En medio de las falsedades que surcan el ambiente político y también de noticias retorcidas, manipuladas y amplificadas por quienes hacen del revoltijo de las redes sociales un ambiente tóxico para sumarle distracción a la gente es bueno comenzar parafraseando una máxima central del periodismo: "Primero, los hechos". Está bien claro que si esos hechos se nutren de respaldo surgido de datos, mejor y que si para el análisis los datos provienen del Gobierno, mucho mejor aún. Un portal, un DNU y un listado, todos de carácter oficial, son elementos más que valiosos para sustentar la verdad de los hechos y vale la pena reparar en ellos en este delicado momento que vive la Argentina.
En medio de las manifestaciones alambicadas de dos ministros que se han desmarcado del discurso único, ya que opinan cosas diferentes sobre el fenómeno inflacionario (según Matías Kulfas se debe a la inflación internacional y para Martín Guzmán ya no es algo "multicausal" sino que del lado empresario "faltó conducción y alineación con un fenómeno colectivo de coordinación") está la ficción preelectoral, que olvida adrede dos terribles cuestiones de la realidad como son la pobreza y el notable deterioro educativo que apenas prepara a unos pocos para que puedan acceder a empleos de verdad y abandonen el asistencialismo del Estado. Y está también la performance sanitaria del gobierno nacional que se expresa en los números que carga en la web todos los días el Ministerio de Salud.
Los datos allí consignados representan un importante toque de realismo que, bien leídos, sitúan bastante mejor al observador sobre la marcha de la pandemia que las motivacionales y edulcoradas palabras dichas el último viernes por Alberto Fernández para promocionar, en tren electoral, un horizonte más que rosado para la Argentina.
La objetividad de las cifras que se leen en la página oficial está lejos también de los insólitos manuales de verticalidad y subestimación que las dos principales coaliciones se han dado en estos días para censurar a sus propios candidatos, catecismos que sirven también como consignas internas para que le digan al electorado que lo que ven por delante es un grupo agraciado de liebres que, bien miradas, son en realidad una jauría de gatos feos, sucios y malos. La simulación al palo.
Si se bucea en el tablero de Salud, en la estadística de casos, testeos, fallecidos y utilización de las camas de terapia intensiva y sobre todo si se observa el Monitor Público de Vacunación, ambas estadísticas son nada más ni nada menos que un estupendo "canta claro" de la actual situación epidemiológica y de la gran cantidad de errores cometidos en la gestión, muchos de ellos fruto de la neblina que invadió al mundo junto a la pandemia, aunque muchos otros también como derivaciones locales de empecinamientos ideológicos, como pretender hacer los test únicamente en el Instituto Malbrán o confiar a ciegas en la vacuna rusa.
De las cifras surge por ejemplo que con la mayor verificación de enfermos que hubiesen marcado los testeos despreciados, el Gobierno se puso solito la soga al cuello ya que la cantidad de fallecidos sobre los casos registrados se ha tornado demasiado alta (2,14%) debido a que probablemente hubo más gente enferma que la consignada. A más test, más enfermos y a más enfermos la incidencia de fallecidos sería menor. Una cosa es el reproche de tener 107 mil muertos sobre 5 millones de casos, como es hoy y otra sumar la misma cantidad pero con un denominador más alto. El número fatal que surge de la transparencia de la Sala de Situación de esa página lleva a cruzar las 20 millones de pruebas efectuadas con el resto de los países en relación a su población y en ese ítem, la Argentina queda ubicada en un lastimoso 98° lugar del ranking. Malo para el relato.
El capítulo de la aplicación de vacunas es más crudo todavía y aquí se mezcla la desidia o la falta de organización o quizás alguna especulación electoral de algunas provincias, para explicar por qué había al día sábado más de 6,2 millones de vacunas sin aplicar. Es verdad que muchas de ellas fueron cargadas ese mismo día, pero si se va hacia atrás la historia se repite sin que haya correcciones. Hay casos escandalosos como el de Misiones (38% de diferencia entre recibidas y aplicadas) o intermedios como Mendoza (19,5%), pero por su gran población no es menos grave el bache de la provincia de Buenos Aires (13%), con 2,5 millones de personas esperando por vacunas que aún están en la heladera.
El proceder de la CABA es mucho más prolijo, ya que aplicó 97,3 % de las vacunas que recibió de la Nación. El Monitor no explicita si las repartidas son de primera o de segunda dosis, pero si es verdad que aún restan unas cinco millones de personas mayores de 18 años por vacunar con ese excedente se cubriría el primer horizonte. Desde ya, que si la comparación se hace entre gente vacunada con una o con dos dosis el número es más caótico todavía porque a 76 por ciento de los vacunados con primera todavía le falta la segunda.
Esta certeza, que revela una ya inocultable muy mala gestión sanitaria según los propios datos oficiales y seguramente también por la cercanía de las elecciones, obligó al Gobierno a dejar de lado cualquier pacto ideológico o comercial con Rusia para ir, con demasiado atraso quizás, por el abandonado camino del pragmatismo. Así, aceptó y agradeció vacunas de los Estados Unidos, cerró con Pfizer, con Moderna y con Cansino mientras espera que lleguen de México las segundas dosis de Astra Zéneca. Además, supone que Laboratorios Richmond distribuirá las segundas dosis de la Sputnik V ya aprobadas por el Instituto Gamaleya. Las redes dicen que falta hacer un pago, pero ya se sabe que no son confiables.
Más allá de las dosis disponibles, el juego estadístico muestra que también está en juego el tiempo de aplicación, ya que a un promedio muy generoso de 300 mil inoculaciones diarias se van a necesitar casi dos meses para igualar las dosis, siempre y cuando no se apliquen más de las primeras.
