Las congeladas venas de la alta política en Argentina impiden ver y escuchar el clamor de miles de madres que ven morir a sus hijos por falta de atención al adicto en crisis.
La madre del cantan autor Chano Charpentier salió, públicamente envuelta en un desconsolado llanto, a pedir la derogación de la ley de Salud Mental que puso en peligro de muerte a su hijo hace pocas horas atrás.
Quien escribe estas líneas ha protestado la norma desde el mismo momento en que se presentó como proyecto en Octubre de 2010 de la mano del psicólogo Leonardo Gorbacz, que cobijado por Lilita Carrió primero y luego por Aníbal Fernández logró el objetivo del voto unánime de ambas cámaras al año siguiente.
La ley de Salud Mental impide la internación compulsiva del adicto en crisis, procesa como secuestrador al médico tratante quitándole el título habilitante, deja en manos del paciente el tipo de atención, en caso que la familia proponga la exclusión del hogar son procesados por abandono de persona.
Cuando es inevitable la internación compulsiva por el cuadro del paciente, solo podrá ser retenido en el centro psiquiátrico por un total de 5 días, también indica que la persona puede abandonar el tratamiento y darse de alta cuando lo desee.
Esta normativa impone además la desaparición definitiva de todos los centros de rehabilitación de adictos y neuropsiquiátricos del país, impidiendo a la misma vez la creación de nuevos espacios de atención de adictos.
Los argentinos estamos hoy a merced de personas que padecen enfermedades psiquiátricas severas y que sin atención médica caminan las calles poniendo en peligro de muerte a quien en suerte se les cruza en su camino, mientras tanto la política continúa su abultada agenda de temas intrascendentes en la seguridad que jamás serán procesados por las muertes ocasionadas por la Ley de Salud Mental.
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