Nota de Pablo Dócimo del 13/08/21 titulada «Por qué la foto del cumpleaños es lo de menos»

¿Qué defiende un corrector de textos? Repasar los artículos periodísticos semanales —con ojos de corrector de textos— a veces se siente como recorrer un camino ya conocido. El contenido cambia, pero la forma persiste. Quien viaja regularmente en tren o en colectivo se anticipa a los detalles que ensamblan el paisaje: ciertos edificios o árboles, determinados grafitis o cualquier singularidad que, con el paso del tiempo, deja de verse como singularidad. La redacción periodística, por su propia naturaleza, suele cristalizar pronto en un conjunto de giros lingüísticos, lugares comunes, y errores recurrentes (todo aquello que conforma el idiolecto del redactor).

Títulos y cargos en mayúscula, concordancia incorrecta entre verbo y sujeto, criterios distintos para porcentajes, montos de dinero y cifras en general, quizás alguna coma que separa sujeto de predicado, etc. La fauna habitual —y esperable— en el discurso periodístico. El paisaje que el corrector-viajero se anticipa a caminar. De este viaje por los textos se puede desprender una pregunta: ¿qué es lo que realmente defiende el corrector de textos?

“Dicho esto, y con una mano en el corazón, debemos ser realistas y ser conscientes de que en relación al desastre que hizo, hace, y seguirá haciendo el gobierno, la foto del cumpleaños es lo de menos”.

El corrector profesional de textos, al pasar por ese fragmento del artículo de Dócimo, seguramente reaccione de forma mecánica y cambie el “en relación a” por “en relación con” o “con relación a” (las dos últimas locuciones son válidas, no su mezcla). La propia madrugada invita a la reflexión. ¿A quién carajos (como lector) le puede importar esa variación? ¿Quién se indigna por el desliz de una coma o por un signo antepuesto? No los correctores, realmente. Corregimos esos “detalles” porque al fin y al cabo son erratas. Es lo que hacemos, es lo que somos. Trabajamos con el texto para que cumpla un cierto estándar de excelencia, aunque al final no quede nadie para verlo. Como señala Carlos Gazzera en Editar: un oficio, la búsqueda de la excelencia en los textos empieza por lo pequeño.