frente para la Victoria, Martín Insaurralde, fue derrotado por el líder del recién fundado Frente Renovador, Sergio Massa. Su triunfo enterró definitivamente los sueños kirchneristas de reformar la constitución.
Sin embargo, en las presidenciales de 2015, Sergio Massa desempeñó un papel relativamente secundario: los dos protagonistas fueron Mauricio Macri y Daniel Scioli, que compitieron en el balotaje. A pesar de no ocupar un rol protagónico, la división del peronismo fue decisiva para que Mauricio Macri logre alcanzar la segunda vuelta y llegar a la presidencia. En la primera vuelta a nivel nacional, Massa obtuvo el 21% de los votos.
En las legislativa de 2017, se eligieron senadores en la provincia de Buenos Aires. Tanto Sergio Massa como el propio Florencio Randazzo se presentaron como candidatos a la cámara Alta, obteniendo el 11,3% y 5,3% de los votos respectivamente. Nuevamente, los protagonistas fueron Cambiemos (Esteban Bullrich) y el kirchnerismo (que presentó la candidatura de Cristina Kirchner, bajo el nombre de Unidad Ciudadana).
Aunque la tercera vía volvió a ocupar un lugar secundario, una vez más la división del peronismo fue uno de los factores que explicaron su derrota. En especial, la participación de exministro del Interior que, a diferencia de Massa, representaba a un votante con mayor simpatía hacia el kirchnerismo. Muchos interpretaron que los votos de Randazzo (5,3%) son los que le faltaron a Cristina (37,3%) para imponerse sobre Esteban Bullrich (41,35%). Ironías del destino, el jefe de campaña de Randazzo en aquel entonces fue Alberto Fernández.
Para las presidenciales de 2019, la gran coalición del peronismo no kirchnerista “Alternativa Federal” (conformada por Sergio Massa, Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto) murió antes de haber nacido. Cristina Kirchner comprendió que la división del peronismo podría conducirla hacia una nueva derrota. Por eso, eligió a Alberto Fernández para encabezar la fórmula del Frente de Todos y cerró un acuerdo con Sergio Massa.
A su vez, Pichetto terminó acompañando a Macri como su compañero de fórmula y Schiaretti se replegó en Córdoba. El lugar de la tercera vía lo ocupó la fórmula Roberto Lavagna - Juan Manuel Urtubey que, a pesar del entusiasmo inicial había generado el exministro de Economía, obtuvo apenas el 6,1% de los votos: la avenida del medio resultó ser apenas un angosto camino. Entre Alberto Fernández (48,2%) y Mauricio Macri (40,3%) concentraron casi el 90% del total del electorado.
Conclusiones
Desde la conformación de Cambiemos en 2015 hasta hoy, la polarización entre las dos fuerzas principales (a pesar de los circunstanciales cambios de nombre) fue en ascenso. De hecho, ambos espacios fueron absorbiendo nuevos actores y esto les permitió ampliar su caudal electoral. En este marco, el desafío de las terceras fuerzas que intenten proponerse como una alternativa parece ser mayor.
Por otro lado, los antecedentes recientes confirman que, bajo ciertas coyunturas, la participación de los terceros espacios, aun obteniendo un bajo porcentaje de votos, puede ser decisiva para los resultados de una elección. Luego de la experiencia de 2017, probablemente Randazzo tenga este punto muy presente.
Pero más allá de la contienda electoral de este año, también hay interrogantes de más largo plazo. ¿Qué papel espera desempeñar Randazzo? ¿Competirá contra el kirchnerismo para luego volver y negociar con más fuerza? Los antecedentes de Sergio Massa o de la Renovación luego de la derrota de 1983 demuestran que esta estrategia no sería un rara avis para el peronismo. Si lo que en realidad busca es una salida autónoma, el desafío será mayúsculo y probablemente necesitará conformar una construcción política más amplia. A pesar del desgaste que sufren Juntos por el Cambio y el Frente Todos, ambas coaliciones permanecen unidas y siguen dominando la escena política.