Como el Gobierno actúa bajo presión electoral y porque la necesidad tiene cara de hereje, quizás esto haga que los defensores del Estado-presente acepten abrir las aplicaciones a todo el sector privado de salud, incluidas las farmacias.
Los datos estadísticos mundiales hacen que este déficit se note demasiado, ya que según la página de Our World in Data de la Universidad de Oxford, la Argentina está 31 en vacunados por millón de habitantes, bastante lejos del ambiguo "entre los 20 primeros" que Fernández soltó pícaramente en su último discurso, computando sólo las primeras dosis en términos absolutos. Si se toman las dos dosis por millón de habitantes, la Argentina cae al puesto 60°.
Y si de datos se habla, hubo en relación a la pandemia un grave episodio descubierto a partir de las nóminas de visitantes a Olivos que llama la atención más por el cinismo de la situación que por el hecho en sí mismo. No se trata de las visitas privadas que pudo haber recibido el Presidente o aún la Primera Dama ni el motivo de las mismas y ni siquiera se trata del costo que significa para los pagadores de impuestos algunos de los asesores y asesoras que estuvieron en el chalet u otros personajes que pudieron haber aprovechado alguna foto para traficar influencias. Mucho menos se trata del bochornoso suceso alrededor de la actriz Florencia Peña que derivo en descomedidos tuits que la atacaron, ni tampoco se trata de su intempestiva reacción televisiva en horario de protección al menor, sino de las 60 personas de la política (mayormente legisladores) a las que se les dio entrada en masa a la quinta el 30 de diciembre último mientras la población mayormente sacrificaba las reuniones de familia porque estaban prohibidas en gran número. La Casa Militar que elabora el listado de visitantes identificó el hecho como "Evento en quincho Frente de Todos" y como para que no queden dudas al lado de cada uno le agregó la sigla FDT.
Como esta última es una cuestión que deja muy mal parado éticamente a Fernández y al Gobierno en general, justamente la maquinaria de operaciones para sacar de la escena el hecho se centró en la visita de la actriz, interesada en pedir una dispensa sanitaria para su gremio y en los tuits de Fernando Iglesias y de Waldo Wolf. También pagaron el pato los amigos de Fabiola Yáñez: la estilista, la colorista o la especialista en protocolo y su esposo taiwanés, ganador de licitaciones. Sólo convendría pensar quién fue que expuso a las dos mujeres en las redes sociales y si la parte del episodio denunciado como misógino, en realidad no ha sido una gran tapadera para evitar males electorales mayores.
Probablemente lo de Peña o la visita de las amistades de la Primera Dama no merezcan reproche penal, pero la reunión del quincho que revela la Planilla de Control de Ingresos de la Casa Militar es complicada de sostener judicialmente ya que, aunque no hubo clandestinidad, los políticos quedaron con todos los dedos pegados. Pero, además, afecta directamente la imagen del Fernández y reduce aún más la confianza de la ciudadanía. Más allá de la impunidad, si se repasa la letra del DNU 1033 que el mismo Presidente y todo el Gabinete firmaron el 21 de diciembre de 2020, nueve días antes de la cuestionada visita se observa el hecho bajo una lupa lo más objetiva posible. Ya en los Fundamentos, el Decreto expresa "que un número importante y creciente de brotes se origina a partir de la transmisión en eventos sociales en los cuales la interacción entre personas suele ser más prolongada y con mayor cercanía física" y para reglamentar la realización de esas reuniones en espacios cerrados remite a los artículos 8° y 17°.
El primero de los artículos vulnerados tiene un título que no deja lugar a dudas ("Actividades prohibidas") y dice sin vueltas que alcanza a "los eventos culturales, sociales, recreativos, religiosos o familiares y actividades en general de más de veinte (20) personas en espacios cerrados". Es verdad que el Decreto faculta al Jefe de Gabinete de Ministros a "disponer excepciones", aunque con la venia de la autoridad sanitaria nacional "la que deberá intervenir y expedirse, en forma previa, acerca de la conveniencia de la medida de excepción y respecto de la pertinencia del mencionado protocolo". Nada de eso se ha hecho, sino que se lo dejó al albur del "si pasa, pasa", lo que le agrega a todo el episodio mucha más carga de tomadura de pelo hacia la gente.
La política se hace con chamuyo aunque, bien interpretados, la objetividad de los datos (de un portal, un listado y un DNU) lo destruye. La gran pregunta es si con el deterioro actual de la educación, con la banalización que se ha impuesto en los medios, con la necesidad económica de correr detrás de la zanahoria y con el peligro de las redes anti sociales hay tiempo todavía para salir de la degradación que evita tener la mente despejada para sacar conclusiones y mirar con mayor esperanza el futuro.
PUTYOLIVOS, RABARON VAKUNAS, VAKUNATORIOVIP, DESTRUCTORES DEL TRABAJO, LADRONES ETERNOS, QUE MAS PUEDEN TENER ESTOS VERDADEROS KANCERES NACIONAL Y POPULAR.
Porque no se dejan de joder con la señora FLORENCIA PEÑA, que ella solita se llama P.,,.A. Si se desvaloriza es su problema. Para que cosa quejarse , descomponerse y pedir guita porque te desacreditaron según su escaso cerebrito. Como quieren tapar el puticlub olivos, con palabras de FERNMANDEZ ALBERTO, extremadamente devaluadas ??????
Qué manera de hablar boludeces el presi por favor....aflojale a la azul de Pfizer que te está dejando grogui
Puede ser que el Presidente no sepa quien entra a su casa, si Cristina dijo una vez que no eran socios con Lázaro Baez, y tampoco conoce al padre.