¿Los males que azotan a Chile son
responsabilidad de “todos”? “La propiedad es un robo”, escribió Proudhon. Hemos
retrocedido más de 50 años. ¿Por qué existe corruptela? Acá como en otros países
hay malas costumbres. Quien roba merece castigo, y más severo cuando el que
comete el acto afecta al pueblo.
Los ladrones de cuello y corbata, que roban con chequeras y
acciones y explotación de los trabajadores, son igualmente condenables y debiese
estar penado. Por ejemplo si un empleador toma por temporadas a un obrero y
luego se ahorra el pagarle indemnización o sus imposiciones, es un hurto de la
propiedad que genera el trabajador mediante la plusvalía. Por que a fin de
cuentas, ¿qué harían los empresarios sin los trabajadores? O es que acaso
¿“todos pueden ser capitalistas o patrones”?
Esta mentira que el mercado sea la panacea, es tan aberrante
como que el Estado ocupase toda la economía. El que escribe no tiene las manos
manchadas de billetes ni de sangre. Nunca he robado nada, al contrario, nos
han extraído dinero en una sobreexplotación, a la que se suma el imperialismo de
cualquier signo o bandera. Una de las sanas medidas que debiera tomarse es
la recuperación de las empresas estratégicas, aquellas de Utilidad Pública,
-luz, agua, telefonía, gas- y de inmediato crear un Código anticorrupción, que
castigue al que defraudare al Estado, que somos todos.
La corrupción no es “nueva” ni “renovada”, es un mal social
de siempre y en todos los países. En las naciones del Islam, al ladrón le cortan
la mano… Patricia Verdugo ha escrito memorables crónicas sobre el tema. Y
también María Olivia Mönckeberg: “El saqueo de los Grupos Económicos al Estado
chileno”, amparados en el dictador. El modelo de economía impuesto a sangre y
fuego, les vino como anillo al dedo incluso a quienes lo sustentan desde el
gobierno, pues los ideólogos del Mercado Totalitario están en éste también,
antes eran “revolucionarios”, hoy “re-accionarios”. Este sistema yanqui no tiene
nada que ver con nuestra realidad y por ello ha causado tanto daño.
Aquellos que creen no tener ni una gota de “chileno”,
debieran ser los primeros en confesar o declarar sus mea culpas. ¿Por qué
roba la gente? ¿Qué diferencias existen en que robe un pobre, a que robe un mal
empresario o un político o funcionario? Creo, sigo creyendo que el que esté
libre de pecado, lance las piedras. La ley de subcontratación, un robo contra
los trabajadores, un negocio para los que subcontratan. La huelga del cobre,
que ya no es chileno, una vergüenza mundial.
Las “pensiones” de las chilenas y chilenos, una ofensa, un
lastre devenido de las “ideas” mercantilistas de los ideólogos de la dictadura.
Lo mismo la salud, con las Isapres. Y quién paga por ello. Es decir, roban
privados y el Estado paga los platos rotos. Quienes no estamos en este sistema,
abogamos por la recuperación de los derechos perdidos de los empleados públicos,
particulares y de los obreros.
No puede consentirse a este modelo perverso.
Mauricio Otero