Suponemos que podemos “caminar” a todos. No es extraño que teniendo cuatro jugadores “dudosos” para las leyes brasileñas, que a los dirigentes se les haya ocurrido “buscarle la vuelta” al asunto, en vez de tratar de cumplir.
No es solo una cuestión del presidente de la AFA, Chiqui Tapia: es un patrón de conducta que nos caracteriza como sociedad.
El presidente emite una norma sanitaria, pero después “le busca la vuelta” al asunto como para que no tenga que cumplirla, por lo menos él.
En la época del virreynato también había una fórmula para las disposiciones del Rey, que generalmente eran incumplibles para los súbditos perdidos en el sur de América. “Se acata pero no se cumple”, se solía poner en los bandos.
El Presupuesto de la Nación, que es básicamente la ley que autoriza al Poder.Ejecutivo a gastar el dinero de los contribuyentes, se aprueba por el Congreso, con un articulito que luego le permite al PEN cambiarlo todo como se le canta. Le “encontramos la vuelta” al problema que tiene el presidente que no puede sacar la plata que le autorizaron para gastar en un programa, para meterlo en otro.
En la reestructuración de la deuda publica de 2005 hecha por Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen había que “encontrarle la vuelta” para evitar los.embargos de los bonistas que no iban a entrar al canje.
Le hicieron abrir una cuenta corriente en el BCRA al banco que tenía que repartir la plata de los intereses y amortización de los bonistas (Bank of New York Mellon) . Le depositaban los dólares en su cuenta en el BCRA y así evitaban que la plata “viajara” a través de un tercer banco (el Citi) que podía ser embargado.
El fallecido juez Thomas Griesa no podía embargar porque el New York Bank Mellon ya tenía los dólares que no los mandaba el Tesoro argentino (juricamente el deudor emisor de la deuda) sino el BCRA (que juricamente no era deudor). Le habíamos vuelto a “encontrar la vuelta”.
La historia luego fue conocida. Thomas Griesa no embargó al New York Bank Mellon, pero ordenó congelar los fondos hasta determinar si había alguna trampa. El entonces ministro Axel Kicillof tenía que seguir pagando como un pavote los bonos “performance”, pero los bonistas no recibían su plata. “Es un limbo” se quejaba el ahora gobernador. No era default, pero en la práctica sí lo era y el país se quedó sin crédito, un problema que todavía estamos sufriendo.
Algunos abogados argentinos con matrícula en Estados Unidos me comentaron una vez que Lavagna-Nielsen tenían herramientas en la Ley de Quiebras de ese país para evitar los juicios de los fondos buitre. Esa ley tiene un capítulo especial para deudas soberanas, que usaron en sus reestructuraciones la ciudad de Detroit y la provincia de Mendoza (Bono Aconcagua) con anterioridad al 2005, con sumo éxito. Era conocido las objeciones de Lavagna al entonces gobernador Julio Cobos que había decidido resolver el problema de la deuda de su provincia sin seguir los pasos de la Nación. Mendoza y Detroit habían logrado evitar los juicios de los fondos buitre a pesar de no contar con las cláusulas de acción colectiva que existen hoy en todos los bonos soberanos. Pero le “buscamos la vuelta”. La quisimos hacer a nuestra manera. Zafamos por algunos años y al tiempo tuvimos que pagar todo por los juicios perdidos.
Algún día vamos a tener que darnos cuenta que “buscándole la vuelta” no hemos llegado a ningún lado.