Como el tero, que grita en un lado y pone los huevos en otro, el gobierno del Dr.K últimamente está demostrando parecerse bastante a sus predecesores en materia de justicia social. Tomando como eje un hecho menor, como fue el falso intento de copamiento por parte de 200 piqueteros, pretende dar un paso atrás al denunciar penalmente a dichas organizaciones y pretender pintarlas como “radicalizadas”.
La supuesta víctima de este apriete, el ministro de Trabajo Carlos Tomada, es un hombre vinculado a la CGT, que no mostró empacho a invitar a sus amigos gremialistas para recuperar la calle y de paso, concretar el anhelo menemista-duhaldista de “limpiar la calle de zurdos”.
Un maccarthista a la derecha, por favor
Frente a la torpe decisión del kirchenismo, la organización piquetera de marras Futradeyo difundió el siguiente comunicado: "Con respecto a los hechos del miércoles pasado en el cual participó nuestro movimiento aclaramos públicamente que todas las organizaciones presentes en Alem al 600 nos quedamos hasta esa hora porque desde las 14 se fueron sucediendo 8 reuniones que fueron sistemáticamente postergadas por los funcionarios del ministerio, quienes hacían subir a delegaciones para no llegar a nada concreto.
El gobierno nacional se jacta de haber dialogado, pero cabe preguntarse quienes fueron los que dilataron y retrasaron todo tipo de solución a un reclamo urgente que fue reiterado en varias oportunidades de todas las maneras posibles y durante varias semanas.
Los funcionarios del ministerio y el propio titular de la cartera provocaron un constante desgaste innecesario durante todo ese día, hasta que llegamos a la noche, con el mismo reclamo intacto, sin ninguna solución, pero con muchas reuniones que confirmaban la poca voluntad oficial de llegar a un acuerdo para nuestra grave situación.
Nos quedamos frente a la sede de la cartera de Trabajo a la espera de respuestas que los funcionarios fueron prometiendo en las sucesivas reuniones y que el propio ministro demoró hasta largas horas de la madrugada. El ministro se mantuvo en sus oficinas, mientras que nuestras familias quedaron en la calle esperando algo que nunca llegaría y sin trenes para volver a sus hogares.
Nuestro movimiento es una organización que nuclea a trabajadores desocupados y ocupados en condiciones de gravísima pobreza, que residen en diferentes localidades del conurbano bonaerense. Las demandas que presentamos en la mencionada manifestación responden a las necesidades más urgentes de nuestra gente: alimentos, puestos de trabajo y el pago de financiamiento de proyectos productivos que ya habían sido otorgados.
Mayoritariamente somos trabajadores desocupados que queremos trabajar porque sabemos que esa es la única forma de revertir las condiciones infrahumanas de vida que nos impone un subsidio de 150 pesos. Nuestras necesidades superan ampliamente el monto que el plan puede brindarnos, pero como si fuera poco, más de la mitad de nuestros compañeros y compañeras ni siquiera cuentan con ese paliativo.
Esta es la realidad material que nos empuja a la lucha: no tenemos margen, nuestra gente no puede esperar más porque el hambre y las enfermedades son las que no esperan en nuestras barriadas, nuestros pibes no pueden entender de expectativas o de largos plazos porque la leche y el pan faltan hoy en nuestras mesas.
El Futradeyo siempre estuvo, y está, dispuesto al diálogo y a escuchar propuestas que permitan dar respuestas a nuestras reivindicaciones. Esto les consta a Luis Castillo Marín, funcionario del Ministerio de Trabajo, y al Dr. Sergio Berni, de Anmat, con quienes nos hemos reunido en numerosas ocasiones para tratar de encontrar juntos soluciones a nuestras necesidades.
Lamentablemente, algunos medios omiten esta realidad e intentan presentarnos como un "grupo radicalizado" capaz de realizar cualquier tipo de acción vandálica. Son estos sectores los que pretenden criminalizar la protesta social, deslegitimando a algunas organizaciones populares que no hacen más que luchar por sus derechos; son estos mismos sectores los que buscan convertir una medida de lucha legítima en un hecho delictivo.
Invitamos a todos los medios de prensa a que se acerquen a cualquiera de nuestros barrios para que puedan ver con sus propios ojos la realidad de pobreza y exclusión que debemos soportar cotidianamente”.
Claro, pero lo más fácil para los mismos derechosos sería ver detrás de organizaciones como esta un complot cubano, chavista y apoyado económicamente por las FARC colombianas. El kirchenismo cuando asumió se mostró abrazado a Castro y a Chávez, prometió emplear a desocupados que cobran los míseros planes sociales en obras públicas, revisar la espuria deuda externa, poner en caja a la voracidad de las empresas privatizadas, e investigar los asesinatos de Kosteki y Santillán. Pero no hizo nada de esto, salió a abrazarse con el primate Bush, al mismo tiempo que para la tribuna largó algunas medidas cosméticas pero en el fondo, su política no es otra cosa que más de lo mismo.
Aunque sería muy aventurado plantear que el oficialismo apostará a la represión contra el movimiento piquetero a corto plazo, actualmente existen claros indicios que sectores no tan marginales de las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia están preparando el clima para que esta se desencadene.
El dirigente del Polo Obrero, Néstor Pitrola, la tiene clara que luego del formalismo penal, pueden venir los palos y las balas:“La denuncia penal es un punto que marca la total demagogia de la posición del gobierno, que dijo que iba a despenalizar la protesta social en la Argentina. Venimos marcando nosotros que hay más de 3000 procesados y no han dado ni un paso en ese aspecto, que hay nuevos procesados, que tuvimos muertos en Jujuy y una semana de esto, manifestamos 15000 compañeros denunciando que había represión a la lucha popular en la Argentina, y el ministro Aníbal Fernández nos dijo que estábamos “esquizofrénicos”, luego vinieron los muertos en Jujuy y ahora esta denuncia penal contra un grupo piquetero. Es decir, acá hay una Argentina donde no se resuelve el problema de la desocupación. El gobierno ha puesto en claro, a través de esto, que no hay una inscripción más sobre un millón de jefas y jefes que están en lista de espera, no hablemos del conjunto de jóvenes desocupados, en segundo lugar, se procesa a gente que está luchando y en tercer lugar, que crea una brigada policial para “atender” a los piqueteros con quienes no vamos a dialogar. Porque si el presidente y los ministros no tienen soluciones, menos la va a tener el comisario”.
Pretender hacer creer que la mentada “brigada especial” sea la panacea para solucionar este tipo de conflictos, es tan absurdo como si el comisario Fanchiotti o su caterva de pistoleros de la Bonaerense poseían aquel nefasto 26 de junio la mejor voluntad de conciliación, además de un apego insaciable a los derechos humanos fundamentales.
Y la corporación mediática nacional debe dejarse de una vez por todas de establecerse como una guardia blanca de papel, para entender la real dimensión de un problema que amenaza con hacerse endémico, el de la desocupación y la marginación social.
Pues siempre se dice que, si no se busca solucionar un problema, se termina transformando en parte de él.
Fernando Paolella